Se ha contado mucho la historia aquella de la patada a la cultura que una Ministra de Cultura, Esperanza Aguirre, soltó a modo de coz, cuando, hablando en un programa radiofónico, cultural, claro, sobre Saramago, ella creía que se estaba hablando de una mujer a la que se refirió como Sara Mago, y así siguió tratando la cosa hasta que algún avisado próximo le susurró la metida de pata… Luego se ha dicho que eso no ocurrió así como se cuenta, pero, sea como fuere, la tal dama dio, a lo largo de su dilatada carrera política, sobrados extremos de ignorancia, y no precisamente precoz.
Por eso es mejor contarlos, y cantarlas, cuando suceden estos casos y cosas, mientras aún se puedan demostrar y recordar, y para vergüenza pública de nuestros hombres públicos – y mujeres públicas – que, por cierto, nos representan a todos los españoles… Aún recuerdo aquél ilustrado toma y daca entre Ribera e Iglesias que mantuvieron sobre Kant… El segundo quiso presumirle al primero de su saber sobre el filósofo, y el primero se zafó diciéndole que “Kant era un referente”, para, al final, escapársele que no lo había leído. Así que, sacando el otro cresta y buche, le recomendó que leyese “Ética de la razón pura”, cuando el título real y correcto es “Crítica de la razón pura”, como todo el mundo sabe… o debe saber. Y éstos eran los listos de la clase.
Y es que nuestra clase política es asaz ignorante, pero, porque lo saben y reconocen, su complejo los lanza a demostrar su cultura, sin, al menos, obviarla si le viene la empanada de sopetón, o prepararse antes si sabe de lo que tienen que hablar o de quién tienen que hablar, o a quién van a citar. Es lo menos que se espera de este personal… Aquí tenemos, por ejemplo, a un Núñez Feijóo hablando de Picasso como si fuera catalán, cuando Pablo Picasso todo el mundo lo reconoce como malagueño universal. O confundió a Picasso con Dalí, o es que a él no lo saquen de sus muñeiras, que patina. Pero observen ustedes que, estando los colegas de la oposición a la que salta a fin de liarla parda, en estos gazapos culturales, mientras en las redes se descojonan, entre ellos se impone el más letal y casto silencio. Y eso es porque todos saben que tienen un déficit cultural que los hace callar, y que más les vale mirar para otro lado y silbar como aquél Kurt Savoy, ¿se acuerdan ustedes ?..
Nuestro mismo presidente Supersánchez, hace unos añicos quiso dárselas de esteta cultureta, y en uno de sus viajes, soltó: “desde Soria, cuna de Machado…”, que es, además, un poeta icono de las izquierdas cultivadas, cuando Antonio Machado en realidad nació en Sevilla, como también, estoy seguro, ustedes saben… Sin embargo, el hablar por el “ser” y no por el “saber”, porque lo que importa es la apariencia y no la sapiencia, es algo muy arriesgado en este país.
Lo último (o quizá ya penúltimo) es lo del alcalde de Madrid, José Luís Martínez Almeida, luciéndose como un pavo real: “esta noche cerramos la edición de Veranos de la Villa 2022 con la actuación de Carmina Burana en el mejor escenario posible que es el único parque urbano del mundo declarado Patrimonio Mundial: El Retiro…”. La traca última, si bien que falsa, pues esa declaración de parque público la ostentan otros más en el mundo, aquí mismo, en España, el Parque Güell, de Barcelona, se le podría perdonar por presuntuoso iletrado, pero confundir la famosa cantata de Carl Orloff y sus archiconocidos coros, con una cantante de carne, hueso y pelo, telita de verano… Dicen que cuando le advirtieron el error puso fingida cara de horror, pero todo eso se lo lleva el viento del tiempo, creo que dijo… Si bien este último lapsus tuvo su “antesde” en el Consejero de Cultura y de Comunicación de la Xunta gallega, Jesús Pérez Varela, al que, tras éste avisar a la prensa previamente para que lo sacaran en la cola de taquilla del evento patrocinado oficialmente por su Consejería, y hacerse el debido autoselfie, proclamó, urbi et orbe, desde la misma cuna de Santiago, que “…el de Carmina Burana, que es una de las mejores cantantes de este país, con la Orquesta Sinfónica de Galicia”.
Y es que, como ya habrán observado ustedes, casi todos los ignorantes culturales estos están colocados en puestos precisamente culturales… Concejales, Consejeros, o Ministros – también en femenino, claro – de una Cultura a la que habría de borrarle la inicial mayúscula para dejarla en la “ce” minúscula, de calderilla, que es lo que en verdad corresponde. Demostrado queda. Eso quiere decir que los bien pagados puestos oficiales y políticos otorgados por los partidos son en función de sus intereses, no por su preparación, conocimiento y aptitud para el cargo. El puesto es un premio, no un merecimiento. Y que Cultura es quizá la asignatura-maría de nuestros gobiernos, donde cualquier percebe inculto puede coger un ministerio, una consejería o una concejalía, a poco más de saber leer y escribir, y sin apenas ilustración básica ni elemental del tema.
Naturalmente, luego está la segunda parte, que es la peor y más triste de todas: que la gente apenas si se da cuenta de estas barbaridades, porque en materia cultural es lodo del mismo barro. Es el pez que se muerde la cola. Cretinos que eligen a otros cretinos que paren sistemas educativos para fabricar más cretinos de los que alimentarse. Cretinos que vayan a las urnas a elegir cretinos que entronicen la más pura y dura ignorancia, y la cultura se tire por el inodoro… Yo les suplico su perdón por verter tan dura opinión sobre tal particular. Perdón, otra vez. Pero, en serio, la verdad, pensando con un poquico de lógica y una pizca de sentido común, ¿de dónde se puede sacar lo que no hay?.. Como decía el maestro Belmonte: “lo que no pué zer, no pué zer, y lo demáh eh imposible”… ¿O no fue Belmonte?.. Disculpen mi incultura en el arte de Cuchares.