Con esta y otras consignas como ¡La violencia se aprende, la noviolencia también! se cerró el domingo 23 de octubre la campaña: Organicemos la paz y la noviolencia activa ¡Ahora! en el Parque de Estudio y Reflexión Ihuanco.
Desde que llegamos al Parque, lugar de encuentro, se podía percibir un ambiente de alegría, algarabía, de reencuentro entre quienes no veíamos desde antes de la pandemia. Sin duda aquel modo festivo, alegre, suave de compañerismo es aquel que vamos construyendo día a día con nuestras acciones y que ya anuncian el mundo que está naciendo en medio del desconcierto que produce el sistema que colapsa.
Salimos en caravana desde el Parque hacia Cerro Azul y nos concentramos en la Plaza de Armas. El plantón en la Plaza era una fiesta de la noviolencia, todas y todos ataviados con pancartas afiches, banderines, etc. invitaban a quienes circulaban o descansaban en los bancos de la plaza a conversar o a tomarse fotos de adhesión a la noviolencia. Así los transeúntes se contagiaban de las propuestas y el ambiente festivo se tomaban fotos para subir en sus redes sociales. Otros activistas entregábamos volantes a los transeúntes y conversábamos con ellos sobre la necesidad de la acción noviolenta y compartíamos la necesidad de construir en lo profundo de nuestros corazones el mundo que anhelamos.
Para todas y todos nosotros fue una gran sorpresa la apertura que hay en el medio para nuestros temas, así como darnos cuenta que mucha gente en Cerro Azul no conoce aún el Parque Estudio y Reflexión Ihuanco.
Seguidamente con una banderola al frente caminamos por las calles de Cerro Azul con dirección al balneario, coreando consignas e invitando a las personas a sumarse a esta construcción conjunta de un mundo de paz y noviolencia activa. Podíamos percibir una gran receptividad en el público. Todo este recorrido fue sumamente inspirador, nos sentimos sintonizados con el futuro abierto y muchas imágenes de lo que podríamos realizar en el futuro quedaron lanzadas. Conversamos por ejemplo sobre la necesidad del arraigo en el medio en el que se encuentra el Parque.
Seguidamente nos dirigimos en caravana hacia el Parque de Estudio y Reflexión Ihuanco donde cerramos esta maravillosa jornada con un discurso de cierre que lo dio nuestro amigo Carlos Degregori y una ceremonia de Oficio en la Sala.
Aquí comparto el discurso completo de nuestro amigo Carlos Degregori porque creo que es la muestra más evidente de lo que todas y todos los que estuvimos allí sentimos.
«Siempre el trabajo en conjunto nos ha llevado hasta aquí, de otro modo sería incomprensible mantener nuestros objetivos, nuestro quehacer voluntario en el mundo. Vivimos en un medio de gran desorientación y desconfianza como factores que restan nuestra acción.
Nuestra acción es válida, superamos inconvenientes personales y sociales, esto nos fortalece y nos da confianza, nadie nos puede decir que nuestras actividades no son importantes y útiles, somos una voz todavía débil y nuestro grito no llega a todo el mundo, el momento histórico nuestro está por llegar, porque muchos de nosotros ya vivimos día a día ese futuro deseado. Lo sagrado se revela en nosotros dejándonos grandes comprensiones y nos da la fuerza de llevar nuestra voz y convenciones a la gente que nos rodea.
Después de este encerramiento pandémico nuestras acciones crecerán, la guerra es miedo, barbarie y locura, y la discriminación y la pobreza también.
‘Este mundo está por estallar y no hay partido ni movimiento en el planeta que resuelva esta crisis’, palabras del maestro Silo en 1969.
Solo la meditación interna y el contacto con lo sagrado abrirán nuestro futuro y nos darán claridad y fuerza para llevar nuestros objetivos al mundo. Nos darán el equilibrio y la alegría de vivir y que la muerte no sea miedo y sufrimiento, sino una experiencia trascendente, no hay futuro humano sin nuestros valores y conducta coherente.
Tenemos que tomar distancia del racionalismo fanático y del materialismo que ha creado el vacío espiritual en el mundo donde solo queda el individualismo, el éxito y el dinero como dios y valor central.
Por último, gracias a esta crisis total de civilización, podemos alumbrar un futuro diferente, cambiar nuestras vidas y humanizar la tierra dejando a la violencia en la prehistoria humana, para entender para siempre que todos somos hermanos, que la vida tiene un sentido y que podemos vivir veinticuatro horas del día en presencia de lo sagrado.
¡Paz, fuerza y alegría para todos!»