Por Andrés Figueroa Cornejo
Tras el denominado Estallido Social del 18 de octubre de 2019, emergieron un conjunto de expresiones y posibilidades de organización desde los intereses de las y los oprimidos, independientemente del Estado, el sistema político y las clases propietarias.
Se trata de empeños e indicios preexistentes al Estallido Social que lograron manifestarse en terreno visible y compartido con otras voluntades más o menos similares, sobre todo, a través de las asambleas locales de personas comunes. Allí, en ese territorio social y comunal, se produjo la reunión subjetiva y política donde comenzar a debatir y practicar relaciones sociales que, consciente o inconscientemente, hacen parte de la tradición de la insubordinación popular de la historia del país.
El Referente Político Social (RPS) es una agrupación de iniciativas “desde abajo y por fuera”, iniciada en febrero de 2021, que se presenta como un momento táctico para enfrentar al régimen capitalista específico chileno, su crisis multidimensional en curso, y la pugna por la conquista de derechos sociales. Y en la coyuntura, como respuesta de una franja de las clases populares frente a la readecuación del poder mediante el denominado Pacto por la Paz y la Constitución (acuerdo de contención social del sistema de partidos políticos dominante) y su Convención Constitucional en curso.
Para conocer al RPS, se entrevistó a tres de sus participantes: Fernando Cortés, miembro del colectivo político Resistencia y Libertad; Nadia Poblete, que hace parte de una asamblea de la comuna de Maipú en Santiago y se declara feminista autónoma; y Reinaldo Pay, participante de grupos y asambleas de Hualpén, Concepción.
-¿Qué es el RPS?
FC: Es un esfuerzo de varias agrupaciones populares que se asemejan por tener una perspectiva de transformación revolucionaria y que leyendo que hay una ausencia en el país de alguna referencia que acerque a los sectores populares a la política, se propone construir un instrumento que agrupe a toda la gente que considera que los cambios tienen que venir desde abajo y por fuera de la institucionalidad. Queremos convertirnos en un sujeto relevante en la Historia.
NP: Surgimos como una instancia de articulación que pretende superar la idea de la sola coordinación de las organizaciones, con el fin de elaborar colectivamente una política y una táctica para enfrentar la salida por arriba de la elite que cobró forma en el llamado Acuerdo por la Paz y la Constitución el 15 de noviembre de 2019. Queremos aportar en la construcción del pueblo como sujeto político.
RP: Estamos porque el pueblo se convierta en un actor político que plantee su posición a nivel general, y que marche hacia un congreso de los pueblos en lucha. Pensamos que lo mejor de la Revuelta Social, que se consolidó en las asambleas populares y territoriales autoconvocadas, debe combinarse con las experiencias previas a la Revuelta que venían trabajando e interviniendo desde hace tiempo. La Revuelta, ciertamente, fue un hito que empalmó con las luchas sociales de los 90. El Estallido trajo lo nuevo juvenil, lo nuevo precario, lo nuevo feminista, los factores que demandan las luchas presentes en nuestros territorios. El RPS es una forma posible del pueblo que delibera, que no delega su deliberación, que luego resuelve y actúa en consecuencia.
-Referente Político Social es un significante cuyo significado parece en plena elaboración, como un instrumento no terminado…
RP: En efecto. Somos un empeño que primero debemos dotarnos de contenido en términos reales. O sea, primero es la construcción concreta de fuerzas, de identidad, y luego convendremos un nombre de acuerdo a esa construcción.
NP: Lo que se pretende es, también, romper con ciertas lógicas instaladas por las relaciones sociales capitalistas, donde la mercancía comienza y termina como una “marca”, y no contiene nada. El objetivo a este respecto es romper con la política-marketing, donde lo que falta de fuerzas sociales y política coherente se llena con publicidad, RRSS, etc. Lo que hoy nos interesa es levantar una práctica política de articulación, una praxis del compartir.
-¿El RPS tiene algunos principios vectores, algunas caracterizaciones distintivas?
FC: El punto de arranque de nuestro proceso está en la toma de posición respecto de la salida institucional por arriba del 15 de noviembre de 2019 para interrumpir el desarrollo de un periodo de desestabilización política provocado por el movimiento social y popular, cuyas potencialidades resultan peligrosas para los intereses del orden establecido.
El Estallido Social no fue un fenómeno anómalo si se considera la acumulación de los procesos de lucha que desde hace décadas se han ofrecido de manera fragmentada. Allí encontramos combates sociales contra el extractivismo, resistencia indígena, huelgas laborales, grandes movimientos estudiantiles y feministas, etc.
Ahora bien, nosotros no creemos que en el Estallido Social los pueblos estaban en las calles para exigir un cambio constitucional, ni para rotar las caras de los candidatos de un mismo régimen de opresión. Los dolores populares que se expresaron fueron por la crisis de la salud pública, del agua, de la educación, de la tierra. Por eso la formulación de un nuevo referente tiene que colaborar con la autogestión participativa, democráticamente directa de los derechos sociales por las mismas comunidades de los distintos territorios concretos. Y ello lo planteamos muy lejos de cualquier forma de estatismo asistencialista.
RP: Con un criterio de realidad, el RPS nos reunimos en julio donde concluimos provisoriamente que aún no estamos en condiciones de trazar una estrategia política. ¿Por qué? Porque si hoy nos encontramos en el empeño de constituirnos como pueblo, debemos enfrentar dos esfuerzos importantes en términos organizativos y programáticos. Nosotros, aunque cada uno tenga en su cabeza definido un proyecto de sociedad, no podemos caer en la irresponsabilidad de “saltarnos” el proceso colectivo que requiere semejante tarea. No por ello dejamos de jalar hacia el debate estratégico, por supuesto. Pero en la actualidad, el RPS se propone como una táctica para enfrentar un periodo determinado, caracterizado por una crisis abierta por arriba.
Evidentemente que, tal como lo hicimos en nuestro segundo encuentro, ya estamos inaugurando el debate alrededor de nuestros ejes programáticos. Pero no como un listado de demandas, sino que aportando los elementos funcionales para llegar a ser pueblo durante la misma dinámica de intervenir en la crisis aún no resuelta de los de arriba.
NP: Por ejemplo, respecto del feminismo nos encontramos en el momento del análisis de esta segunda ola feminista (la primera la situamos en los 1990), y cómo sufrió un fenómeno de institucionalización. Todavía nos queda definir en conjunto los lineamientos estratégicos sobre esta dimensión y las demás.
-¿Se sienten o no parte de las tradiciones de la izquierda popular?
NP: No podría ser de otro modo. Muchas y muchos de quienes hacemos parte del RPS venimos del activismo y militancias previas diversas, pero todas asociadas a la historia de los combates populares, a la historia añosa de los atisbos de poder popular autónomo. Naturalmente, ello no significa ni uniformidad ni menos obsecuencia irreflexiva con las experiencias anteriores. Existe la crítica profunda de los errores que testeamos en esa tradición, así como el rescate de aquellos pasajes de lucha que fueron oscurecidos.
Y de hecho, para la nueva conmemoración del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 llamamos a la marcha de todos los años, formando un bloque distinguible.
-¿Qué quiere decir “por fuera de la institucionalidad”?
RP: Por fuera de la institucionalidad es la manera de explicar las luchas de los estudiantes, los portuarios, la resistencia mapuche, en el pasado inmediato y a lo largo de la historia del país. Esto es, explicar la forma en que un sector del pueblo más organizado corre el cerco de lo legalmente permitido en la lucha por sus derechos.
También decimos ‘por fuera’ para significar nuestra crítica a la delegación del poder. La llamada democracia representativa no ha resuelto ninguno de los problemas clave de las y los de abajo. Entonces, realizamos la crítica, pero a la vez, comenzamos a solucionar nuestras propias necesidades nosotros mismos.
Así, paulatinamente, empezamos a prefigurar una sociedad, que si bien no la tenemos definida en todas sus determinaciones, sí en la práctica se funda sobre relaciones sociales solidarias, de apoyo mutuo. Y lo que decimos es tan concreto como las alternativas que socialmente exploramos para que la niñez popular no sea presa del narcotráfico ni del Estado.
NP: Desconfiamos radicalmente de los movimientos que se dan al interior de la institucionalidad. Y no creemos que sea posible construir pueblo con un pie fuera y otro pie dentro de la institucionalidad, porque una y otra vez termina por primar el pie dentro del sistema, el mismo pie que subordina y obstaculiza el desarrollo de la creación de pueblo protagonista de su historia.
-¿Y cómo se puede participar en el RPS?
RP: En nuestro segundo encuentro tratamos el asunto. Sabemos perfectamente que existen otros empeños, asambleas y colectivos parecidos al nuestro. Para eso, y mientras tanto, nos propusimos políticas de alianza. Pero creemos que el procedimiento de la unidad debe ser, precisamente, por abajo y en la práctica concreta de la cotidianidad de organización y lucha con otras y otros.
NP: En esa línea, y en el marco de nuestra Campaña Por una Nueva Primavera de los Pueblos en Lucha, también contamos con algunos medios: https://twitter.com/referente_rps, https://www.instagram.com/referente_rps/ , https://www.facebook.com/Referente-RPS-108000584919969 para quienes deseen informarse.