Conversamos con Tomás Hirsch, Diputado de Acción Humanista, quien está por medirse nuevamente en las urnas, buscando la reelección el próximo 21 de noviembre por el Distrito donde ha trabajado estos cuatro años: Peñalolén, La Reina, Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea.
Pressenza: Se van a cumplir en estas semanas cuatro años desde que fuiste elegido Diputado, en noviembre del 2017, y quisiera comenzar preguntándote cuáles han sido los mejores momentos de este período.
Tomás Hirsch: El primer mejor momento fue antes de que asumiera mis funciones, ya elegido, pero todavía por asumir, cuando hicimos un retiro en el Parque de Estudio y Reflexión Punta de Vacas con 22 personas, todo nuestro equipo, para armar un libreto que nos permitiera fijar nuestra dirección como Diputación. En estos años he vuelto a revisar ese libreto muchas veces… lo hemos vuelto a imprimir, lo hemos revisado en retiros que hemos hecho cada año con todo el equipo. En ese momento inicial logramos una sintonía muy particular que nos permitió definir lo que queríamos para adelante, precisando con claridad el Propósito de la Diputación, como un espacio desde el cual pudiéramos proyectar el Humanismo Universalista e intentar en el Distrito 11 generar un efecto demostración en relación a la reconstrucción del tejido social y la organización de la base arraigada. Ahí dijimos: Queremos esta diputación para construir un camino de transformación que contribuya a mejorar las condiciones de vida de la gente. Un camino que fortalezca el tejido social, impulse la organización de las personas y posicione al Humanismo como referencia útil de transformación. Aspiramos a que este camino se convierta en un efecto demostración que movilice y sirva de inspiración a otros. Definimos también el estilo con el que queríamos hacerlo y nos dimos varios indicadores, incluso algunos de tipo interno, aspirando a que en este proceso cada uno, cada una, experimentara que lo pasa bien y que va profundizando en su proyecto vital. Como indicador externo, nos propusimos la construcción de raíces de relación en el Distrito. Ese fue para mí un primer momento muy importante de estos cuatro años.
Durante nuestra gestión en el territorio destaco como la experiencia más significativa desde un punto de vista existencial cuando con nuestra acción logramos impedir el desalojo de la toma del Cerro 18 de Lo Barnechea por parte del alcalde de la comuna. Movilizamos a cientos de vecinos hasta la alcaldía, convocamos a los canales de televisión, hablamos con autoridades de gobierno, hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance para evitar que lanzaran a la calle a familias enteras, con decenas de niños pequeños. Todos en el equipo tuvimos un registro muy profundo de “Acción Salvadora”
Otro momento fundamental, sin duda, fue el despertar social del 2019. Con todo lo que ello significó, la esperanza colectiva movilizada. Estuvimos muy involucrados, yendo a Plaza Dignidad casi todos los días, presentes con nuestro equipo en la marcha multitudinaria del 25 de octubre, pero también luego de eso organizamos y participamos de varias marchas y actividades realizadas en comunas del Distrito, en La Reina, en Peñalolén. Todas esas movilizaciones, terminando con la gran marcha del 8 de marzo del 2020, fueron para nosotros muy significativas.
Un cuarto momento fue cuando logramos que se aprobara nuestro primer proyecto de Ley, de Plebiscitos Comunales, que tenía que ver con una aspiración muy antigua de los humanistas que es profundizar la democracia directa. Nos costó bastante más de lo que imaginábamos, se demoró algo más de dos años en ser aprobado en la Cámara de Diputados y desde ahí que estamos intentando que avance en el Senado, donde sigue estancado. Falta la aprobación del Senado. Es un proceso tremendamente lento y burocrático, pero cuando la Cámara lo aprobó, para nosotros fue muy importante.
Un último momento, muy significativo, fue recién, el domingo antepasado, cuando tuvimos un encuentro de todos los comités de vivienda de Peñalolén, un encuentro programático de vivienda al que concurrieron 1.500 personas para presentar sus demandas y propuestas para el programa de gobierno que está elaborando el pacto Apruebo Dignidad, encabezado por Gabriel Boric. Es el encuentro temático más grande que ha habido hasta ahora en todo Chile, y nos encontramos con un apoyo cerrado a nuestro trabajo por la Vivienda. Fue una de las más lindas actividades recientes.
Pressenza: ¿Y cuáles serían algunos de los peores momentos, de los más difíciles, que te han tocado vivir en estos cuatro años?
Tomás Hirsch: Un momento muy fuerte y duro se dio hace exactamente tres años, mientras estábamos en sesión en la Sala del Congreso discutiendo el presupuesto del país, y nos enteramos que Carabineros había asesinado al comunero mapuche Camilo Catrillanca. Fue un shock muy grande, pedí que detuviéramos la sesión e hiciéramos un minuto de silencio. No me lo dieron, si bien se paró la sesión. Yo me puse de pie y dije que me acompañaran los que quisieran, haciendo el minuto de silencio. Me amonestaron por ello y me quisieron sancionar. Fue un momento de impacto, muy fuerte.
Otro momento fuerte, intenso en estos años, fue cuando renunciamos al Partido Humanista. Fue intenso y muy liberador al mismo tiempo. Teníamos la convicción de profundizar en el proyecto humanista, eso nos motivó. Tiene mucho de sentimientos encontrados, ambivalentes. El PH fue el partido de mi vida, desde que lo fundamos. No sé si considerar mi salida como «el peor momento», pero sí experimento que fueron un par de meses de muchísima intensidad. Antes de salir, veíamos cómo se iban perdiendo códigos fundamentales nuestros, lo colectivo, el trabajo de equipo, el no poner los egos por delante, el marcar la no-violencia como un elemento sustancial; toda la etapa previa a nuestra resolución fue muy complicada porque intentamos muchas veces que las cosas tomaran otro rumbo. Me era doloroso ver cómo se iba perdiendo la identidad del proyecto humanista en el Congreso. Entonces, aunque fue complejo, también tuvo un lado muy liberador nuestra salida, porque reforzábamos nuestro compromiso con los postulados del Humanismo.
Otro momento muy complicado fue -después del despertar social de octubre- estar inserto en la confrontación con el gobierno por las violaciones a los Derechos Humanos. Tener acceso a mucha información de lo que estaba pasando que confirmaba que se estaban violando los Derechos Humanos sistemáticamente, que habían órdenes, instrucciones. Es por eso que promoví varias de las acusaciones constitucionales, contra Piñera, contra su Ministro del Interior Chadwick, contra el Intendente Guevara. Ellos tres tuvieron que ver directamente con las violaciones a los Derechos Humanos. Fue fuerte, me tocó escuchar testimonios, conocer situaciones muy duras y luego visitar a los presos políticos y luchar por su libertad.
De nuevo aquí aparece para mí lo paradojal, porque era un momento de mucha esperanza, de una sensación importante de que lo nuevo estaba emergiendo y, al mismo tiempo, el horror. Había horror, directamente. Los personeros de gobierno negaban los hechos y teníamos las evidencias de que se estaban dando instrucciones de disparar a matar o a cegar.
Pressenza: ¿Y qué apoyos recibiste?
Tomás Hirsch: El equipo de la Diputación mantuvo siempre un espíritu muy “para arriba”. Es raro decirlo, pero en todos los ámbitos son habituales los líos, tensiones, problemas; en cambio acá durante cuatro años, la verdad es que ha habido una muy buena onda, un muy buen clima, muy buen trato… Ha habido un espíritu de conjunto muy fuerte. Es un ámbito muy descentralizado en el que yo soy uno más. Tengo mi función y cada uno tiene la suya. Y el proyecto es del conjunto.
También he experimentado un gran apoyo y valoración del Humanismo. Además, hemos mantenido muy buenas relaciones con muchos sectores políticos y hemos seguido trabajando con gente de muy diferentes tiendas políticas. Además, se han fortalecido los vínculos con muchas organizaciones sociales y del territorio, especialmente organizaciones de vivienda, de derechos humanos, feministas y medioambientales.
Pressenza: En estos cuatro años el país ha cambiado, es otro país, sin duda. ¿Qué dirías tú de Chile? ¿Cuáles son a tu ver los cambios más importantes que se han producido?
Tomás Hirsch: El despertar social, que responde más a un fenómeno psico-social que político. Por primera vez sucede que las reivindicaciones y demandas puntuales de algún modo confluyen en una imagen orientadora que va más allá de lo puntual. Eso me parece muy significativo. El tema ya no es la contaminación de Freirina, el gas de Punta Arenas, el mar de Aysén, el basural de Til-Til, sino que algo pasa, que la gente capta que todo eso tiene que ver con ciertos temas estructurales. Y eso es fundamental. Por ejemplo, desde hace muchos años nosotros habíamos planteado la necesidad de cambiar la Constitución, pero no éramos comprendidos. Esta vez algo se sintetiza en una imagen común.
Y también, algo muy interesante de ese momento es que no hay personajes, sino que símbolos. En las movilizaciones del 2011 tú puedes nombrar al menos a 10 personas, líderes estudiantiles notables. En este estallido lo que encuentras son símbolos. Está el perro Matapacos, la Plaza de la Dignidad, el Derecho de vivir en paz de Víctor Jara, Las Tesis, el cine-arte Alameda… todos son símbolos, más que personas, y eso es muy interesante. De hecho, eso se ve con mucha claridad justamente en el libro de Pressenza “Muros que hablan”.
Con el estallido se marca un momento en que se abre la posibilidad de un cambio estructural. Luego se lo trata de impedir, vienen los acuerdos del 15 de noviembre, la élite que deja fuera a los movimientos sociales, y de algún modo se llega a un momento muy complicado en el que se intenta torcer esa voluntad de protagonismo del movimiento social. Pero más allá de nuestra crítica, del hecho que no participamos de eso, reconozco que algo pasa, que de algún modo el conjunto social se las arregla para expresarse y manifestarse y -hay que reconocerlo- el 80 por ciento vota a favor de una nueva Constitución y vota por dejar fuera de su redacción a los congresistas y dice «esto lo vamos a hacer entre nosotros» y luego vota por la Lista del Pueblo, para finalmente dar forma a una Convención -que no es la que nosotros queríamos inicialmente- pero que termina sin la posibilidad de veto de la Derecha, y con mucha gente que no proviene del mundo político tradicional, con una Presidenta, Elisa Loncón, que pasa a ser ella misma el símbolo del cambio en marcha… representando a la inclusión de los pueblos originarios, a la paridad de género.
Todo este proceso continúa hoy día, en que nuevamente estamos ante una posibilidad interesantísima, pero al mismo tiempo paradójica -por eso digo que ésta es una etapa muy paradójica- ya que acompañando a la esperanza que despertó, se instala también el temor a la inseguridad, a la delincuencia, al caos. Empieza a surgir un populismo de ultra derecha con Kast, que lo podrán estar inflando, pero es innegable que está creciendo, como sucedió con Bolsonaro, con Trump. Es curioso, al mismo tiempo en que está esta posibilidad de transformación, surge también esta otra fuerza que intenta impedir, frenar, una gran resistencia. Esta es una lucha titánica.
Para mí hoy, lo que resulta característico del momento, es que «dos caminos se abren ante ti», como decía Silo, el camino del Sí y el camino del No, la esperanza y la incertidumbre. Puede que esto procese bien, por eso personalmente, más allá de las dudas que uno pueda tener respecto de este camino, creo que hay que apoyarlo. Porque es un momento de disyuntiva en direcciones opuestas.
Pressenza: Y en ese momento, ante esa disyuntiva, en ese escenario ¿por qué buscas la re-elección? ¿y cuál sería el propósito, el objetivo, de los próximos cuatro años?
Tomás Hirsch: Te cuento cómo llegamos al proyecto de la re-elección. No era de ningún modo natural para nosotros. Hicimos un retiro con todo el equipo y nos preguntamos si queríamos la re-elección y para qué. Estuvimos tratando de definir con claridad para qué queríamos esto y llegamos a algunas imágenes que nos movilizaron. Vimos que, ante esta disyuntiva, es un aporte que el Humanismo esté inserto en ese proceso. Tanto apoyando a un gobierno de Apruebo Dignidad, como al proceso constituyente aunque no tengamos a ningún miembro de Acción Humanista participando por nosotros ahí. Poder incidir o aportar, influir como humanistas en las transformaciones estructurales y en el contexto de un proceso de una nueva Constitución.
En segundo lugar, queremos avanzar en algo que todavía es incipiente, que son las organizaciones a nivel territorial. Organizaciones con las que estamos trabajando, pero reforzarlas, al menos las de vivienda, feministas, medio ambientales y de derechos humanos. Ese es un camino en el que hemos avanzado, pero todavía falta bastante y quisiéramos reforzarlo, darle profundidad.
Nos parece importante -y queremos reforzarlo en esta etapa- que el Humanismo pueda dar señal, buscando acelerar y profundizar los cambios estructurales que se requieren.
Pressenza: ¡Te deseamos lo mejor! Y agradecemos que puedas haberte tomado este momento de tu apretada agenda para darnos esta entrevista.