Todas las partes que contienden en la guerra civil de Yemen han perpetrado atrocidades e instaurado un clima de miedo entre la población civil, registró el informe encargado a un grupo de expertos por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
“El clima de miedo, anarquía e impunidad para todos los que viven en Yemen ha empeorado aún más a pesar de los acuerdos políticos y las discusiones de alto nivel entre actores clave”, apuntó Kamel Jendoubi, presidente del Grupo de Expertos Eminentes nombrado por el Consejo con sede en esta ciudad suiza.
Yemen, al suroeste de la península arábiga, padece desde 2014 un cruento conflicto entre el movimiento Ansar Allah, de hutíes chiitas respaldados por Irán y quienes controlan el norte del territorio –incluida la capital, Saná-, y el gobierno en el sur apoyado por una coalición internacional liderada por Arabia Saudita.
El grupo de expertos integrado por Jendoubi, de Túnez, Melissa Parke, de Australia, y Ardi Imseis, de Canadá, afirmó que continúan las atrocidades cometidas por todas las partes y muchas de ellas podrían constituir crímenes de guerra.
Entre esos atropellos citan ataques aéreos de la coalición internacional y bombardeos indiscriminados de civiles, sobre todo por parte de los hutíes pero también por las fuerzas gubernamentales y de la mencionada coalición.
Otros abusos incluyen obstáculos para el acceso a los alimentos, a la atención médica y a la asistencia humanitaria, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, violencia de género, violencia sexual, tortura y otras formas de tratos crueles, inhumanos o degradantes.
También negación de los derechos a un juicio justo, violación de libertades fundamentales, persecución y violaciones contra periodistas, defensores de derechos humanos, minorías, migrantes y desplazados, y violaciones de los derechos del niño.
“Dado el terrible número de víctimas que la guerra sigue causando en el pueblo de Yemen, no es lógico que terceros Estados sigan proporcionando a las partes las herramientas de la guerra. El flujo de armas debe detenerse ahora”. Kamel Jendoubi.
De los 29 millones de habitantes de Yemen, al menos 21 millones necesitan ayuda humanitaria, entre ellos 11 millones de niños, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
El conflicto ha cobrado decenas de miles de vidas, y la violencia y otras calamidades han forzado el desplazamiento de sus hogares de unos 3,6 millones de personas.
El informe, titulado “Una nación abandonada: un llamado a la humanidad para poner fin al sufrimiento de Yemen”, destaca que en los últimos 12 meses prosiguen con intensidad las hostilidades en distintos frentes, incluido el de Marib, ciudad que alberga restos del reino de Saba, que existió en la Antigüedad.
Asimismo, lamenta que la coalición “no parece tomar en serio” sus conclusiones y recomendaciones sobre la conducción de operaciones militares, que subrayan el deber de ajustarse a los principios de distinción, proporcionalidad y precauciones en un ataque, para proteger tanto a la población como a la infraestructura civil.
El panel aseveró que la vida cotidiana en Yemen es insoportable para muchos, ya que, además del conflicto, la gente tiene que lidiar con brotes de enfermedades, la pandemia covid-19, inundaciones, restricciones a la importación, un crisis económica y de combustible, y ayuda humanitaria limitada.
“En medio de la intolerable situación actual, sólo la voluntad política genuina de las partes en el conflicto y sus partidarios, así como de la comunidad internacional, puede poner fin al sufrimiento de Yemen”, sostuvo Jendoubi.
Agregó que “dado el terrible número de víctimas que la guerra sigue causando en el pueblo de Yemen, no es lógico que terceros Estados sigan proporcionando a las partes las herramientas de la guerra. El flujo de armas debe detenerse ahora”.
Los expertos también argumentaron que los perpetradores deben rendir cuentas por las violaciones cometidas, y delinearon las medidas por tomar, como hacer más inclusivo el proceso de paz y alentar un compromiso con la rendición de cuentas en las conversaciones de paz.
El informe insta al Consejo de Derechos Humanos y al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a garantizar que la situación de los derechos fundamentales en Yemen permanezca en sus programas y que no haya impunidad para los crímenes más graves.