Esta semana varios hechos de violencia denotan el estado en que se encuentra nuestra sociedad.
El empresario de supermercados de Osorno Pedro Pool, llama públicamente a matar un convencional. Este personaje ultraderechista, fascista, aparece amenazando para después del Plebiscito del 4 de septiembre organizar grupos armados para salir a matar gente, en el escenario de que gane el Apruebo.
Se suma a la coyuntura, el caso horrible de un niño baleado en la cabeza, cuando dormía, porque su casa fue acribillada por pandilleros narcos, generando terror en la población.
Y en el sur, Llaitul líder de la CAM, sostiene como aclaración, que sus acciones son exclusivamente de sabotaje contra la infraestructura e insumos de las empresas forestales, negando toda otra imputación. Estas acciones, de todos modos, resultan suficientes para que el Ejecutivo, con la venia del Congreso, sostenga el estado de excepción por cuarta quincena consecutiva, y no se ve cómo esta situación pueda cambiar.
Las mayorías no escuchadas en este país estamos por la paz, y por la construcción de salidas políticas y no de enfrentamientos armados. La gente entiende que es preciso renegar de toda
forma de violencia que se justifique como medio para resolver conflictos usando más violencia.
Desde este punto de vista, el sabotaje y la respuesta de militarización, en este momento de intentos por dotarnos de un nuevo marco constitucional, no son un aporte sino todo lo contrario.
Estos elementos de connotación violenta responden a un modelo instalado en el actual sistema como forma de resolver sus contradicciones y conflictos.
Llama la atención, cómo la élite política no tiene todo esto en consideración, siendo sus acciones sólo el reflejo de sus formas de imponer el poder antes que el respeto hacia el ser humano.
Lo válido hoy, a pesar de las dificultades y la crisis, es empujar el carro más allá, sosteniendo una visión de futuro, sin desentenderse de que la disyuntiva en estas situaciones siempre va a ser entre los que creen en la violencia y los que no.
Resulta imperativo resolverse por desactivar la propia violencia interna, y lo mismo para todos los bandos en pugna, como forma de resolver los conflictos; validando los liderazgos que
verdaderamente actúen con argumentos y por la no violencia, viabilizando de este modo un buen futuro para nuestra sociedad.
Partido Humanista en formación
Redacción colaborativa entre Claudio Ojeda, Juan Luis Ortiz, Iván Barrera y Sylvia Hidalgo. Comisión política.