En Australia hubo un “gran triunfo verde”: el electorado desplazó con su voto al primer ministro en funciones y, con ello, puso fin a casi una década de gobierno conservador. ¿El tema principal? El cambio climático.
El sábado 21 de mayo, el electorado australiano eligió a Anthony Albanese del Partido Laborista de centro-izquierda como su nuevo primer ministro. Scott Morrison, el candidato de la derecha que se había desempeñado como primer ministro desde 2018 y era favorable al uso del carbón fue, así, desplazado.
El Partido Laborista ganó la mayoría de los escaños en el Parlamento y el electorado respaldó por abrumadora mayoría a quienes presionan para que se tomen medidas de acción climática más contundentes.
“En Australia hemos pasado por las condiciones climáticas más catastróficas desde las últimas elecciones”, afirma Tim Flannery, científico y activista australiano experto en cambio climático, en referencia a la ola de incendios, inundaciones y sequías alimentadas por el cambio climático que hubo durante el Gobierno de derecha de Morrison, favorable al uso del carbón. “El cambio climático ha sido el tema más importante de esta última elección”, en parte “debido al impacto catastrófico que hemos visto en Australia desde las elecciones anteriores, hace apenas tres años”, dice Flannery.