Fue mucha la cercanía con Silo y los humanistas del último Presidente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, quien murió hoy en Moscú a los 92 años tras una grave y prolongada enfermedad, según informaron los medios estatales rusos. Mantuvo con ellos un diálogo abierto y constante durante los años en que estuvo en el poder, reuniones, encuentros y menciones explícitas en su libro «Humanismo y Nuevo Pensamiento» de 1997, donde Gorbachov señala:
«Las coincidencias en la historia no son algo frecuente, pero se las encuentra. En algunos casos como resultado de la casualidad, en otros como un reflejo de legitimidad. La coincidencia a la cual nos referimos aquí no solamente es legítima, sino en cierto modo también notable.
Se trata de que, aproximadamente en un mismo tiempo, alrededor de los años 80, surgieron dos tendencias del pensamiento y la práctica, se podría decir, dos fenómenos filosófico-políticos: el Movimiento Humanista y el Nuevo Pensamiento.»
En sus escritos el Presidente de la Unión Soviética destaca esta extraordinaria convergencia y termina diciendo que «inspirándonos en las ideas del Humanismo y del Nuevo Pensamiento, podemos, creo, mirar hacia el futuro con optimismo».
Su gobierno quedó asociado a los términos de Perestroika y Glasnost (reforma y apertura), una reforma que transformó la política y economía de su país. No solamente fue el último Presidente de la Unión Soviética, ya que durante su período se produjo la caída del muro de Berlín y el desmembramiento del conglomerado soviético, sino que además se terminó con la Guerra Fría y dio inicio al desarme proporcional entre las grandes potencias, para poder asegurar la paz. Muchos fueron de hecho los esfuerzos de este notable Presidente por contribuir a la distensión mundial.
Tras la caída de la URSS, su postura con el entonces presidente de Rusia, Borís Yeltsin, fue especialmente crítica. Gorbachov dedicó sus primeros años en la era postsoviética a cuestionar duramente las reformas llevadas a cabo por el nuevo mandatario ruso, especialmente cuando buscó incrementar sus propios poderes y legitimar al neo-liberalismo.
Ganador del Premio Nobel de la Paz, concurrió al Summit de fines del 2009 sostenido en la ciudad alemana de Berlín, donde junto a Mairead Corrigan Maguire, Lech Walesa, F.W. De Klerk, Muhammad Yunus y varios más, escuchó a Silo quien en su alocusión señaló: «En cuanto a la preocupación por el tema de la violencia, llevamos un notable retraso. Quiero decir que no está instalado todavía a nivel general y global la defensa de la vida humana y de los más elementales derechos humanos. Aún se hace apología de la violencia cuando se trata de argumentar la defensa e incluso la «defensa preventiva» contra posibles agresiones. Y no parece experimentarse horror por la destrucción masiva de poblaciones indefensas. Únicamente cuando la violencia nos roza en nuestra vida civil a través de hechos delictivos de sangre nos alarmamos, pero no dejamos de glorificar los malos ejemplos que envenenan a nuestras sociedades y a los niños ya desde la más tierna infancia.
Es claro que aún no está instalada la idea ni la sensibilidad capaz de provocar un repudio profundo y un asco moral que nos aleje de las monstruosidades de la violencia en sus diferentes rangos.
Por nuestra parte, haremos todos los esfuerzos necesarios para instalar en el medio social la vigencia de los temas de la Paz y la No Violencia y es claro que el tiempo llegará, para que se susciten reacciones individuales y también masivas. Ese será el momento de un cambio radical en nuestro mundo.»
Probablemente fue ese el campo en el que convergieron mayormente estas dos tendencias, en los esfuerzos sostenidos por el desarme, la paz y la conciencia no violenta.