En el día 12 del paro nacional en Ecuador, el presidente Lasso se dirigió al país en una cadena nacional de radio y televisión a las 4 de la tarde. Mientras toda la atención estaba en el breve discurso presidencial que era leído con una parsimonia que no daba espacio a emoción alguna, las fuerzas policiales arremetían contra las personas que se encontraban al interior de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.
En el discurso destacó que la policía y las fuerzas armadas basadas en todos los recursos legales que la ley les faculta actuarían con el uso progresivo de la fuerza para restablecer el orden y enfrentar a «los vándalos y criminales». Ninguno de los reclamos planteados por las organizaciones indígenas: CONAIE, FEINE, FENOCIN y FEI, que además cuentan con el respaldo de amplios sectores (estudiantes y docentes de universidades, trabajadores/as de la salud, frentes y colectivos antimineros y de defensa del agua, colectivos feministas y disidencias, sectores populares y sindicales) fueron mencionados durante su intervención.
Horas más tarde, equipos de médicos y rescatistas formaron un escudo humano para trasladar a un lugar seguro a más de 90 personas que resultaron heridas en esa arremetida policial en las inmediaciones de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.
Al momento, el recinto de la Universidad Central del Ecuador, en donde se encontraban ubicados otros miembros de organizaciones indígenas que llegaron desde sus comunidades para apoyar el paro, fue atacado con gases lacrimógenos por la policía nacional, sin tener en cuenta que al interior se encuentran mujeres y niños pequeños.
Nuevamente el autodenominado «gobierno del encuentro» provoca todo lo contrario; al mismo tiempo, evade las razones de fondo para actuar en favor de la paz con un importante número de ecuatorianos que reclaman con todo el derecho que exista justicia social en el país. Finalmente, la acción policial desmedida e injustificada promovida por el gobierno, deja un mal sabor en buena parte de la población.