NOTA DEL TRADUCTOR: Este artículo encontrado en nuestro medio asociado The Conversation tiene ya 2 años, pero da un buen contexto sobre el «confederalismo democrático», que considero es un extraordinario ejercicio democrático del pueblo kurdo en Siria. James Galvin, autor del original, dio su consentimiento para publicarlo en Pressenza.
El ataque de Turquía contra el territorio administrado por los kurdos en el norte de Siria probablemente sofocará un experimento radical de autogobierno que no se parece a nada que haya visto en mis más de 30 años de estudio de Oriente Medio.
En una sorprendente declaración del 6 de octubre, el presidente Donald Trump anunció que Estados Unidos retiraría sus tropas del norte de Siria.
Aproximadamente 1.000 soldados estadounidenses habían sido estacionados en esa región como un amortiguador que separaba a las fuerzas kurdas -que habían estado trabajando con los estadounidenses en la lucha contra el Estado Islámico- de las tropas turcas. Turquía temía que los kurdos sirios se unieran a la minoría kurda de Turquía, que ha exigido autonomía o independencia.
El 9 de octubre, el ejército turco comenzó su asalto, golpeando el territorio controlado por los kurdos con artillería y ataques aéreos. Los kurdos están evacuando rápidamente la región y al menos 24 personas han muerto en el norte de Siria. Los ataques de represalia de Siria han matado a civiles en el sur de Turquía.
Según el presidente turco Recep Erdogan, el objetivo de Turquía es crear una zona tampón que separe a los kurdos de Siria de la frontera turca.
Pero el ataque de su país hará mucho más que eso. Si tiene éxito, destruirá la democracia más completa que ha visto Oriente Medio.
Una forma diferente de gobernar
Los kurdos llaman a su región autónoma en Siria «Rojava», que significa «la tierra donde se pone el sol».
Las fuerzas dirigidas por los kurdos liberaron esta franja de territorio en el norte y el este de Siria del control directo del gobierno sirio en 2012. Luego la defendieron con éxito contra el Estado Islámico.
La Siria kurda es una pequeña porción de un territorio, conocido como Kurdistán, que incluye partes de Turquía, Siria, Irak e Irán. En el Kurdistán viven aproximadamente entre 25 y 35 millones de kurdos, una minoría cultural y étnica en Oriente Medio.
La clave para entender el proyecto de Rojava, como suelen llamarlo los implicados, es la noción de «confederalismo». En esta forma de gobierno, las unidades locales -en este caso, las «regiones autónomas» del Kurdistán- se reúnen en una federación pero conservan una gran autonomía.
Como el poder soberano pertenece a las unidades locales y no a un gobierno central, el confederalismo kurdo difiere de un sistema federal al estilo estadounidense.
Los kurdos se toman tan en serio la devolución del poder a nivel local que la carta de Rojava exige que cada una de sus tres regiones tenga su propia bandera. Y dentro de cada región, los consejos locales elegidos están al mando. Organizan la recogida de basuras, resuelven los conflictos y gestionan la salud y la seguridad públicas.
El confederalismo diferencia a los kurdos de casi todos los demás gobiernos de Oriente Medio.
En todos los países de la región, el poder se concentra en la cúspide. El presidente de Siria, Bashar al-Assad, es un líder autoritario que ha aplastado sin piedad a sus oponentes en los ocho años de guerra civil del país. Egipto tiene un gobierno militar. Arabia Saudí tiene un rey.
Pero Rojava sería una sociedad excepcional en casi cualquier lugar.
La carta de Rojava garantiza la libertad de expresión y de reunión y la igualdad de todas las comunidades religiosas y lenguas. Ordena la democracia directa, la limitación de mandatos y la igualdad de género. Hombres y mujeres comparten todos los cargos del gobierno. Las mujeres kurdas han luchado contra el Estado Islámico en Siria como soldados en una milicia exclusivamente femenina.
En una región en la que la religión y la política suelen estar entrelazadas, el Estado kurdo es laico. Los líderes religiosos no pueden participar en la política. La carta magna de Rojava afirma incluso el derecho de todos los ciudadanos a un entorno saludable.
Los países de su entorno, incluida Siria, también tienen constituciones con elocuentes respaldos a los derechos políticos y humanos.
En Rojava, sin embargo, la constitución está realmente en vigor. Los kurdos sirios han hecho realidad el sueño de los levantamientos prodemocráticos de 2010-2011 en todo el mundo árabe.
Las dificultades de Rojava
Las divisiones internas de la comunidad kurda siria socavan el proyecto de Rojava: la perpetua lucha por el poder entre clanes kurdos rivales y la lucha por la preeminencia entre los kurdos turcos, sirios e iraquíes.
Los kurdos también tienen una relación problemática con los árabes de Siria y otros grupos. A partir de la década de 1960, el gobierno sirio comenzó a trasladar a otras poblaciones al territorio kurdo para minar su predominio en él, lo que provocó resentimiento en este pueblo.
La devastación causada por el Estado Islámico -como el asesinato en masa de los yazidíes, una minoría religiosa dentro de la comunidad kurda, y la esclavización sexual de sus mujeres- alimentó aún más esta animadversión.
Ha habido numerosos relatos de soldados kurdos que se han vengado violentamente de miembros del Estado Islámico capturados, de presuntos colaboradores e incluso de pueblos enteros sospechosos de ayudar al enemigo del Estado Islámico.
La región kurda de Siria también tiene unos orígenes políticamente problemáticos.
El Partido de la Unión Democrática Sirio-Kurda -el principal partido político de Rojava- desempeñó un papel destacado en la creación de Rojava. El partido está afiliado al Partido de los Trabajadores del Kurdistán, o PKK, un grupo militante de extrema izquierda que ha luchado contra el gobierno turco, primero por la independencia de los kurdos de Turquía en las décadas de 1980 y 1990, y luego -a principios de la década de 2000- por su autonomía dentro de las fronteras turcas.
Muchos kurdos de Rojava consideran al fundador del PKK, Abdullah Ocalan, un héroe nacional. Fue Ocalan quien propuso la idea del confederalismo en primer lugar, en 2005.
Pero tanto Turquía como Estados Unidos consideran al PKK una organización terrorista. Actualmente, el PKK lleva a cabo una insurgencia contra el gobierno turco.
Peligros por delante
El proyecto de Rojava está ahora en peligro inminente.
Incluso si Turquía no hubiera lanzado su ofensiva militar, probablemente Rojava seguiría teniendo un futuro precario.
El Partido de la Unión Democrática Sirio-Kurda se ha negado a tomar partido en la guerra civil siria. Su visión, ahora realizada, estaba en otra parte.
Sin embargo, es dudoso que el régimen sirio recompense a los kurdos por su relativa imparcialidad durante la guerra civil. Tampoco es probable que el régimen les premie por limitar su objetivo a la autonomía en lugar de la independencia.
La razón: Rojava se asienta sobre los mayores yacimientos de petróleo de Siria.
James L. Gelvin es profesor de Historia Moderna de Oriente Medio en la Universidad de California, Los Ángeles.
Traducido del inglés por David Meléndez Tormen