Cuando una familia tiene un hijo con discapacidad, y empieza a crecer, éste va a la escuela, ya sea regular o especial. Pero el proceso de educación está bastante definido y el acceso a ella en general es bastante universal.
¿Cuál es la incertidumbre? Ésta comienza cuando se acerca el término de la educación y no se sabe cuál es el camino a seguir para que la formación continúe o se ingrese a un trabajo.
¿Cómo podemos definir la incertidumbre? Esta se constituye como “un sentimiento que se caracteriza por la ausencia de seguridad, de confianza o certeza de algo”. Es decir, nos preguntamos qué va a hacer ahora? Me niego a que se quede en la casa todo el día! ¿Quién se hará cargo de él? ¿Cómo puedo yo seguir trabajando si se queda en casa? Etc. Las preguntas son infinitas y las inseguridades van en aumento. Como resultado de todo lo anterior, la incertidumbre y el miedo a lo desconocido.
Por otro lado, tenemos que el trabajo es un derecho para todas las personas. Pero, ¿por qué a pesar de la legislación, hay un grupo importante de personas con discapacidad (PcD) que aún no tienen empleo a pesar de tener competencias para ello? ¿Es que hay algunas personas que tienen menos derechos que otras? No!!! El problema es que la incertidumbre no solo está en el que desea encontrar empleo sino que también está en el que ofrece el trabajo. Estas dudas e inseguridades fomentan la aparición de los prejuicios al momento de contratar a una persona con discapacidad.
Los prejuicios, son juicios u opiniones, generalmente equivocadas, sin mala intención, que se generan por el desconocimiento que tiene la persona, en este caso, de la discapacidad y el potencial laboral que puede tener ésta.
Entonces, el camino se vuelve cuesta arriba. La PcD quiere encontrar un trabajo y el que ofrece el empleo, tiene temor a lo desconocido y además actúa de acuerdo a lo que le han contado pero no de acuerdo a su experiencia.
Todo esto se traduce en que aún se detecta un alto incumplimiento a la legislación que obliga a la empresa a cumplir con una cuota del 1% de PcD contratadas en su empresa. Algunas de las razones son las siguientes:
– Escasa formación educacional de las PcD
o 1 de cada 2 PcD termina 8° básico
o 1 de cada 10 PcD termina la educación media
o 1 de cada 20 PcD ingresa a la educación superior, pero sólo el 1% la termina
– Ausencia de accesibilidad universal, especialmente en las áreas productivas
– Bajo grado de cumplimiento de la ley de inclusión
– Desconocimiento del proceso de intermediación laboral de las PcD
– Falta de conocimiento de temas vinculados a la contratación de PcD
– RRHH con temor a desempeñar un nuevo rol, lo que lo lleva a salir del estado de confort que hasta el momento ha desarrollado en su trabajo y debe aprender nuevos procesos
Para resolver y eliminar el estado de incertidumbre, es absolutamente necesario formarse. Debemos aprender para hacer procesos de inclusión exentos de prejuicios y temores, y normalizar la discapacidad, que no es más que la pérdida de una funcionalidad, y por tanto, toda persona que ingrese a nuestra empresa puede ser un factor de estímulo y de mejora tanto en el ambiente laboral como en los niveles productivos.
¿Y cómo lo hacemos? Hay organizaciones que imparten cursos cortos justamente para ello, permiten instruirse para avanzar y disminuir o erradicar la incertidumbre y los prejuicios que lo acompañan y, de esa forma, hacer de la empresa, una con carácter inclusivo, que ofrezca lo que se requiere. Una de estas organizaciones es, por ejemplo, Fundación Tacal. Al superar los prejuicios, los puestos de trabajo serán de acuerdo a las competencias de cada trabajador, tenga o no una discapacidad.