Manuel Letzkus Palavecino y David Álvarez Maldonado*

Desde el año 2019 la sociedad chilena se ha centrado en cómo lograr una convivencia pacífica entre sus habitantes, debido a la escalada violenta de conflictos. Los especialistas señalan que las causas de este malestar son multivariables. Sin embargo, no se presenta el mismo consenso en la definición de qué permitirá la paz. Los modelos de sociedad alternativos son excluyentes, y la misma definición de justicia es diferente según el grupo social.
Lo que se puede considerar como justo depende de una definición contingente. El intelectual francés Foucault planteaba que la justicia está basada en grupos con mayor poder, capaces de
utilizarla como una herramienta, poniendo en un rol secundario a las ciencias jurídicas y la ética.
La evidencia de esta situación la podemos observar, por ejemplo, en las declaraciones de dirigentes sobre asuntos conflictivos: El presidente Boric comentó que calificaba como maltrato
animal al rodeo en el mundo rural; esta declaración fue recibida con malestar por parte de la Federación de Rodeos, quienes calificaron de injusta la declaración.
El dilema sobre si el rodeo es maltrato animal o ejercicio justo de tradiciones culturales, presenta formas de justicia excluyentes, utilizadas para defender la tradición del rodeo o para prohibirla.
También, se observa esta situación en conflictos más críticos como los hechos sucedidos en la zona sur del país, en que grupos mapuches han realizado declaraciones de guerra contra el Estado chileno, demandando recuperaciones de tierras ancestrales, que por tradición cultural les pertenecen, utilizando el método de la vía armada para cumplir con su objetivo. Las pretensiones de respeto a la tradición ancestral mapuche entran en contradicción con la justicia del Estado chileno, y los intereses de grupos involucrados en este conflicto.
Estas situaciones de conflicto, permiten evidenciar el precario diálogo existente entre los diferentes sectores sociales, sobre qué significa una sociedad justa y en paz, siendo los mismos
procesos de comunicación democrática un desafío pendiente para el país en su conjunto.

 

* Académicos del Departamento de Gestión Organizacional UTEM