Afganistán, tras la salida de las tropas estadounidenses y la toma del poder del Talibán, avanza con las relaciones internacionales. Al menos con aquellos países que no le siguen la guerra por otros medios al país de Oriente Medio.
El ministro de Refugiados y Repatriación de Afganistán, Khalil Rahman Haqqani se reunió ayer con funcionarios de la embajada iraní en Kabul y con funcionarios que viajaron especialmente para programar acuerdos y acciones conjuntas para mejorar la situación de los refugiados afganos que llegaron a Irán. Sobre todo desde agosto del año pasado, la situación legal es muy limitada. Primero por la premura en salir del territorio de miles de personas y segundo por las dificultades de las nuevas autoridades para darle continuidad a las políticas estatales de control de fronteras y de movimiento de personas.
«Como se anunció anteriormente, una delegación del Ministerio de Refugiados del Gobierno de Afganistán se dirigirá a Teherán para seguir el proceso de resolución de los problemas de los refugiados afganos para que las instalaciones administrativas para resolver estos problemas puedan diseñarse e implementarse conjuntamente», consignó Seyed Hassan Mortazavi, embajador adjunto de Irán en Kabul tras el encuentro con el ministro afgano.
Ambos países están recomponiendo sus relaciones comerciales, que les permitirá salir de la encerrona de las múltiples sanciones que sufren tanto de organismos internacionales, como de los países occidentales.
En ese sentido, en una conferencia de prensa ofrecida en el día de hoy en Kabul, el propio Haqqani le pidió a la comunidad internacional la liberación de los activos afganos en el extranjero y que se mantenga la ayuda humanitaria.
Durante la conferencia de prensa para la firma de memorandos y acuerdos entre la Comisión de Servicios Civiles y Reforma de la Administración Independiente y otros ministerios, el ministro Haqqani convocó a los dirigentes políticos, empresarios e intelectuales afganos refugiados en el extranjero que vuelvan al país para poder conformar una mesa de diálogo para la resolución de los problemas nacionales.
“Son afganos y nuestros hermanos, cuando hubo una guerra aquí, fue con un gobierno y una invasión. Deberían venir y unirse a los afganos y luego podemos sentarnos en una mesa» fueron sus palabras. Resta por ver la credibilidad generada en la clase política, teniendo en cuenta las facciones en disputa dentro del gobierno talibán.
De hecho, un reciente informe de Naciones Unidas continúa señalando que funcionan en Afganistán campos de entrenamiento de Al Qaeda en el subcontinente indio (AQIS) con combatientes de Bangladesh, India, Myanmar y Pakistán. El informe de la ONU deja claro que si bien Al Qaeda «disfruta de una mayor libertad bajo el nuevo régimen afgano», es «poco probable que monte o dirija ataques fuera de Afganistán durante el próximo año o dos, debido tanto a la falta de capacidad como a la moderación de los talibanes».
Con información de Teherán Times, Indian Express, Prensa Latina y la Agencia de Noticias Mehr.