Definitivamente a veces el camino se nos desdibuja y avanzamos “pisando huevos”. Extraña sensación de ir transitando por un sendero poco claro y difuso.
Nos es fácil esquivar las piedras del camino. Quizá sea más interesante ir sacando aquellos obstáculos y despejar la ruta, dejándolos a un costado, para luego volver sobre ellos y hacer. El hacer nos permite avanzar descansados; disfrutando, corriendo, volando tras nuestros sueños.
“Pisar huevos”, transitar por la vida inseguro y dudoso no es una buena práctica para nuestra salud mental. Pues te limita, te quita fuerza, te entorpece, te tensa, te deprime.
Hacer, soltando la duda y la desconfianza, para reconectar con la certeza y la esperanza, sería un buen intento.
La tarea no es fácil y no porque no logres ver aquello que no le hace bien a tu vida, sino porque muchas veces no se tienen las herramientas necesarias para trabajar en esa transformación.
Una de esas herramientas es la acción coherente, esa acción significativa que te permite alinear el pensar, el sentir y el hacer en el mundo, aquella que siempre quisieras repetir porque te deja un registro interno de levedad, ayudándote a avanzar seguro, renovado y liviano.