Ciudad de México, 3 de mayo
Por Rhita Harim y Orville Pletschette
Cuando nos dirigíamos a un taller organizado por el Grupo Polisario para la Liberación del Pueblo Saharaui en el Palacio de Minera, nos dimos cuenta de la actividad prevista se había trasladado a la tarde. Sin embargo, por el rabillo del ojo vemos que se instalaba un quiosco en el que la bandera de la República Árabe Saharaui Democrática nos cautivó al instante.
Por ello, decidimos ir a entrevistarnos directamente con el que resultó ser El Mami Amar Salem, activista saharaui de los derechos humanos, que en pocos minutos nos tranquilizó directamente y nos explicó las reivindicaciones de su pueblo. Alternando entre el español y el árabe, nos sorprendió enseguida la exposición de fotos mostrando las torturas a las víctimas saharauis y la brutalidad del Estado marroquí. Pero también nos sorprendió el humanismo fraternal que se nos presentó para buscar una solución a este conflicto, insistiendo en la idea de que los saharauis no tenían ninguna animosidad contra sus «hermanos marroquíes», sólo contra el régimen monárquico que está en el poder.
Luego nos trasladamos a la plaza de Santo Domingo, donde conocimos a varios artesanos y agricultores locales. Al fondo estaba la carpa palestina, donde conocimos a un activista palestino de la asociación Addammer, en apoyo de los presos políticos y los derechos humanos en Palestina. Nos explicó el sufrimiento de su pueblo frente al régimen de apartheid de Israel, y la necesidad de apoyar todas las formas de resistencia, incluida la campaña BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones).
Finalmente, más tarde, en la Plaza de Santo Domingo, nos reunimos con activistas y maestros zapatistas alrededor de una mesa común, donde simplemente intercambiamos de dónde venimos, cuáles eran nuestros respectivos orígenes y luchas, y qué nos reunió aquí en el FSM.
Así que las reuniones informales del FSM son probablemente las más enriquecedoras.