POEMA
Planta silvestre,
flor vivaz;
que crece con
desenfado,
entre el verdor
y la serenidad,
de mí plaza
centenaria.
Entre sépalos y
pétalos,
es la belleza,
culminando en
armoniosa
corona.
Impronta religiosa,
en sus alegóricas
formas.
Oasis generoso,
cimentando
el dulce camino
hacia la miel.
Es la
pasionaria,
delicado
regalo de
la Flora.
Exquisita realidad,
de los simples
detalles,
que ornamentan
los paseos,
de los barrios
de mi ciudad.