En el diccionario de la RAE la búsqueda de la palabra “sororidad” arroja dos resultados: 1. Amistad o afecto entre mujeres. 2. Relación de solidaridad entre las mujeres, especialmente en la lucha por su empoderamiento.
Bueno… las definiciones no están mal, pero resultan insuficientes. Después de todo, no es función de un diccionario expresar climas, modos de sentir, rebeliones, experiencias compartidas por más de la mitad de la humanidad en todo el ancho mundo, a lo largo de toda su larga historia.
¿Cómo expresar el apoyo, las miradas comprensivas, la complicidad, los momentos de indignación, el grito contenido, la rabia, la impotencia, y al mismo tiempo la determinación, la ternura, el amparo, la fuerza, la sonrisa?
El diccionario, no puede. ¿Un poema? ¡Ah! ¡Un poema podría…!
El poema que compartimos hoy expresa mucho de eso, lo condensa, lo alegoriza muy bien. Seguramente por esa razón mujeres de muchas partes distintas, de lugares tan alejados entre sí como Sudáfrica y México, España y Nairobi, o la India y Perú, tuvieron ganas y entusiasmo para grabar una partecita y hacer con otras cuantas desconocidas una sinfonía común. Bonito, ¿no?
Esta vez participamos de la “orquesta” más de 80 mujeres y 4 varones solidarios. Grabamos el poema en 10 idiomas desde 22 países. Combinamos horarios incompatibles. Usamos celulares y computadoras de variada generación, con buenas y malas conexiones, a veces viajando a un pueblo próximo para lograr mejor señal. Repetimos, regrabamos y corregimos, pero es seguro que más de un “algo” se nos escapó.
No hicimos una producción de calidad publicitaria, pero pusimos lo mejor que podíamos poner y salió lo que salió: un poema, un pequeño video en varias lenguas, y un montón de relaciones nuevas, de posibilidades abiertas al futuro. Por eso, aunque no falte quien observe que alguna “desafinó” o que la luz tendría que haber sido otra, quien escuche la orquesta completa, quien aleje un poquito la mirada para ver todo el mosaico, verá que la melodía termina sonando muy bien, que los colores componen una armonía, que luces y sombras se compensan… en definitiva: que somos la hermosa diversidad que somos.
Esa es al menos mi opinión, porque al momento de escribir estas líneas, muchas amigas no vieron todavía el resultado final. Ojalá que al verlo las satisfaga, que refuerce la sororidad que ya tenemos, que despierte una de esas sonrisas de comprensión que despiertan los sentimientos profundos cuando son compartidos, cuando volvemos a sentir –como dice el poema– que somos una y también somos todas.
Sigamos tejiendo, viejas y nuevas amigas. Donde quiera que estén, gracias por seguir interpretando juntas, siempre, este poema común.