Del 25 al 28 de Mayo se desarrolló la Cumbre Humanitaria Extraordinaria de la Unión Africana y la Conferencia de Promesas de Contribución en Malabo, Guinea Ecuatorial.

En esta Cumbre la deliberación giró alrededor de los esfuerzos de los líderes africanos para abordar los actuales desafíos humanitarios a los que se enfrenta África, que se ven exacerbados por las repercusiones socioeconómicas de la pandemia del COVID-19 y las catástrofes en todo el continente.

El objetivo central es intentar identificar soluciones duraderas para hacer frente a los problemas suscitados, especialmente en lo que respecta a la financiación de la ayuda humanitaria y a contribuir a la recuperación, la paz y el desarrollo tras los conflictos.

Las áreas temáticas en los que se dividió el debate fueron cinco: Cambio climático, catástrofes y desplazamientos forzados en África; Desafíos de la seguridad alimentaria y la nutrición en contextos de emergencia humanitaria; Desafíos sanitarios en el espacio humanitario en África; Reconstrucción post-conflicto para los refugiados y desplazados internos y finalmente, cómo revitalizar la movilización de recursos y la financiación de la acción humanitaria en África

La nota conceptual del cónclave precisa que las necesidades humanitarias en África están impulsadas por las catástrofes climáticas que se han vuelto cada vez más recurrentes, como también el aumento de las actividades terroristas, los conflictos, la inestabilidad política y las pandemias sanitarias. Todo esto ha revertido los progresos del desarrollo en varios sectores, como la salud, la educación, la seguridad alimentaria y los medios de vida de la población.

Aproximadamente 115 millones de personas necesitan asistencia humanitaria en África, de ellas, 75 millones son casos vulnerables. Esto incluye más de 35 millones de desplazados, entre los cuales se encuentran 6,9 millones de refugiados, 24 millones de desplazados internos, 2,7 millones de personas desprovistas de protección nacional (apátridas), 500.000 solicitantes de asilo y más de 1,5 millones de retornados no asentados.  Tan solo en 2020 se produjeron más de 4,3 millones de nuevos desplazamientos.

La región sufre crisis prolongadas que no muestran signos de remitir. En el Cuerno de África, las catástrofes relacionadas con el clima, debidas a la falta de lluvias consecutivas y a los conflictos, han dejado más de dos millones de personas necesitadas de asistencia urgente. En el sur de África, las tormentas tropicales en Malawi, Mozambique, Sudáfrica y Zimbabue también han provocado necesidades humanitarias sin precedentes. En Madagascar, la inseguridad alimentaria aguda y los ciclones han afectado a más de 1,3 millones de personas.

La sequía y la hambruna, así como el extremismo violento en la región de África Occidental y Central han provocado que más de 32,7 millones de personas requieran de ayuda humanitaria.

Por otra parte, el aumento de las catástrofes relacionadas con el clima exige que África aumente su financiación de adaptación al clima. A nivel mundial, quince países están clasificados como los más vulnerables y menos preparados para adaptarse al cambio climático. De ellos, doce son de África. Estos países recibieron en 2019 menos del seis por ciento de la financiación para la adaptación, lo que indica los ominosos déficits en la materia.

Al mismo tiempo la inseguridad alimentaria ha alcanzado niveles críticos, los hogares tienen grandes carencias de consumo de alimentos que se reflejan en desnutrición aguda muy alta y exceso de mortalidad, lo que lleva a emplear estrategias de subsistencia de emergencia y la liquidación de activos.

Aunque se está avanzando en el aumento de la vacunación contra el virus Covid-19 en África, se necesitan más recursos para reconstruir las economías y los planes de desarrollo que se vieron afectados por la pandemia. Estos incluyen el sector de la educación, el empleo y el sector sanitario. Las personas marginadas se vieron desproporcionadamente afectadas, y es necesario dirigir las inversiones hacia ellas.

Por todo ello, la Cumbre apuntó no solo a aumentar la visibilidad de los retos humanitarios en África sino a incrementar el apoyo y la puesta en marcha de la Agencia Humanitaria Africana, como así también a captar compromisos de aporte de recursos a nivel nacional, regional, continental e internacional y al aumento y diversificación de las asociaciones con donantes tradicionales y no tradicionales, para que la acción humanitaria en África sea más amplia, oportuna, eficiente y receptiva.

Más allá de las urgencias inmediatas, este difícil presente, si no es enérgicamente abordado con solidaridad, reparación del expolio colonial sufrido y políticas públicas direccionadas a la transformación del sistema de inequidad reinante, augura la prolongación y profundización del sufrimiento de las poblaciones africanas.

 

Fotografías: Cumbre Humanitaria Extraordinaria de la Unión Africana