Quizás no fue el mejor discurso, porque los temas que abordó fueron limitados, pero es el que hizo saltar las lágrimas a muchos.
Todo este discurso fue muy emotivo, valiente y hermoso. Desde luego, por el amor a su patria que demuestra «Es de las tres más bellas del mundo, afirmó»,
Y defendió apasionadamente la selva amazónica:
“Allí hay una explosión de vida. Miles de especies multicolores en los mares, en los cielos, en las tierras. Vengo de la tierra de las mariposas amarillas y de la magia. Allí en las montañas y valles de todos los verdes, no sólo bajan las aguas abundantes, bajan también los torrentes de la sangre. Vengo de un país de belleza ensangrentada. Mi país no solo es bello, allí también hay violencia”.
En esas selvas se emana oxígeno planetario y se absorbe el CO2 atmosférico, explicó.
“Una de esas plantas que absorbe el CO2, entre millones de especies, es una de las más perseguidas de la tierra. A como dé lugar, se busca su destrucción: es una planta amazónica, es la planta de la coca, planta sagrada de los Incas. Y para destruir la planta de coca arrojan venenos, glifosfato en masa que corre por las aguas, detienen a sus cultivadores y los encarcelan.”
Agregó que la hoja de coca, al igual que siempre han dicho los bolivianos, es el único producto que pueden vender honestamente los indígenas y porque ellos mismos lo usan sin peligro para soportar la altura o el agotamiento del trabajo.
Gustavo Petro fue notable por su valentía al atacar a todos los países desarrollados que están contaminando el mundo y provocando la desaparición de la especie humana (y de todas o casi todas las especies vivientes, agrego yo); también por su amor a la vida, su afán de luchar por ella y salvar al mundo entero, porque o nos salvamos todos o nos extinguimos todos, y por su violencia, por tener el coraje de decirles a los países desarrollados que ellos tienen la culpa del fin de mundo que se acerca.
Calificó de fracaso la guerra contra las drogas y la lucha contra el cambio climático. Su discurso tuvo numerosas críticas a EE UU por las invasiones a otros países, la dependencia mundial del petróleo y los estragos del capitalismo especulador.
“El desastre climático matará centenares de millones de personas y oigan bien, no lo produce el planeta, lo produce el capital”, dijo.
Consideró que la política de EE UU ha provocado un genocidio en América Latina. Y otra de las cosas más impresionantes que dijo, fue calificar a la democracia llamada Occidental, la norteamericana en especial, como una sociedad triste, de gentes solitarias que se refugian en las drogas para anestesiarse.
¿Qué es más venenoso para el ser humano: la coca o el carbón o el petróleo?
Dijo: “Ven en la exuberancia de la selva, en su vitalidad, lo lujurioso, lo pecaminoso; el origen culpable de la tristeza de sus sociedades, imbuidas en la profunda compulsión ilimitada de tener, de tener y de consumir”.
Hace mucho tiempo que no se había escuchado un discurso tan fuerte y tan valiente en las Naciones Unidas.
Pero en la forma y en la manera de decir, el discurso de Petro produjo mucha emoción porque fue también el discurso de un poeta. Un poeta que fue guerrillero en su juventud para defender la democracia. Porque ya sabemos que muchos guerrilleros eran poetas y que muchos poetas se hicieron guerrilleros, también en Chile.
Fue el de Gustavo Petro un discurso plagado de dolor, de violencia y de esperanzas. Ninguno de los asistentes quedó indiferente, todos se sintieron tremendamente impactados.
Quizás sea él el nuevo Salvador Allende que estábamos esperando, o el nuevo Bolívar que pueda salvar a América Latina y al mundo.
Es imposible trasmitir la emoción de este discurso. Por eso les dejo aquí el video por si quieren escuchar directamente sus palabras.