La inclusión social desde edades tempranas es la mejor inversión para lograr un mundo más justo y más humano
Entrevistamos a Claudia Rodriguez que vive y trabaja en Buenos Aires. Argentina. Claudia es Profesora Universitaria de Educación Física. Presidenta y fundadora de la asociación «Deportes Barriales» y ha dedicado su vida a mejorar la inclusión social de las personas excluidas a través de la práctica deportiva.
P- Claudia, llevas años en la acción social a través del deporte. Tanto en barrios vulnerables, como en asentamientos informales, o en prisiones. ¿Puedes explicaros en qué lugares has trabajado? ¿Qué carencias tienen las personas que viven en esos lugares? ¿Qué trabajos que has realizado?
C- Antes de acabar la carrera de educación física empecé a ir con otros compañeros a las villas. Las villas son asentamientos informales que carecen de los servicios básicos como son agua potable, electricidad o asfaltado y en muchos casos, sus habitantes también tienen dificultades para acceder a la alimentación, son barrios que carecen de los derechos humanos básicos reconocidos por la ONU. Entre todas estas carencias se suma la del acceso al deporte.
Me di cuenta que esta gente no podía acceder a una actividad, que los de clase media y alta tenemos naturalizada como es el deporte, y pude ver cómo les gustaba participar en las clases que les brindábamos. Con los años, presenté un proyecto a un Diputado de la Provincia de Buenos Aires (Raúl Pérez) para que nos financiasen los materiales deportivos y conseguimos dicha financiación. Así empezó Deportes Barriales, que dio clases en nueve barrios en simultáneo. Durante once años, incorporamos actividades deportivas en lugares donde hacer deporte era un lujo, y los sacamos a las pibas y pibes de la calle.
Empezamos un grupo de profesores, después se sumaron otros y han ido rotando, ya que al ser un trabajo voluntario participaban o dejaban de participar según sus posibilidades, yo siempre fui la coordinadora del proyecto y me he mantenido todo el tiempo. Cuando llegábamos a un barrio hacíamos una reunión barrial y comprometíamos a los padres; les pedíamos que nos ayudasen a arreglar el lugar y nosotros nos responsabilizábamos a ir tres veces por semana a hacer las clases. Llegamos a dar hasta cinco disciplinas deportivas en cada barrio.
Nos encontrábamos con padres que nos pedían practicar con sus hijos porque nunca habían podido practicar deporte, descubrimos que la actividad tiene efectos en el contexto familiar de los chicos y en toda la comunidad. También entregábamos trofeos potenciando valores como la asistencia, el compañerismo, la participación, valores que hacen a la disciplina deportiva.
P- ¿De qué modo el deporte ayuda en la integración social de los colectivos marginados? ¿Cuál ha sido tu experiencia al respecto?
C- Estoy convencida que el deporte enseña una serie de valores estructurales que forman al individuo, por ello el deporte ha de considerarse también un derecho, un derecho al que estos colectivos no tienen acceso. El deporte no es solo ocio y diversión, es una actividad que te enseña valores humanos, conceptos, te ayuda a incorporar costumbres y hábitos como la responsabilidad, el compromiso, la solidaridad, el compañerismo y te estimula para mejorarte, para auto superarte y ganar al contrincante, que no es el enemigo, sino solo el contrincante.
Los deportes, a cualquier edad, despiertan sueños, y hay personas que solo incluyéndolas a ellos mejoran sus vidas, porque otra cosa no tienen. Por un lado, enseña valores estructurales, educa a cada persona, por otro lado, da esperanza, da pertenencia y da sentido a la vida. Cuando una persona está excluida de todos los derechos básicos pocas cosas le dan sentido. No tienen sentido de pertenencia ya que en muchos aspectos no pertenecen a la sociedad por su marginación, pero cuando le das la misma camiseta a todos los pibes del barrio entonces pertenecen a ese equipo. Si no tienes con que destacarte, a veces te destacas con aspectos negativos; que eres el más bravo, el más violento, al que tienen más miedo. Es mejor que te destaques y logres identidad con valores positivos para la persona y para la comunidad y el tejido social; valores como ser el mejor compañero, el que tiene mejor destreza técnica en la cancha, etc. Los sueños son todo, cuando no tienes ningún tipo de sueño estas muerto, esto se ve en los barrios marginales, también en los privados de libertad y en las personas en general. Si tienes sueños, una meta, un objetivo eso te da futuro, si una persona está excluida, esta desesperanzada, y si pierdes la esperanza pierdes todo.
P- ¿Qué experimentan las personas que participan en los proyectos? ¿Puedes explicar alguna experiencia, algún testimonio?
C- Recuerdo como algo significativo las lágrimas de emoción de las niñas y niños cuando les das una medallita que, aunque materialmente no tiene valor, si lo tiene simbólicamente: significa un logro, que pueden, que son capaces. Cuando son excluidos de todos creen que son culpables, creen que es por su incapacidad, que son las sobras. Cuando les das un reconocimiento como una medalla, un diploma, o una camiseta, indirectamente los estás incluyendo, les estas diciendo que pertenecen, que están, que creemos en ti, que eres parte del equipo.
P- Además del aprendizaje que experimentan las personas que participan en el proyecto, ¿este trabajo tiene alguna repercusión en su medio, en su familia, en su barrio?
C- Las lágrimas no son solo de las niñas y los niños, también los padres se emocionan, porque están reconociendo a su hijo. Las personas que se enteran que voy a los barrios humildes a organizar deportes lo primero que me preguntan es ¿no tienes miedo? La verdad que yo en todos los años que fui, nunca he tenido problemas, al contrario, los padres venían a invitarme a tortas fritas o a darme un mate, las madres o los padres de los chicos venían simplemente a ver las clases porque son cosas que nunca vieron. Son muy agradecidos, quizás porque son los que menos reciben este tipo de apoyo.
Ahora hace dos años que no podemos realizar las actividades de Deportes Barriales por culpa de la pandemia, quiero recordar que se trata de un trabajo voluntario, en horario extra laboral, y ahora estoy muy ocupada, pero me gustaría reactivar la actividad para el 2022.
P- ¿Cómo haces para que se involucren las personas en las actividades que propones? ¿Qué estrategia utilizas?
C- Con actividades que reflejen que el deporte es un juego, que te hace reír y divertirte, se organizan torneos, ganarle al otro es una continua estimulación en cualquier edad, y eso hace que sea necesaria la autosuperación, perfeccionando la destreza individual o colectiva.
Otro modo es con testimonios de deportistas famosos que hablen de lo que generó el deporte en esa persona. Por ejemplo, un campeón mundial de boxeo muy conocido en Argentina, dio una charla en la que explicó a muchas personas, que a los 8 años vio al papa llorando porque no tenía que darle de comer, eso a él le produjo mucha bronca y comentó, que esa bronca la transformó en entrenamiento “me prometí que mi papa iba a estar orgulloso de su apellido”. Este testimonio lo explicó a más de mil personas de un estrato social excluido.
Cuando focalizas un objetivo y tienes una meta firme no hay fuerza que lo pare, pero tienes que tener herramientas y recursos para que sea viable, alguien que te enseñe algo, que te dé un palo de hockey o un guante, que te de esperanza, estimulación y un objetivo.
Un pibe de 23 años, que desde que lo encarcelaron solo pensaba en como vengarse, ha cambiado sus objetivos, y como ahora su sueño es subirse a un ring, solo piensa en entrenar y es lo que hace.
P- Ahora estás trabajando en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires. Desarrolláis actividades en las unidades carcelarias de la Provincia de Buenos Aires ¿Qué actividades estáis impulsando para mejorar la reinserción de los privados de libertad?
C- En las cárceles estamos desarrollando un programa integral en el que se dan distintas capacitaciones y talleres a las personas privadas de libertad, la idea es no solo prevenir la reincidencia en el delito, sino mejorar en valores estructurales de estas personas, acordes a las normas de convivencias adecuadas.
Dentro de esta visión humanista estamos implementando actividades en distintas áreas, en las mías, el taller de desarrollo humano es una de ellas, también desarrollamos otros talleres como el taller de historia, la capacitación para alfabetizadores, la capacitación de fútbol, de boxeo, etc.
También algunos deportistas han dado charlas, como una campeona mundial de boxeo que empezó a boxear cuando recuperó su libertad a los 27 años. Eso estimula a los privados de libertad o a los habitantes de los barrios humildes que creen que a los 20 años la vida ya fue. Por ejemplo, que uno es chorro y lo será siempre. No es así, una persona es una persona y puede cambiar de vida. El ejemplo de esta chica, con su historia de vida les está diciendo que pueden cambiar, que su vida no está decidida. Nunca es tarde.
P- Habéis realizado durante seis meses 31 sesiones de talleres semanales sobre desarrollo humano, con el Movimiento Humanista ¿podrías explicar que actividades se han hecho? ¿Qué repercusión han tenido entre los privados de libertad? ¿Cómo lo valoras?
Lo que más destaco del taller de desarrollo humano es que a pesar de que participan muchos pabellones y muchas personas por zoom, los coordinadores del taller se tomaron el trabajo de hacer que los protagonistas fuesen las personas privadas de libertad, que contasen historias, que contasen lo que les pasa, que pudiesen expresarse, eso es muy importante. Hay que escucharlos a ellos, sus angustias, sus miedos, sus necesidades.
Por otro lado, se tratan temas muy humanos como son la noviolencia, la reconciliación, temas muy interesantes para compartir, no hay nada más sanador para el alma que perdonarse, hay mucha bronca y muchos rencores mal direccionados.
En los lugares humildes te encuentras con que dialogan poco, los conflictos o no se hablan o se resuelven con violencia, no hay un intermedio, no hay diálogo ni comunicación porque nunca aprendieron, no fue la metodología de su hogar. El dialogo es una enseñanza necesaria.
Una de las actividades para eso, consiste en que los participantes han de elegir la temática que quieran de los libros que tienen en los pabellones, después se reúnen, alguno lee y entre todos interpretan lo que entendieron, eso genera interrogantes, ayuda a aprender a escuchar, a respetar posturas opuestas, a dialogar y a comunicarse con respeto, sin violencia.
P- Como mujer ¿Qué dificultades has encontrado para desarrollar este trabajo? ¿Resulta difícil relacionarse en las villas o en un ambiente carcelario siendo mujer?
C- No, en las villas sentí que los padres y las madres me cuidaban y me protegían y nunca tuve ningún problema. También hay que destacar que la mayoría de la gente de los barrios no están en la delincuencia.
En la cárcel creo que me ven como una mama, me dicen señora Claudia por respeto.
P- A lo largo de tu experiencia seguro que habrás reflexionado sobre cómo reducir el número de personas que delinquen y después van a la cárcel. ¿Qué crees que es lo fundamental para que los chicos y chicas de las villas, los chicos y chicas marginados no vayan a parar a las cárceles cuando crecen?
C- Dos cosas: una garantizar más derechos a las personas excluidas, otra generar la empatía de la gente que no sabe de la existencia ni de las vivencias que han de soportar la gente excluida. Si en las escuelas secundarias hubiese un diseño curricular que incluyese jugar un partido con un equipo de una villa, los chicos empezarían a tener empatía por aquellos que tienen necesidades no cubiertas. De este modo entenderían mejor porque una persona comete errores provocados por el contexto donde se crio, y tratarían de ayudar.
Se les llama excluidos no solo porque no acceden a los derechos básicos sino porque están invisibilizados para el resto de la sociedad, marginados, al margen de la hoja, tienen que estar en la misma hoja porque son parte de la sociedad. Entre los contenidos educativos deberían incluir interacción con gente de estrato social vulnerado. Si un pibe de 15 años de clase media o alta, crece conociendo la realidad de las villas, se va a involucrar para mejorar la vida de estos chicos, y no los va a rechazar por su pobreza o a juzgar cuando corten una ruta, va a ayudarlos para que se le garantice el derecho vulnerado por lo que la están cortando. No sé puede lograr empatía con algo que no se conoce.
Muchas gracias por tu colaboración y por tu trabajo, por el gran aporte que realizas en la construcción de un mundo más humano y menos violento.