Por Nicolás Filipic Masso
Habíamos quedado en encontrarnos con Bárbara en una feria de Puente Alto, por un imprevisto llegué tarde, el lugar era enorme y me demoré bastante en encontrarla, pero cuando la vi estaba conversando con la gente muy amablemente y me recibió con un abrazo y una sonrisa enormes.
Lo primero que me llamó la atención fue la calidez con la que se acercaba a la gente, les dejaba sus volantes, les pedía que la siguieran en las redes sociales, respondía a cada pregunta y -con quienes podía- se quedaba hablando un rato largo. Parece incansable bajo un sol de mediodía que no da tregua.
“Alguna vez trabajé en esta feria y en esos días aprendí el arte de entablar contacto con la gente que va pasando, hay que aprovechar las cosas que nos han sucedido para aplicarlas en plena campaña”, me dice mientras toma un poco de agua y se lleva más volantes para seguir repartiendo.
Y si aprender de las cosas de la vida para sumarlas a la campaña se trata, las vivencias de Bárbara son determinantes y muy especiales. Fue mamá adolescente, tuvo a sus hijos a los 15 y 17 años y desde ese momento la vida y el rol la cambiaron para siempre. Mientras maternaba, estudiaba comunicación audiovisual y trabaja en la televisión, “medio ultra machista, ahí si que supe en carne propia lo que es la discriminación laboral en lugares donde la hegemonía de los varones se impone porque sí y te lo hacen saber, pero jamás me rendí ante eso y supe ganarme mi lugar a costa de aprender y perseverar”.
Ese empoderamiento la llevó a ser una de las destacadas dirigentas de su colegio en plena revolución pingüina, “había que sacar la voz y ninguno de mis compañeros se animaba y la verdad es que yo sentía siempre ese llamado por querer cambiar el estado de las cosas y me dispuse a ser la vocera, fue una experiencia maravillosa en una época en donde mi generación sentó las bases de lo que luego sería la revuelta de 2019”.
“Cuando me sumé al Partido Humanista encontré una propuesta que encajaba perfecto con lo que estaba necesitando, la idea del cambio social y personal simultáneo me pareció maravillosa y resonó mucho en mí, con el trabajo personal pude reconocer mi fortaleza y apoyarme en mis virtudes para quitar la mirada sufriente sobre las cosas malas que me habían sucedido”, dice con gran convicción.
Actualmente es presidenta regional de Santiago en el PH, rol que ejecuta intentando el diálogo permanente con todos los equipos base de la mayor comuna del país, “no ha sido fácil, pero el intento ha valido la pena, ya que hemos ejercido la plena democracia interna entre pares”.
En la última elección fue candidata a concejala y le faltaron muy pocos votos para ser electa, “por poco no fui electa pero no me resigné y ahora vuelvo a intentarlo con esta candidatura por el distrito 12, por las comunas de Puente Alto, La Florida, La Pintana, Pirque y San José de Maipo”.
¿Cuáles son tus principales propuestas?
“Junto a mi equipo hemos determinado 5 ejes de acción, que son La ley de Responsabilidad Política, la misma que fuera presentada por nuestra querida diputada Laura Rodríguez en 1990 y que nunca se trató, mediante la cual se propicia la revocación de mandato a toda autoridad elegida por voto popular que no cumpla con lo prometido en campaña. Cuando le comentamos a la gente de la valentía y vanguardia que los humanistas tuvieron al presentar este proyecto de ley hace más de 30 años, no lo pueden creer y caen en cuenta del nivel de hipocresía de la clase política tradicional”.
Otro eje es el de la ley de educación afectiva y de sexualidad universal, “justamente lo que yo no tuve y no supe en mi adolescencia, es urgente la implementación de programas que fortalezcan la autoestima, la no violencia, el auto-cuidado tanto para los estudiantes como para madres y padres, desde una mirada integral podremos acabar con los embarazos no deseados, porque como decimos las mujeres, la maternidad será deseada o no será”. En ese sentido Bárbara se muestra favorable también a la aprobación de la ley que garantice el acceso al aborto libre gratuito y seguro, “aborto hubo y habrá siempre, con esta ley aseguramos que las mujeres pobres no se mueran en un baño público”.
“También queremos implementar una ley en donde se criminalice al delito ecológico, para que aquellas empresas que contaminen en vez de pagar multas vayan presos sus dueños, los verdaderos responsables” dice enfáticamente.
“Nuestra mayor preocupación como equipo de diputación es lograr no perder el contacto con el vecino y la vecina, tenemos desde ya un compromiso con eso, queremos estar en terreno. De cara a la gente y de espalda al Congreso es una idea que nos representa como equipo y daremos todo lo que podamos para llevarla a cabo».
La tarde va llegando a su fin, mientras los feriantes van desarmando sus cosas, Bárbara no se detiene y continúa entregando volantes ahora a los automovilistas que pasan por allí.
La cercanía que siente la gente con Bárbara se da porque ella es genuina y se muestra tal cual es, y como le dijo una vecina: “es hora de que gente como usted nos represente”.