Sultana Jaya, 558 días en la oscuridad. Este es el título de un cartel para anunciar que la activista y presidenta de la Liga Saharaui de Defensa de los Derechos Humanos estará en Euskadi en el marco de unas actividades, para contar su experiencia personal bajo asedio de las fuerzas del régimen marroquí, y para visibilizar la realidad de muchas mujeres y activistas en los territorios ocupados del Sahara Occidental, que viven una represión brutal silenciada por los medios de comunicación.
Como se pudo ver a partir de los directos que la activista emitía desde su domicilio, a través de un teléfono móvil, el 12 de mayo de 2021, varios agentes de seguridad marroquíes enmascarados allanaron la casa de la defensora de derechos humanos Sultana Jaya y agredieron sexualmente a ella y a su hermana. Era la segunda vez que allanan su casa. El 10 de mayo de 2021, varios agentes de seguridad marroquíes vestidos de civil asaltaron la casa de Sultana en Bojador y la agredieron físicamente. Los agentes de seguridad también detuvieron a tres defensores saharauis de derechos humanos que se alojaban en casa de Sultana para apoyarla ante el asedio que sufría. Desde entonces sus días y noches se hicieron oscuridad, violencia, hostigamiento sexual y terror.
¿Quién es la defensora de derecho humanos, Sultana Jaya?¿ Quién es esta activista saharaui con la que se ha ensañado la ocupación marroquí en Bojador?
Sultana Jaya nació en la ciudad saharaui de Bojador, en la costa norte del Sáhara Occidental, y allí es donde vive junto a su familia. Como saharaui está comprometida en la lucha de su pueblo por recuperar su territorio y poner fin a la ocupación ilegal que ejerce Marruecos sobre el territorio desde 1975 .
La pesadilla de Sultana comienza cuando Marruecos rompe el alto el fuego en Guerguerat, al sur del Sáhara Occidental, el 13 de noviembre de 2020 y Sultana decide volver para estar con su familia tras haber estado en España para sus revisiones médicas. En 2007 Sultana estudiaba francés en Marrakech y durante una manifestación en apoyo a otros compañeros saharauis reprimidos por las autoridades marroquíes, dos policías le propinaron un golpe en el ojo derecho, de tal modo que terminó perdiéndolo. Por ello, Sultana viaja asiduamente a Barcelona y a Alicante para hacerse reconocimientos medios por su prótesis ocular. A su regreso la policía marroquí la somete a un estricto control de camino a su casa, la asedia y le prohíbe salir a la calle. Allí comienza su calvario y el de su familia.
558 días en la oscuridad bajo asedio y en resistencia
A pesar de los constantes problemas con la comunicación con el exterior, ya que le confiscan los móviles durante los allanamientos nocturnos, cuando Sultana y su hermana Luaara consiguen terminales y tarjetas nuevas, las autoridades marroquíes bloquean la comunicación y les cortan el suministro de red eléctrica para que no envíen ni fotos ni audios para denunciar lo que les está ocurriendo.
En infinidad de ocasiones Sultana, rota de cansancio, denunciaba que los policías marroquíes golpean las ventanas y las puertas de su casa de madrugada para no dejarlas descansar. Tanto ella como su madre y hermana saben que estas prácticas de tortura la utilizan las autoridades marroquíes desde hace décadas para socavar la moral de sus víctimas, pero ellas siempre se han resistido a decaer y sucumbir al terror y a la oscuridad de la ocupación.
Durante los 558 días de asedio a la única persona a la permitían salir de casa para comprar comida es a su anciana madre de 84 años, que tampoco se libró de los golpes y el trato vejatorio que les propinaban los policías apostados las 24 horas del día frente a su domicilio.
A Sultana le cuesta describir las torturas que sufre ella y el resto de mujeres saharauis, activistas, periodistas y defensoras de derechos humanos. En nuestras retinas quedan grabadas las lágrimas y el rostro hinchado a golpes de Sultana aquella madrugada del 8 de noviembre, cuando un grupo de hombres encapuchados entraron en la vivienda colándose por el tejado de su casa, las golpearon a ella y a las mujeres de su familia. A Sultana le inocularon un líquido en el muslo derecho. Piensa que puede ser algún tipo de veneno o cualquier sustancia que provoque una reacción dañina en su cuerpo, porque desde entonces sufre mareos, náuseas y apnea.
La situación de Sultana Jaya es la misma que sufren y están sufriendo muchas familias saharauis en los territorios ocupados, especialmente las mujeres, las otras Sultanas que son diariamente amenazadas de muerte por defender sus derechos y por exigir el fin de una ocupación ilegal de un territorio pendiente de descolonización.
Sultana estará en Euskadi para contarnos cómo el régimen de ocupación marroquí está utilizando la violencia sexual contra las mujeres saharauis para castigarlas tanto por sus opiniones políticas como para obligarlas a guardar silencio, para no denunciar ni luchar. Para someterlas a la más absoluta oscuridad.
El testimonio de Sultana Jaya está avalado por el equipo de apoyo legal internacional a la familia Jaya, integrado por juristas procedentes de distintos países. En julio de 2021 presentaron una petición al Grupo de Trabajo sobre Detención Arbitraria de la ONU denunciando el arresto domiciliario de la familia Jaya. Y más recientemente, en noviembre, registraron un llamamiento urgente a los Relatores Especiales de la ONU sobre Tortura, Defensores de Derechos Humanos y Violencia contra las Mujeres. En este último, adjuntaron todo tipo de pruebas fehacientes que documentan las agresiones, torturas y violaciones que han sufrido en el último año. Sus testimonios también los recoge una investigación e incidencia ante las violaciones de derechos humanos en el Sáhara Occidental que visibiliza la situación específica de las mujeres saharauis. Una investigación sobre las violaciones de derechos humanos de las mujeres cometidas por Marruecos en el Sáhara Occidental ocupado, entre 1975 y 2021, es decir, desde el inicio de la ocupación civil y militar del territorio saharaui. La investigación ha sido realizada de forma colaborativa por un equipo de mujeres saharauis defensoras de los derechos humanos, que han constituido el Espacio de la Mujer Saharaui en el Territorio Ocupado (EMSTO) y el Instituto Hegoa, y ha contado con el apoyo de Euskal Fondoa. Una realidad en la que las mujeres saharauis hablan de sus vivencias, bajo una brutal represión, para “Que todo Salga a La Luz”, para que su Resistencia y su lucha no caiga en el olvido. La presencia de Sultana visibiliza el sufrimiento de las otras Sultanas, las que siguen bajo asedio, bajo ocupación marroquí en los territorios del Sahara Occidental. Las Sultanas que no debemos olvidar porque aún siguen en la oscuridad de la ocupación de su territorio. Las otras Sultanas que luchan incansablemente por la libertad y el respeto a los Derechos Humanos.