POEMA
He aquí la huella del alma
la cicatriz de la vida
el inmenso vacío
la profundidad de un pozo
cerca de aquel oasis
donde las palmeras
buscan el agua,
los lagartos
corren hacia la tierra húmeda
los dromedarios beben de las fuentes.
Es el calor del Sahara
la ardiente arena
la sombra de una acacia
bajo el espejismo de la tarde,
todo flota y se mueve
en medio de la quietud.
Encontrarme aquí
buscarme en el horizonte
siempre hacia el oeste
entre las oquedades
que esculpe el viento
cerca del mar
donde el sol se inclina
y la luna brilla.