Las comunicadoras y comunicadores comunitarios nos manifestamos recordando al país que el derecho a la libertad de expresión es de suma importancia en toda sociedad democrática. Este derecho humano se encuentra recogido en uno de los instrumentos internacionales más importantes a nivel mundial, como lo es la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 1948.

Por tanto, le recordamos al país que la comunicación comunitaria es imperante en estos momentos de protesta social, pues, la libertad de los individuos para debatir y criticar abiertamente las políticas y las instituciones, los protege contra las violaciones a los derechos humanos. La apertura de los medios de difusión no solo promueve las libertades civiles y políticas, sino que a menudo contribuye a los derechos económicos, sociales y culturales.

Nosotros, como Medios Comunitarios, hacemos un llamado al Gobierno ecuatoriano, a su presidente el Sr. Guillermo Lasso, a Francisco Jiménez, Ministro de Gobierno, al Ministro del Interior, Patricio Carrillo, y a la sociedad civil a respetar y cumplir “el derecho a la libertad de expresión que exige que los Estados no sólo se abstengan de realizar acciones que impiden el ejercicio del derecho, sino además que adopten medidas para garantizar su ejercicio en condiciones de igualdad y no discriminación”. Consecuentemente con ello, enfatizamos “que los medios de comunicación comunitarios desempeñan una función esencial no sólo en el proceso de inclusión social, sino como mecanismos para fomentar la cultura e historia, y para el desarrollo y educación de las distintas comunidades”.

Finalmente, recordamos que la Constitución de la República del Ecuador, en su Art. 66, reconoce y garantiza a las personas, entre otros, el derecho a opinar y expresar su pensamiento libremente y en todas sus formas y manifestaciones, tal como lo prescribe el numeral 6 del mencionado artículo. Y por ello hacemos un llamado a que se comprenda que la libertad de expresión se aplica no solo a la “información” o a las “ideas” que son ampliamente aceptadas, sino también a las que ofenden, conmocionan o molestan al Estado o a cualquier otro sector de la población. Esas son las exigencias del pluralismo, la tolerancia y la amplitud de pensamiento, sin las cuales la sociedad democrática no existiría.

Suscriben,

Javier Jaramillo                                                                Jorge Guachamín

Presidente                                                                       Secretario Ejecutivo

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