Tupinambá de la Terra Indígena Tupinambá de Olivença y también Pataxó Hãhãhãe, de la Terra Indígena Caramuru-Paraguaçu del Sur de Bahia donde vive, Olinda Yawar Wanderley dice que el marco temporal¹ es otro intento del hombre blanco por usurpar los territorios indígenas. Según esta joven indígena, que además de periodista es  documentalista y cineasta, por ser un “brazo del capitalismo» el agronegocio necesita ocupar territorios que tengan recursos naturales para explotar y seguir acumulando fortunas. En esta entrevista con Pressenza, Olinda Yawar enfatiza, sin embargo, que los pueblos Indígenas están unidos, articulándose y luchando para detener este ataque a su existencia.

¿Qué significa ser indígena?

— Ser indígena en el Brasil contemporáneo es entender que estamos en guerra desde 1500 cuando nuestro territorio fue robado, que debemos nuestra existencia a tantos otros que lucharon por mantener nuestra conexión con nuestros antepasados y sobre todo entender que el capital nunca nos dejará vivir en paz, porque representamos el obstáculo a este «desarrollo» que nos imponen en detrimento de nuestro hogar, que es el planeta con su biodiversidad.

¿Qué importancia tiene para ustedes la tenencia de la tierra?

—Para mí, representa nuestra conexión entre nosotros y nuestros antepasados, es donde podemos hacer nuestras casas, manteniendo aspectos de nuestra cultura que están directamente vinculados a nuestra tierra y territorio.

¿Hay alguna diferencia entre tierra y territorio? Si es así, ¿podrías explicarnos cuál?

Territorio para mí tiene que ver con un espacio delimitado donde vive un determinado grupo de personas, plantas o animales, es decir, un espacio de origen que marca los límites donde viven. En cambio la tierra tiene diferentes significados, dependiendo de la interpretación de cada pueblo. Para muchos no indígenas, por ejemplo, la tierra es solo una forma de ganar dinero con la explotación de este recurso que es el suelo, aplicado a la cría de ganado, la plantación de  soja y maíz a gran escala para generar ganancias. Para los Pueblos Indígenas la tierra adquiere otro significado, que tiene que ver con el respeto a nuestros antepasados, cpn entender que hay que cuidarla, porque ella nos cuida y nos da existencia. Sin ella no existimos.

—¿Cómo es vivir todo el tiempo luchando por obtener algo que por derecho les pertenece, pero que les fue usurpado?

La lucha de los pueblos indígenas es una de las luchas más injustas desde el punto de vista humano, pero la sociedad lo reconoce, no se da cuenta. Luchamos por el derecho a existir, nos negamos a morir, pero eso no impide que muchos de nosotros terminemos cayendo. Sin embargo, cuando eso sucede, buscamos fuerzas para continuar la lucha. Están atentos a usurpar los recursos naturales que existen en nuestros territorios, y creo que en la actualidad nuestra lucha se ha intensificado cada vez más.

¿Qué papel juega la tenencia de la tierra para las mujeres indígenas específicamente?

—No hay forma de separar la importancia de la tierra entre hombres y mujeres indígenas. La tenencia de la tierra tiene el mismo significado, el mismo sentido. Es un papel colectivo. Somos parte de una colectividad, y entre los indígenas esa pertenencia es muy clara. En la sociedad occidental se valora el individualismo, pero entre nosotros no. El papel de la tenencia de la tierra para nosotros, significa tener el poder de estar junto a ella y protegerla, como ella nos protege. Existir juntos.

—¿Qué significaría para las poblaciones indígenas la aplicación del “marco temporal»?

—La tesis del “marco temporal” es otro intento más del hombre blanco de usurpar los territorios indígenas. El agronegocio es un brazo del capitalismo, ansioso por ocupar territorios que tienen recursos naturales para explotar y seguir aumentando sus fortunas. Pensar en la posibilidad de que se apruebe esa medida, es para mí autorizar al Poder Judicial o al Legislativo —a través del proyecto de ley 490, que crea el marco temporal—, según sea el caso, a cometer libremente genocidio contra los pueblos indígenas, ya que muchos perderían el derecho a existir como pueblo que mantiene su existencia directamente ligada a su territorio.

¿Cómo te sientes tú, como mujer indígena, con este “marco temporal”?

A menudo siento que la sociedad brinda poco o ningún apoyo a las poblaciones indígenas, que nuestra lucha podría tener más apoyo de la sociedad civil. Creo que la gente, en general, podría exigir más respeto a los pueblos de esta tierra.

¿Cómo está la lucha por detener la aprobación del “marco temporal”?

Desde que llegó a juicio la tesis del “marco temporal”, el movimiento indígena se ha organizado para trazar estrategias en su contra. Las entidades, tanto estatales como nacionales, han venido trabajando juntas para fortalecer la lucha, ya que el problema afecta a todos los pueblos indígenas en general.

¿Hay articulación a nivel nacional o cada estado se articula por separado?

Hay articulación nacional, y cada estado también está articulado. También tenemos organizaciones regionales y las bases se están movilizando con fuerza. Se discute en las aldeas, en los grupos indígenas de WhatsApp. Estamos mui atentos y dispuestos a actuar en caso de un revés político contra nuestro derecho a existir.

¿Qué les diría a los ministros y ministras del STF, sobre el “marco temporal”?

—No quiero creer que el Poder Judicial dicte una sentencia que ponga en juego nuestra democracia; nuestros derechos territoriales son constitucionales y no existe marco temporal en la Constitución. Los legisladores no impusieron ningún marco temporal, porque reconocieron nuestro derecho ancestral, y trabajaron el texto constitucional para garantizar nuestros derechos a la tierra, ya que ese derecho es originario, es decir que existe antes de la creación de la propia Constitución, antes de la llegada de los europeos aquí. Y además de todo eso, el STF no puede actuar contra el derecho a la vida, y el marco de temporal afecta nuestro derecho a la vida. Creer que el STF puede considerar válido el marco temporal es creer que el Poder Judicial está contaminado con una especie de nazismo brasilero, donde el «espacio vital» del hombre blanco brasilero, su «Lebensraum», es la tierra de los pueblos originarios porque el «blanco» está «más desarrollado» y necesita más tierra para destruir. Ya tuvieron el poder bélico y económico para expulsarnos, entonces habrían garantizado el derecho a quedarse o a volver a robarnos. Y lo último que tengo que decir es que esta actitud de reprogramar el juicio una y otra vez, es una falta de respeto a los pueblos indígenas, una burla hacia pueblos enteros. No podemos admitir que esto continúe, porque nos cuesta movilizarnos, nos cuesta recursos económicos, financieros y emocionales. Los jueces del STF son hombres y mujeres que forman parte de una élite económica aquí en Brasil y necesitan tener más conciencia de lo que representa esa posición, ya que ocupan un lugar sumamente importante en el poder del Estado. Al arriesgarse a faltarnos al respeto de esta manera, parecen que se están cuidando de no ofender a sus amigos.


¹ Medida del gobierno Bolsonaro que espera resolución del Tribunal Supremo (STF), máxima instancia judicial de Brasil. El “marco temporal” pretende que los pueblos indígenas solo pueden reclamar las tierras que ya ocupaban el 5 de octubre de 1988.