En un encuentro con pastores evangélicos en São Paulo, el miércoles (19), el ex presidente Lula (PT) presentó una carta dirigida al electorado evangélico donde reafirma su compromiso con la libertad religiosa.

El candidato petista estuvo acompañado por Marina Silva (REDE), el pastor Henrique Vieira (PSOL) y Benedita da Silva (PT), que forman parte del sector evangélico y serán importantes aliados de Lula en el Congreso Nacional en caso de victoria al cargo ejecutivo.

La actividad también tenía el objetivo estratégico de combatir las fake news que se difundían dentro de las iglesias –propagadas por adeptos a Jair Bolsonaro (PL)–, como que Lula estaría a favor de la legalización del aborto, la adopción de baños unisex en las escuelas y especialmente el cierre de las iglesias.

Un segmento tradicionalmente más conservador que representa algo más de un cuarto de los brasileros, los evangélicos son una de las principales bases electorales de Bolsonaro. En el último sondeo de Datafolha divulgado el viernes 14, el actual mandatario oscilaba entre el 62% y el 65%, y el ex presidente se situaba en el 31% entre los evangélicos.

Sin mencionar el nombre de Bolsonaro, el documento [de Lula] critica el uso político de la fe. Lula también defendió que el pueblo participe en la política y que los líderes religiosos no se aprovechen de las iglesias para ello. «El intento de hacer un uso político de la fe para dividir a los brasileros no ayuda a nadie, ni al Estado ni a las iglesias, porque aleja a las personas del mensaje del Evangelio», dijo Lula.

«Esta carta es poco frente al compromiso que tengo con la verdad en este país, frente a lo que podemos hacer por los niños, los trabajadores, los pensionistas, en la lucha contra el racismo. He dicho que se preparen, que va a haber muchos cambios en este país», dijo Lula en el acto en el que se leyó la carta en el Hotel Intercontinental.

«Todo el mundo sabe que nunca hubo ningún riesgo para el funcionamiento de las iglesias mientras yo fui presidente», destaca un extracto de la carta. «No hay ninguna razón para creer que ahora sería diferente. Puedo asegurarles, por tanto, que mi gobierno no adoptará ninguna actitud que atente contra la libertad de culto y de predica o que cree obstáculos al libre funcionamiento de las iglesias», añade el documento.

Texto completo de la carta de Lula a los evangélicos

«Amigos míos y amigas mías, en esta recta final de la segunda vuelta [electoral], decidí escribir esta Carta Pública al Pueblo Evangélico.

La gran mayoría de los brasileros que vivieron los ocho años en que fui Presidente de la República, saben que mantuve el más absoluto respeto por las libertades colectivas e individuales, particularmente por la libertad religiosa.

Como todos recordarán, durante mi gobierno tuvimos el honor de firmar leyes y decretos que reforzaban la plena libertad religiosa. Destaco la Reforma del Código Civil que garantiza la Libertad Religiosa en Brasil, el Decreto que creó el día dedicado a la Marcha por Jesús y también el Día Nacional de los Evangélicos. Mantengo el mismo respeto y el mismo compromiso que me motivó a apoyar esas conquistas del Pueblo Evangélico.

Y nuestro pueblo también sabe que me ocupé, con especial cariño, de los más pobres y desamparados y así, bajo la bendición de Dios, mi gobierno contribuyó a mejorar la vida de millones de familias brasileras. En este sentido, siempre pienso en el pasaje bíblico que dice: «la verdadera religión es cuidar de los huérfanos y las viudas en sus tribulaciones…» (Santiago 1:27)

Vivimos sin embargo una época en las mentiras pasaron a usarse intensamente, con el objetivo de provocar el miedo en las personas de buena fe y alejarlas, precisamente, del apoyo a una candidatura que las defiende.

Por eso sentí la necesidad de reafirmar mi compromiso con la libertad de culto y de religión en nuestro país. Todo el mundo sabe que nunca hubo ningún riesgo para el funcionamiento de las iglesias mientras yo fui presidente. ¡Al contrario! Con la prosperidad que ayudamos a construir, fue en nuestro Gobierno cuando más crecieron las Iglesias –especialmente las evangélicas–, sin ningún obstáculo e incluso pudieron enviar misioneros a otros países.

No hay ninguna razón para creer que ahora sería diferente. Puedo asegurarles, por tanto, que mi gobierno no adoptará ninguna actitud que atente contra la libertad de culto y de prédica, o que cree obstáculos al libre funcionamiento de las iglesias.

Por tanto, les envío este mensaje por respeto a la Verdad y al aprecio que le tengo a este pueblo que cree en el Verdadero Dios de la Misericordia y a sus abnegados pastores y pastoras.

Si Dios y el pueblo brasilero me permiten ser elegido, además de mantener estos derechos, estimularé cada vez más la asociación con las Iglesias en el cuidado de la vida de las personas y las familias brasileras.

Sé muy bien que en todas las regiones de Brasil hay Iglesias con hermanos y hermanas que trabajan activamente en sus comunidades en la difusión del Evangelio y en la atención al pueblo, dedicándose a aligerar las cargas espirituales y sociales de millones de personas.

Declaro mi respeto y admiración por la fe, la dedicación y el amor con que los evangélicos llevan a cabo su misión, ya sea en el área de la difusión del Evangelio o en la asistencia social, la protección de la infancia, de la juventud, las mujeres, los ancianos y los discapacitados. Del mismo modo, es bienvenida la participación de los evangélicos en las diversas formas de participación social en el gobierno como los Consejos Sectoriales y las Conferencias Públicas.

En medio de este triste escándalo del uso de la Fe con fines electorales, asumo con ustedes este compromiso: mi Gobierno nunca utilizará símbolos de su Fe con fines político partidarios, respetando las leyes y tradiciones que separan al Estado de la Iglesia, para que no haya interferencia política en la práctica de la Fe.

Esta es una enseñanza que nos da la Biblia misma: caminar por el camino de la Paz con todos. Jesús nos muestra que una casa dividida no prospera. La religión debe ser respetada y vivida según la libre elección de cada persona.

Por lo tanto, el intento de utilizar la fe políticamente para dividir a los brasileros no ayuda a nadie, ni al Estado ni a las iglesias, porque aleja a las personas del mensaje del Evangelio. Jesucristo nos enseñó libertad y paz, respeto y unidad, y eso necesitamos. Y los cristianos evangélicos han dado muestras, a lo largo de la historia, de su compromiso con la paz, siguiendo lo que Jesús enseñó: «Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios» (Mateo 22:21).

Otro compromiso que asumo: fortalecer a las familias para que nuestros jóvenes se mantengan alejados de las drogas. Queremos a nuestros jóvenes en la escuela, en la iniciación profesional, realizando actividades deportivas y culturales para que tengan más oportunidades y ejerzan la ciudadanía de forma productiva, sana y plena.

El respeto a la familia siempre fue un valor central en mi vida, que se refleja en el profundo amor que dedico a mi mujer, mis hijos y nietos, por eso entiendo el lugar central que ocupa la familia en la fe cristiana.

También entiendo que el hogar y la orientación de los padres son fundamentales en la educación de sus hijos, conrrespondiendo a la escuela apoyarlos dialogando y respetando los valores de las familias, sin injerencia del Estado.

La preocupación por las familias brasileras debe ser integral. El pueblo brasilero está en una situación desesperada y necesitaremos mucho la ayuda de las iglesias para revertir esta situación lo antes posible. De nada sirve declararse defensor de la familia y al mismo tiempo destruirla con la miseria, el desempleo y el recorte de las políticas sociales y de vivienda popular. Queremos dar a las familias prosperidad y seguridad. El hogar es la garantía de protección. Es inaceptable que millones de brasileros y brasileras no tengan un techo. Por eso retomaremos el victorioso programa Minha Casa Minha Vida (Mi casa, mi vida) con toda intensidad, para que todas las familias brasileras tengan una casa donde vivir con seguridad y dignidad.

Nuestro gobierno implementará políticas públicas coherentes para que ninguna familia brasilera enfrente al flagelo del hambre. Sobre todo, no voy a ahorrar esfuerzos para que puedan adquirir los medios necesarios y suficientes para vivir dignamente con su trabajo, sin tener que depender de la ayuda del Estado.

Nuestro proyecto de gobierno está comprometido con la vida plena en todas sus fascetas. Para mí, la vida es sagrada, obra de las manos del Creador, y mi compromiso siempre fue y será su protección. Personalmente estoy en contra del aborto y les recuerdo a todos que este no es un asunto que deba decidir el Presidente de la República, sino el Congreso Nacional.

Mis queridos hombres y mujeres, pido que reciban estas palabras como una demostración de mi sincero deseo de servir, ayudar y trabajar por el bien de nuestro país. Y tengan la seguridad de mi estima y mi compromiso con todo el pueblo cristiano de nuestro país. Reitero mi compromiso, que es el mismo que el de ustedes: paz, unidad y fraternidad entre todos los brasileros y brasileras.

Con la bendición de Dios, haremos honor a nuestra doble condición de ciudadanos y cristianos, porque no hay contradicción entre ellas cuando el propósito es servir buscando la paz y el entendimiento.

Y digo todo esto con mucho amor por nuestro querido Brasil y por el pueblo brasilero: «En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tuvieras amor unos a otros» (Juan 13,35).

¡JUNTOS POR BRASIL!

Luiz Inácio Lula da Silva

São Paulo, 19 de octubre de 2022″


Traducción de Pressenza

El artículo original se puede leer aquí