OPINIÓN
En estos tiempos que corren nada es lo que parece. Aunque ahora que lo pienso, me pregunto si cuando era niño todo lo que me aparecía era tal cual yo lo veía.
Quizás no es cuestión de que sea o que parezca, sino de la observación a través de los cristales que nos rodean en cada momento pues sabiendo que todo es según el cristal con que se mira, ¿no será cuestión de ponernos a mirar en algunas ocasiones detrás del vidrio del prójimo? Incluso existe la opción de no usar lente alguna, igual a esto le podemos llamar objetividad.
A menudo ver la verdad de frente puede deslumbrar de tal manera que no podamos verla tal cual, por eso la Gran Verdad se esconde detrás de muchas pequeñas realidades. Estas dependerán de muchos factores, además del ya mencionado cristal con que se mira, podemos barajar variables tales como el punto desde el cual se observa, nuestra posición en el mundo, nuestras circunstancias, creencias, etc.
En España, país en el resido, la información en medios generalistas se centra habitualmente en la capital. Sí, es verdad que es donde pasan muchas cosas pero solo se mencionan otras comunidades cuando ocurre una desgracia, un drama, una tragedia.
He tenido la suerte de viajar durante años por todo el territorio y desde hace tiempo la gente con la que he hablado me han comentado cuánto les ha llamado esto la atención. Puede parecer que se habla de ciertas ciudades o culturas para enfatizar lo malo, pocas veces lo bueno. Hasta las noticias del tiempo pueden ser motivo de mala información. Recuerdo cuando la gran nevada de 2021, parecía que había nevado y causado graves daños en toda la península y en verdad la situación delicada era en una fracción del conjunto total del territorio. Hasta pude ver un vídeo muy gracioso de una emisora de radio andaluza que hacía mofa de esto, de «la gran nevada en España», mientras en el sur se morían de calor.
Reflexionando sobre el lenguaje me doy cuenta de que hay varios tipos, a bote pronto podría decir: el hablado, el escuchado y el que vive en la memoria. El recuerdo que mi suegra tenía de lo que ahora es el noticiario o telediario, era “el parte”, reminiscencia de una guerra y posguerra vivida y sufrida.
No es lo mismo lo que yo quiero decir que lo que digo, ni lo que digo con respecto a lo que se entiende según sean los diferentes interlocutores a los que me dirijo. Depende del contexto, una palabra o una frase pueden significar una cosa u otra, se interpretan como las composiciones musicales. La ironía puede ser entendida como sarcasmo, burla o sentido del humor malo, bueno o fuera de lugar, y puede resultar ofensivo o signo de muy mala educación. Cuidado con lo que decimos, nunca se sabe bien quién nos escuchará o leerá y damos ejemplo, somos ejemplo de ira, confrontación, respeto…
¿A través de qué cristal vemos? ¿A través de qué cristal quieres que te vean?
Los medios de comunicación, los comunicadores, periodistas, influencers, youtubers tienen, tenemos, la obligación de usar la palabra objetivamente, sin embargo, parece que los medios se usan para influenciar, condicionar o manipular a los escuchantes, lectores, o seguidores. Se crea tendencia, ¿ira, confrontación, respeto?.
Antes de emitir juicio alguno tendríamos que hacer la pregunta al personaje objeto del juicio, ¿me prestas tu cristal para ver cómo es el mundo desde tu perspectiva?
Para mí particularmente es muy importante que las palabras vayan acompañadas de hechos, de acciones, que sean ejemplo. He escrito en repetidas ocasiones, en alguno de mis libros, en otros artículos, y hago especial énfasis en mis talleres, que vivir en coherencia es el equilibrio entre el pensamiento, la palabra y los hechos, la acción.
Si me salgo de mi eje, hacérmelo saber, por favor, pues quiero vivir acorde a mis pensamientos, esos que dejo plasmados en obras escritas que son como contratos con el universo.
Desde mi posición en este mundo, en este instante, os invito a vivir en la duda para alcanzar certezas absolutas. Ser rígido como un bambú nos hará resistir grandes embestidas; ser flexible como el bambú, nos hará resistir grandes vendavales. Dudemos de nuestras creencias, de nuestras realidades, de nuestra historia y de todo lo aprendido hasta ahora.
Puedo decir con certeza que los mayores descubrimientos, o invenciones, surgen de la duda: ¿Se podría llegar más rápido a las Indias por otro camino? ¿Se podría hacer un vehículo que funcione con vapor? ¿Se podría volar como los pájaros? ¿Habrá algo más pequeño que un átomo? ¿Es la tierra el centro del universo? ¿El sol gira alrededor de la tierra?
La curiosidad, la mente abierta a nuevas posibilidades, la observación y en ocasiones la casualidad, hacen posible grandes avances de la humanidad. Hemos de hacer que esas casualidades nos pillen observando porque en caso contrario no seremos conscientes de todo lo que a cada instante pasa a nuestro lado. Como dijo Don Camilo, que la inspiración me pille escribiendo.
Todo aprendizaje está a nuestro alcance, solo hay que tener la mente preparada para descubrir eso que está o bien más allá de «a simple vista» o justo «frente a nosotros», dependiendo del cristal con el que miremos, dependiendo de nuestra posición en el mundo.
Observemos hasta el más mínimo detalle, hasta lo más minúsculo que podamos, leamos entre líneas, más allá de lo aparentemente obvio.
En estos tiempos que corren, nada es lo que parece… ¿y cuándo lo ha sido?.
Cualquier tiempo pasado… es pasado, cualquier tiempo futuro está por-venir y el presente es… la incorregible certeza de la duda.
A través del camino de la duda alcanzaremos las grandes cimas de la certeza.