Mi última huella
quedará en la arena
entre montañas
entre colinas que se miran
en una tarde soleada
de verano,
cuando el viento
mueve los árboles
y los pájaros miran la sombra.
Dejaré un verso
unas letras
como recuerdo
de un canto
que viaja hacia un lugar de acampada
como el caminante de las nubes.
Me iré solo
con las manos vacías
con el corazón saciado
envuelto de soledad
sin ninguna prisa
lleno de paciencia
con una sonrisa
como última huella
de una tarde soleada.