En estas elecciones, la población brasilera tiene un total de 12 candidatos a la Presidencia de la República. Aquí, en Pressenza, escribí recientemente al respecto, destacando cuán desigual es este proceso de disputa y cuánto esta asimetría da visibilidad a aquellas candidaturas que cuentan con más recursos económicos. Ahora, sin embargo, quiero hablar sobre qué temas necesitan ser abordados con urgencia en nuestro país y cómo estos temas no han sido mencionados por estas candidaturas más visibles.
No es nuevo que la pobreza afecta a una parte considerable de la población brasilera, condenando a millones de personas a la exclusión. Esta pobreza, contrariamente a lo que muchos y muchas argumentan, no proviene de la falta de esfuerzo personal, de la pereza o de la comodidad, sino que es el resultado de una sociedad basada en la concentración de la riqueza en unas pocas manos. Casi el 30% de toda la riqueza de Brasil está en manos del 1% de la población.
Hoy, en Brasil, las fortunas se canalizan al mercado financiero para generar aún más riqueza (para unos pocos y pocas) sin necesidad de crear puestos de trabajo, lo que ha favorecido en gran medida la escasez de empleos e ingresos dignos para una parte considerable. de la población trabajadora. Si bien este no es un fenómeno exclusivamente brasilero, en países como el nuestro esta práctica se ha acentuado y generado un deterioro aún mayor en las condiciones de vida de la población trabajadora, incluyendo a sectores empobrecidos de la clase media que pierden su trabajo y difícilmente consiguen otro en condiciones similares o mejores.
La elite apuesta al empobrecimiento de la mayoría
La acumulación de riqueza en el sector financiero impulsada por los bancos, es una aberración. Y ningún gobierno ha sido capaz de detener esta práctica. Por lo contrario. El Banco Santander, de origen español, por ejemplo, con el beneficio generado en Brasil consigue generar casi el 30% de todo su beneficio global. Solo en la primera mitad de este año, el mencionado banco obtuvo más de R$ 8 mil millones en ganancias. Sin embargo, según el Sindicato de Trabajadores Bancarios, en el segundo trimestre de este año el banco eliminó 684 puestos de trabajo. Y los bancos nacionales como Itaú y Bradesco no se quedan atrás. Cada año, sus balances arrojan ganancias exorbitantes, mientras que la mayoría de la población activa (incluidos los empleados bancarios) ve disminuir considerablemente su poder adquisitivo y en consecuencia, su calidad de vida.
En la lista de las 10 mayores fortunas del país según la revista Forbes, siete provienen del sistema financiero. Incluso con toda esta concentración, con todo el empobrecimiento de la clase obrera, los banqueros, así como los empresarios del campo, la industria de los más variados sectores y los grandes comerciantes exigen del Estado brasilero la eliminación de los derechos de la clase obrera (del sector privado y del público). Las reformas de la Seguridad Social y del Trabajo fueron dos grandes ejemplos. Es decir, aunque cada año lucren más, estos sectores no dan tregua y quieren acorralar y empobrecer aún más a la mayoría de la población.
Por si fuera poco, la Propuesta de Enmienda Constitucional que congeló por 20 años recursos en áreas estratégicas como salud, educación, ciencia y tecnología, entre otras (la PEC de la Muerte), condenó a millones de personas a una escasez aún mayor de servicios públicos porque, para quienes concentran en sus manos la riqueza del país, el Estado no puede invertir los recursos públicos para satisfacer las necesidades de la clase trabajadora. Además de pagar salarios terribles, brindar jornadas extenuantes, esta gente quiere que la población pague la salud, “¡y el que no pueda pagar, que se muera!”, como muchos, muchos, que lamentablemente mueren todos los días en este país.
La campaña electoral está en marcha, pero ¿qué programa de gobierno presenta soluciones estructurales a estos problemas? ¿Cuál de los candidatos que aparecen en las horas electorales transmitidas por radio y televisión exponen estos problemas y presentan propuestas para solucionarlos para que la población brasilera realmente comience a tener una vida mejor?
Hoy, el debate visible para el electorado nacional gira en torno a la ayuda de 600 reales. Es cierto que para millones de personas esta ayuda es muy bienvenida. Sin embargo, no resuelve los problemas crónicos que afectan a estas mismas personas. Como dice el dicho popular: “Pan para hoy, hambre para mañana”. Por lo tanto, el tema debe abordarse de manera estructural, de lo contrario, en las próximas elecciones, estaremos en el mismo lugar.
Redireccionar la estructura política y económica
Todavía no he visto en radio y televisión a ningún candidato diciendo, con todas las letras, que no privatizará las empresas públicas estratégicas (las pocas que quedan), ni que trabajará para revertir las reformas del Trabajo y de la Seguridad Social, que condenaron millones de personas a la miseria. Tampoco he visto ni escuchado a ningún candidato decir que trabajará para garantizar servicios públicos de calidad en los sectores de la educación, la salud, el transporte, el ocio, la cultura deportiva para la población en general, no con palabras vacías sino con propuestas concretas, incluso especificando de dónde vendrán los recursos.
Hoy en Brasil, muchas mujeres adultas y jóvenes (sobre todo negras) dejan de estudiar porque las universidades y las escuelas públicas no tienen guarderías para dejar a sus hijos e hijas. Muchos trabajadores dejan desprotegidos a sus hijos para poder ganarse el pan de cada día, debido a que no cuentan con espacios adecuados para dejarlos mientras trabajan. En los programas gubernamentales que aparecen en la propaganda electoral de radio y televisión no vi una propuesta concreta en ese sentido.
De hecho, las elecciones en Brasil han sido disputadas durante mucho tiempo considerando nombres y proyectos gubernamentales. Desafortunadamente, esto solo ha causado pérdidas considerables a la mayoría de la sociedad. Con cada elección, los problemas se agudizan y las soluciones se alejan cada vez más, porque la población votante teme perder algunas “migajas”, que no constituirán cambios estructurales.
¿Y por qué no salen en radio y televisión las candidaturas que presentan propuestas para solucionar estos problemas? Esta es una pregunta sobre la que debemos reflexionar. La invisibilidad de las propuestas que buscan resolver problemas crónicos y graves como el hambre, pretende precisamente evitar despertar a nuestro pueblo sobre la necesidad de elegir candidaturas que realmente rompan este ciclo que vivimos desde hace siglos en Brasil.
Es necesario discutir y resolver la concentración de la riqueza en Brasil. Este es el punto principal para transformar la realidad de millones de personas en este país. Las élites gobernantes, ya sean del capital financiero, industrial, comercial y del campo, quieren que mantengamos todo como está, incluso precarizando aún más las condiciones de vida de la clase trabajadora.
Las grandes fortunas del campo, que representa el 27,4% de toda la riqueza producida en Brasil, movió el año pasado (2021) más de 100 mil millones de dólares. En el sector industrial, por ejemplo, A Vale mineradora, que destruyó la vida de muchas familias en el país, tiene una ganancia neta récord de más de 120 mil millones en 2021, lo que representa un aumento del 354% en comparación con el resultado de 2020.
Por tanto, estas mismas élites presentan distintas candidaturas, pero con los mismos proyectos, apostando siempre al mantenimiento de las desigualdades. Son 12 proyectos de gobierno, 10 de los cuales son iguales, con diferentes “envoltorios”. Y al invisibilizar las voces que se atreven a presentar ideas diferentes, estas élites hacen imposible que el pueblo brasilero advierta que es posible reconducir la estructura política y económica de nuestro país, a través de acciones que inviertan esa lógica de acumulación y concentración de riqueza en pocas manos, el tipo de proyecto que necesitamos conocer y abrazar.