El número de niños afectados por crisis y que requieren ayuda urgente en materia educativa aumenta de manera alarmante y pasó de 75 millones en 2016 a 222 millones en la actualidad, alertó este martes 21 el fondo de las Naciones Unidas para la educación en situaciones de emergencia.
Gordon Brown, enviado especial de la ONU para la educación mundial, dijo que “ahora debemos tomar medidas responsables para los 222 millones de niños, niñas y adolescentes en emergencias y crisis prolongadas”.
“El mundo cuenta con los recursos económicos para asegurar que cada niño reciba una educación de calidad. Los gobiernos, el sector privado y las fundaciones pueden y deben desbloquear esos recursos”, agregó Brown.
Según un nuevo informe del fondo La Educación No Puede Esperar (ECW, en inglés), 78,2 millones de niños no están escolarizados y 120 millones sí van a clases pero no tienen los niveles mínimos de competencia en matemáticas o lectura.
Más aún, solo 10 % de los que cursan la educación primaria o secundaria alcanzan los estándares de competencia.
Según el estudio, 84 % de los niños sin escolarizar por motivos de crisis vive en países como Afganistán, la República Democrática del Congo, Etiopía, Malí, Nigeria, Pakistán, Somalia, Sudán, Sudán del Sur o Yemen, donde hay guerras y otros factores que alejan o impiden que los pequeños acudan a la escuela.
En Ucrania, se estima que en pocos meses el conflicto ha afectado a 5,7 millones de menores en edad escolar.
Los recursos para responder a esta realidad acuciante son insuficientes y la pandemia covid-19 ha ensanchado el déficit, por lo que ECW y sus socios presentaron en esta ciudad suiza su campaña para movilizar recursos.
La iniciativa, “222 millones de sueños”, busca recaudar fondos de los donantes, el sector privado y otros actores, para ampliar sus operaciones, que ya ofrecen educación de calidad a más de cinco millones de niños en más de 40 países afectados por crisis.
En América Latina y el Caribe el programa atiende a niños y niñas en Brasil, Colombia, Ecuador, Haití, Perú y Venezuela.
Yasmine Sherif, directora del programa La Educación No Puede Esperar, destacó que a los niños cuyas vivencias están basadas en guerras y desplazamientos forzados “este es nuestro momento de empoderarles para convertir sus sueños en realidad: sueñan con convertirse en su propio potencial en lugar de ser víctimas”.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas es un compromiso de los líderes mundiales para garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y de promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos, recordaron los responsables del programa.
Su análisis considera que la pandemia y otros factores revirtieron dos décadas de avances en la esfera educativa, y según la ONU muchos de los países menos adelantados tienen una infraestructura escolar básica deficiente.
Solo 54 % de los centros de enseñanza en esos países, como promedio, disponen de acceso a agua potable, apenas 33 % cuenta con un suministro eléctrico fiable y únicamente 40 % cuenta con instalaciones para lavarse las manos.
El secretario general de la ONU, António Guterres, convocó para el próximo septiembre una Cumbre sobre la Transformación de la Educación, con el propósito de impulsar acciones políticas y solidaridad para transformar la educación y recuperar el terreno perdido durante los últimos años de pandemia y conflictos.