El Gobierno de Etiopía anunció el jueves 24 la declaración de una «tregua humanitaria indefinida» en el conflicto de la región de Tigray con el objeto de permitir la llegada de ayuda a una zona devastada por el hambre y la necesidad.
Por su parte, el gobierno regional de Tigray respondió positivamente, comprometiendose a hacer «todo lo posible para que este cese de hostilidades sea un éxito», e instando además al mismo tiempo a las autoridades a tomar medidas concretas para facilitar el acceso humanitario sin restricciones a Tigray, informa el portal Addis Standard.
Sin embargo, varios días después el gobierno federal acusó al Frente para Liberación del Pueblo de Tigray de bloquear el paso a los camiones que llevaban ayuda.
Según informaciones de Amnistía Internacional, más de 5,2 millones de personas necesitan ayuda alimentaria en Tigray, pero los efectivos de ayuda sólo han podido llegar a 784.000 personas desde mayo de 2021. El cierre del gobierno etíope de las comunicaciones telefónicas y por Internet y de los servicios bancarios, así como las restricciones a las entregas de efectivo a Tigray y la escasez de combustible han paralizado las operaciones de ayuda humanitaria. La ONU, por su parte, cifra en un número cercano a los 9 millones a los necesitados de auxilio.
El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus expresó en su cuenta de Twitter que el «cerco a Tigray de más de 500 días en uno de los más largos en la historia moderna».
La vicesecretaria de las Naciones Unidas, Amina Mohamed, quien viajó en Febrero a Amhara, una de las regiones del norte afectadas por el conflicto, comprobó, según reseña una nota del portal informativo de la ONU, cómo hospitales, mercados, escuelas y granjas han sido destruidos por el conflicto en los últimos 15 meses.
El conflicto armado se inicio en Noviembre de 2020, cuando el ejército etíope lanzó un ataque contra bases del Frente de Liberación del Pueblo de Tigray, en la región norte del país.
Si bien el gobierno federal alegó un ataque previo del FLPT contra instalaciones militares, el origen de la guerra se encuentra en las desavenencias políticas entre el gobierno regional y el gobierno encabezado por Abiy Ahmed Alí.
Las buenas relaciones entre éste y el gobierno de Eritrea, que contribuyeron a la firma de un acuerdo de paz y amistad entre las dos naciones en 2018 tampoco son vistas con buenos ojos por el gobierno regional de la zona enclavada entre ambos países.
El presidente etíope fue galardonado en 2019 con el Nobel de la Paz por los esfuerzos que llevaron al acuerdo. Sin embargo, analistas señalan que el giro político tomado por éste con la fundación del Partido Prosperidad y la expulsión de miembros del FLPT de la anterior coalición multiétnica del gobierno, han agudizado las tensiones y hecho aflorar confrontaciones de carácter identitario y político, amenazando incluso con la secesión de la región septentrional.
Además de la guerra, los habitantes de la zona sufren una intensa sequía, provocando el desplazamiento de cientos de miles de refugiados en una región ya asolada por las guerras intestinas en Somalía y Sudán.
Si bien numerosas voces, entre ellas las del Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, llamaron al diálogo entre las partes, el Estado etíope rechazó cualquier intento de mediación como una vulneración del principio de no injerencia en asuntos internos.
Las esperanzas de éxito para la pacificación radican en los esfuerzos que realiza la Unión Africana, que exhortó en su última reunión a los líderes de todas las partes a que pongan fin a sus ofensivas militares.
En un comunicado dado a conocer anteriormente, el Alto Representante del Presidente de la Comisión de la Unidad Africana para el Cuerno de África H.E. Olusegun Obasanjo High señaló: «Soy optimista en cuanto a la posibilidad de encontrar un terreno común para la resolución pacífica del conflicto. Los interlocutores con los que me he entrevistado de todas las partes han manifestado su deseo de paz, seguridad y estabilidad en Etiopía. El principal punto de diferencia entre los actores está en los medios con los que pretenden alcanzar este objetivo esencial.»
«La guerra representa un fracaso de la política. Por tanto, el diálogo sigue siendo la única vía fiable y sostenible hacia la paz. No existe una solución militar al conflicto y la victoria en el campo de batalla no puede garantizar la estabilidad política en Etiopía», puntualizó.