Naciones Unidas llamó a «hacer las paces con la naturaleza» y transformar los sistemas económicos para la sostenibilidad ambiental. El dirigente diaguita Mario Quinteros cuestiona los discursos políticamente correctos y apunta a los responsables de la crisis climática: élites económicas, gobiernos y un modelo político-económico que solo prioriza el dinero.
Por Mario Quinteros*
El 22 de abril se conmemora nuevamente el Día Internacional de la Tierra. El portal de Naciones Unidas (ONU) lo refleja señalando la necesidad de “hacer las paces con la naturaleza”. Cita un informe científico que alerta sobre el cambio climático, menciona “logros en materia de desarrollo” y destaca la preocupación por el futuro. Paradójico, la propuesta proviene del mismo «pensamiento racional» de occidente que, durante siglos, nos llamó a enfrentarnos a la naturaleza con un objetivo principal: la apropiación de la Madre Tierra para obtener rentabilidad.
La ONU plantea la quimera de transformar los sistema económicos para que apunten hacia la sostenibilidad. “Todo el mundo tiene un papel que desempeñar para conseguir que los conocimientos, la inventiva, la tecnología y la cooperación de los seres humanos pasen de estar al servicio de la transformación de la naturaleza a servir a la transformación de la relación de la humanidad con la naturaleza.”, afirma la ONU. Se dirige a “todo el mundo” y, de esta manera, evita señalar a los responsables de la “guerra con la naturaleza” (si lo definimos por oposición el título del informe).
El mismo pensamiento que se caracterizó por explicar mediante razones «objetivas» la marcha de la humanidad (vista desde su lógica), hoy engloba la necesidad de hacer las paces con la naturaleza implicándonos a todas y todos por igual. Pasa por alto que quién inició la guerra contra la naturaleza es ese mismo pensamiento, esa epistemología que desarrolló una filosofía, una idea del hombre y de la mujer como productos de la creación divina enfrentados a la naturaleza y no como parte de ella. Hubo una sencilla razón: justificar la apropiación de la Madre Tierra para su usufructo. Por lo cual es entendible que la ONU no indague en las causas de la crisis climática, pues estaría socavando los intereses que la rigen, el de las burguesías detrás de los Estados que comandan la ONU. Por ello, y no por otro motivo, su propuesta se desliza en el voluntarismo de lo políticamente correcto.
Las causas de la pandemia y el respeto a la Madre Tierra
La ONU parece olvidar que la pandemia exhibió cómo los sectores dominantes conducen la guerra contra la naturaleza. Las causas apuntan al exacerbado desarrollo de la acumulación, a la producción de alimentos a gran escala y concentrada en pocas manos, consecuencias de la lógica económica. El Covid puso en evidencia las consecuencias del avance de la sociedad capitalista, que marcha hacia el colapso, y donde la élite económica mundial tiene enorme responsabilidad.
“Para los multimillonarios el futuro de la tecnología consiste en su capacidad de huida. El objetivo es trascender la condición humana y protegerse del cambio climático, los grandes flujos migratorios y las pandemias globales”, señala un análisis periodístico. Un ejemplo es el multimillonario Jeff Bezos, que busca desarrollar una compañía de cohetes para colonizar el espacio.
Es decir, lejos de pensar en amigarse con la naturaleza las élites mundiales ya piensan en abandonar el planeta cada vez más deteriorado en muchos aspectos, desde el ecológico hasta el político —con su creciente derechización del discurso político a nivel mundial, discursos de odio, racistas, sexistas, xenófobos—.
Desde otra lógica y sentir, desde los Pueblos Indígenas y aquellas diversidades y pluralidades no debemos solo ceñirnos a las efemérides que nos dicta la élite mundial a través de sus organizaciones sino que a partir de ella debemos seguir construyendo un mundo en el que quepan muchos mundos, en donde la pluralidad sea la moneda corriente y donde se practique el respeto a la diversidad, tanto en el ámbito de lo humano como en el de la Madre Tierra. Eso ocurrirá si decididamente enfrentamos a este capitalismo-extractivismo-eurocentrismo que incluso con el discurso de «cuidar la tierra» busca huir de ella en razón del deterioro al que la sometió.
*Mario Quinteros es integrante de la Comunidad de Amaicha del Valle (Tucumán).