“Nos encontramos las lamgen que fuimos desalojadas esta madrugada del territorio, con los niños: una bebé de un mes, un bebé de cuatro meses y una mujer embarazada. Fuimos gaseadas dentro de nuestras propias casas. Sacadas a la fuerza con nuestros bebés. Golpeadas. Ahora nos encontramos detenidas. Vamos a ser trasladadas a Bariloche”.
La voz se repliega por celulares, estados de WhatsApp y portadas de Facebook. Junto a los relatos se pueden ver fotos de militares armados con escopetas y tanquetas militares nuevas, recién compradas, listas para ser utilizadas, contra mujeres e infancias mapuche del sur del país.
¿Cuántos millones de pesos se necesita «invertir» para asesinar a un niño mapuche perdido en una montaña? ¿Cuánto tiempo tendrá que pasar antes de que podamos presenciar una escena de estas características? ¿Qué van a argumentar los verdugos? ¿Qué se escaparon dos tiros (no uno) como sucedió con Elías Garay, que el niño representaba una amenaza por las piedras que tenía en la mano y que por eso le tuvieron que ultimar de 144 disparos por la espalda (como hicieron con Rafael)? ¿Cuántos argentinos–patriotas–nacionalistas estarían dispuestos (incluso teniendo raíces mapuche en la sangre, las cuales niegan) a subir a la montaña para ser ellos mismos los encargados de matar a un niño mapuche, para luego ponerle un pie sobre la espalda, como si se tratará de un ser inferior?
Argentinos promedio, nacionalistas y patriotas, creen que una persona perteneciente a un pueblo preexistente debe ser asesinada como un ser inferior. De esto estamos hablando, eso es lo que estamos vivenciando, eso es, finalmente, el origen del «conflicto» (interno), el aval para que esto se permita, a plena luz del día, en la madrugada, sobre las últimas horas de la noche. Con el consentimiento y el apoyo de un amplio sector de la sociedad (nacionalista y patriota).
II. Epu | Dos
Invadir y desarmar el rewe de una machi
¿Te imaginas desenterrar el cajón fúnebre de una de tus abuelas, sacar los huesos del cajón, esparcirlos al aire, pisarlos y prender fuego las maderas sobre los mismos restos de tus antepasados, expresando con odio y también con cierto placer tus actos? ¿Te imaginas encontrar una vajilla de 12 mil años de antigüedad, tomarla con dos manos, partirla en el piso, patearla por tantos lugares sea posible, y construir sobre ese mismo hallazgo un shopping, un supermercado, un hostal?
Algo de ese sacrilegio existe y convive en el intento (en curso) de desarmar el rewe de la machi Betiana Colhuan, en Villa Mascardi. Algo de eso hay, pero es mucho más lejano y complejo. Aunque es lo más cercano –en términos visuales y materiales– que puedo describir de forma urgente, mientras sigue perdido un grupo de niños mapuche (5), perseguidos con ferocidad por el cuerpo de prefectura naval, la fuerza aeroportuaria, la policía federal y gendarmería nacional.
¿Te imaginas la escena? Decenas de hombres y mujeres armados con escopetas y rifles automáticos, persiguiendo por los “bosques de pinos” a un grupo de menores de edad, con la intención de fusilarlos, de reírse de ellos, de reducirlos hasta la humillación (que estén corriendo solos, escondidos en el bosque, es un acto de humillación gigante como el sol que nos alumbra, pero todavía existen muchas personas que se niegan a verlo, que no pueden verlo, que eligen no mirar).
III. Kvla | Tres
La resolución del Ministerio de Seguridad de la Nación
En el artículo 1 de una «resolución express» ejecutada por el Ministerio de Seguridad de la Nación se lee:
“Créase el COMANDO UNIFICADO DE SEGURIDAD ZONA VILLA MASCARDI, destinado a la gestión y coordinación interfuerzas de actividades preventivas del delito en la localidad de Villa Mascardi, Bariloche, Provincia de Río Negro, comando que en su rol de auxiliar de los órganos del sistema de administración de justicia y bajo la coordinación de la SECRETARÍA DE SEGURIDAD Y POLÍTICA CRIMINAL, prestará colaboración en las diligencias que pudieran llegar a disponerse judicialmente, a efectos del aseguramiento de las personas y los bienes de la localidad”.
¿De dónde salieron los millones invertidos para una nueva producción armamentista, muy similar y en paralelo a la “inversión” realizada por el Ministerio de Seguridad de Chile? ¿Cuál es el vínculo de ambas inversiones sincronizadas? ¿Y cuál es el destino de las personas mapuche comprometidas en este plan perpetrado a ambos lados de la cordillera? ¿La cárcel? ¿El estigma racial? ¿La muerte?
Cómo hace 140 años atrás, todos los organismos del Estado, en la actualidad, son creados para profundizar, en algún grado, el etnocidio en la Argentina.
La nueva política del país: lavar dinero con la excusa de combatir los focos de terrorismo que representan cinco niños mapuche perdidos en el bosque.