Imagen:Raquel P.
“Iskhode”, la obra de Rebecca Belmore (1960 Upsala, Canadá) para la Bienal del Whitney Museum en New York no deja indiferente ante ninguna mirada.
”Iskhode”, en anishinaabemowin, idioma canadiense nativo de la autora, significa fuego.
La figura escultórica, una crítica al genocidio histórico y a la violencia desproporcional frente a los indígenas, se yergue al paso del visitante, en un ambiente oscuro, rodeada de otras obras, iluminada de modo tenebroso, confiriendo un clima de temor, de oscuridad.
Un saco de dormir, plegado sobre sí mismo y embadurnado de barro representa una figura humana escondida en la misma forma del ropaje y la capucha. El suelo sobre el que se apoya es un pedestal plano de miles de casquillos de bala dorados. Según la artista, una barrera protectora.
El conjunto confiere una estética sólida donde la figura plantada sobre el torbellino de balas, se arropa, se esconde, se yergue, se muestra y comunica su existencia al espectador. Una comunicación donde la violencia y el vacío se aúnan en un cuerpo.
Para algunos podría reflejar la figura de la muerte, desde su representación oscura provocada por la misma violencia. La escultura puede recorrerse alrededor de sí misma, casi como un axis mundi donde los elementos compositivos conducen a reflexionar sobre la condición humana, sobre la destrucción.
Una obra de arte es una síntesis de un concepto, de un sentimiento y si cala en el espectador esta permanece en su memoria permitiendo una reflexión sobre la misma que se va desvelando con el tiempo y que más responde a la experiencia del espectador que a la del autor. Así construimos dobles significados entre el emisor y el receptor.
La autora, reflexiona sobre la misma del siguiente modo: “Somos hacedores, que destruimos y volvemos a hacer. De alguna manera, la obra lleva un vacío. Pero al mismo tiempo, debido a que es una figura erguida, espero que el trabajo contenga algunos aspectos positivos de esta idea de que debemos tratar de lidiar con la violencia. Todo lo que usamos para hacer nuestra vida es de la tierra, no importa lo lejos que esté su linaje”.
A mi memoria vino la representación de la figura femenina que aparece en el texto de la narración de Silo “La repetición”*. Una suerte de relato que pone sobre la mesa los fracasos del ser humano, su constante repetición y encrucijada. El final del relato permite imaginar una salida de la misma a través de la dirección intencional que permite la construcción de la propia vida.
Belmore, artista que trabaja con arte performativo, esculturas, fotografía y vídeo, se define como mujer, aborigen de Norte América y ciudadana del mundo. Su trabajo siempre ha visualizado situaciones diversas de violencia que atentan contra la dignidad humana, la defensa de la tierra, el cambio climático, el acceso al agua, la inmigración, la identidad y la constante violencia contra los pueblos indígenas. Sus respuestas muestran lo trágico a través de una respuesta poética donde la belleza del objeto artístico sea un equilibrio entre ambas actitudes.
Su trayectoria artística puede verse en su web o a través de las numerosas entradas que muestran los buscadores. (https://www.rebeccabelmore.com/)
*(http://www.silo.net/system/documents/48/original/Exper_es.rtf).