POEMA
Árboles que se
recortan,
en la celeste
claridad.
Maderas vivientes,
oníricos senderos,
de las ninfas y
las bellamente
efímeras mariposas.
Prodigiosos
entramados de los
relatos de princesas.
Intrincadas escaleras
al cielo,
en retazos de
atemporalidad.
Son los árboles y
su impronta,
que engalanan
mi ciudad.