En estos momentos, quince millones de personas sufren por la escasez de agua y se teme alcance a 20 millones en breve. Las organizaciones humanitarias siguen pidiendo que se aumente la ayuda para la región.
La sequía en el Cuerno de África, la peor de los últimos 40 años, ya ha afectado a más de 15 millones de personas en Etiopía, Somalia y Kenya.
La escasez de agua se produce después de cuatro temporadas de lluvias fallidas consecutivas, y se teme que la cifra pueda aumentar hasta los 20 millones si las actuales lluvias, inferiores a la media, vuelven fallar.
El coordinador del socorro de emergencia de la ONU, Martin Griffiths, advirtió sobre el impacto que ha tenido la sequía en la seguridad alimentaria de los habitantes de la región y la necesidad de una respuesta inmediata.
El funcionario estuvo en la región la semana pasada en una misión de dos días a Kenya para crear conciencia sobre esta emergencia provocada por el clima, que ocurre en un momento en que la atención mundial se centra en numerosas crisis.
El mes pasado, liberó 12 millones de dólares del Fondo Central de Respuesta a Emergencias de la ONU (CERF) para responder a esta emergencia, al mismo tiempo que se asignaron otros 17 millones del Fondo Humanitario de Etiopía.
Familias en la miseria
Martin Griffiths estuvo en el remoto condado de Turkana, en el norte de Kenya, el jueves para mostrar su solidaridad con las comunidades locales y subrayar la necesidad de más fondos y ayuda alimentaria.
La ONU y sus socios solicitan 480 millones de dólares para apoyar la respuesta humanitaria en el Cuerno de África hasta octubre.
“La atención del mundo está en otra parte, y eso lo sabemos”, expresó. “Pero la miseria del mundo no se ha ido de Turkana. Las lluvias no han llegado a Turkana”.
Griffiths habló con las familias de Lomoputh a las que no les queda nada. Sus animales han muerto y no tienen recursos para generar ingresos.
Opciones imposibles
Aunque los niños a veces pueden recibir alimentos en la escuela, a menudo la única comida que hacen, necesitan caminar seis kilómetros para conseguir agua y además tienen que cargarla ellos mismos.
Así que las madres se ven obligadas a tomar «decisiones imposibles», dijo antes de explicar:
“Algunos tienen hijos que están en edad de ir a la escuela secundaria. Sin embargo, para pagar la matrícula del colegio en esta zona hay que vender ganado. Para ello, las familias tienen que vender una cabra… Pero no hay más cabras. Ya no hay ganado. Se ha ido.»
Desnutrición y migración
Unos 3,5 millones de personas en Kenya padecen inseguridad alimentaria grave y las tasas de desnutrición aguda en algunas áreas superan el doble del umbral de emergencia, según la oficina de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), que encabeza Griffiths.
En los tres países, aproximadamente 5,7 millones de niños están gravemente desnutridos. Además, más de tres millones de cabezas de ganado, de las que dependen las familias de pastores para su sustento y supervivencia, han muerto.
Griffiths concluyó su misión a Kenya el viernes y se reunió virtualmente con personas en la región somalí de Etiopía.
La severa sequía está afectando a más de ocho millones de personas en todo el país. Más de 7,2 millones necesitan ayuda alimentaria y unos cuatro millones necesitan asistencia de agua.
Al menos 286.000 personas han migrado en busca de agua, pastos o asistencia, pero otros, a menudo ancianos o enfermos, se han quedado atrás.
En una publicación de Twitter, Griffiths instó a la comunidad internacional a no ignorar la crisis que se intensifica rápidamente en el Cuerno de África.
«Necesitamos una acción urgente para ayudar a estas comunidades a sobrevivir ahora, y una mayor inversión en su capacidad para resistir impactos futuros», escribió. Y agregó que «necesitamos asegurarles un futuro».