Por Víctor Piccininni.
«Afirmar la igualdad de todas las personas y trabajar por la superación de la simple formalidad de iguales derechos ante la ley avanzando hacia un mundo de iguales oportunidades para todos». Silo, 2005
Continuamos con esta serie de notas que titulamos Priorizar la salud. En la primera «No se trata de limosnas» destacamos la desigualdad en la distribución de la vacunas para el Covid-19 y remarcamos la necesidad de:
Una profunda transformación en los mecanismos internacionales, que debería ser impulsada por los organismos internacionales (ONU, OMS, UNICEF), que coordine y asegure una distribución equitativa de las vacunas que se van produciendo a nivel mundial entre “TODOS” los países independientemente de su capacidad económica, ideología de gobierno o ubicación geográfica. Se trata de un cambio profundo en el manejo de las crisis y los problemas sociales críticos que atraviesa la humanidad.
En esta segunda nota quisiéramos destacar una obviedad que, al parecer en la práctica, no es tan obvia. La podemos sintetizar del siguiente modo:
Brindar servicios de salud buscando prioritaria y exclusivamente un negocio implica una gran contradicción con la esencia misma de la salud.
Veamos por qué.
- Por un lado, la salud se presenta, en la teoría, como un derecho humano universal. Así lo afirma la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Art.25), la OMS (en su declaración fundacional) y la letra de las Constituciones de la totalidad de los países del mundo. (1)
- Por otro lado, los “negocios” buscan, en su esencia, obtener una ganancia (dinero, poder, recursos, bienes tangibles). Cuando se brinda un servicio de salud, como negocio, implicará, en la práctica, que algunas personas puedan acceder a él, otras no. Entonces, deja de ser un “derecho humano universal” para convertirse en una posibilidad que dependerá de los recursos materiales que se tienen o se puedan conseguir. He aquí la raíz fundamentalmente contradictoria de plantear la “salud como negocio”.
Una aclaración importante. En esta nota, no nos estamos refiriendo a la dicotomía entre salud pública y/o privada. Tampoco a la justa retribución que deben recibir los profesionales que trabajan en salud. Nos limitamos, específicamente, a la “contradicción conceptual” que se plantea al querer condicionar la atención sanitaria al plano de los negocios económicos.
Es un tema conceptual que luego se traslada a diversos campos de la práctica (medicamentos, tratamientos, patentes, avances científicos y tecnológicos aplicados, discriminación por zonas de residencia o nivel social, etc.). Será difícil modificar lo que ocurre en cada una de las situaciones particulares si no se resuelve el problema conceptual en su raíz.
Aclarado esto, volvamos a nuestro tema central y mostremos algunos ejemplos, al azar, de esta contradicción:
- Una persona tiene alguna enfermedad oncológica o poco habitual. Necesita para su tratamiento alguno medicamento costoso. Algunos valores: Zolgensma (USD 2.1 Millones), o Luxturna (USD 850 mil), o Vimizin (USD 370 mil), y podríamos seguir… Innumerables medicamentos y tratamientos cuestan miles y cientos de miles de dólares. Unos pocos tendrán el dinero. Otras pocas personas podrán recibir ayuda. Una gran mayoría estarán impedidos totalmente de acceder. Su posibilidad será casi “cero”. (2)
- Otro ejemplo. Sistemas de salud privados (con prioridad en el negocio) rechazan realizar ciertos tratamientos si el seguro de la persona no lo cubre. Algunas veces, comienza una “guerra judicial” para recibir la atención necesaria. Algunos lo logran, otro no.
- Ni hablemos, de la imposibilidad de habitantes de vastas regiones en el mundo (en cada país, en cada ciudad), que por su imposibilidad económica, ven impedido el acceso de prestaciones y tratamientos básicos de salud.
¿Quién no conoce situaciones de este tipo entre sus conocidos o familiares? ¿O quién no las ha escuchado o leído en los medios?
Ejemplos sobran en todas las latitudes que confirman la regla general: “la salud, enmarcada prioritariamente como negocio lucrativo, implica una gran contradicción con el principio básico de igualdad de posibilidades para todo ser humano”.
Superar esta contradicción no es tarea fácil. Implica transformar las raíces mismas del sistema social imperante donde “el dinero es todo” (“business y más business”). Marcarla y denunciarla es el primer paso. No naturalizarla y reconocerla como generadora de sufrimiento personal y social es el segundo. Imaginar, para luego proponer formas de superarla será el tercero…
2. www.clinic-cloud.com y www.cepal.org (precios orientativos en punto de origen)