POEMA
Esa madera…
que nos rodea,
desde antes de
las leyendas;
lejanos tiempos de
madrugada y
luna.
Esa madera…
que nos une a la
temprana niñez,
de la primera cuna.
Esa madera…
que ofrece mil
dones.
Que brinda reposo y
abrigo,
aún a los desdichados.
Que compone la sencilla
mesa,
donde escribo con
placer,
estas pocas letras.
Madera que vive
intensamente,
en árboles frondosos,
alojamientos vivaces
de mariposas y
luciérnagas.
Jilgueros,
alegres colibríes y
tenues huellas de
matinal rocío.
Esa madera…
de bosques,
vitales espacios,
en los que
ecologistas adolescentes,
se aferran al futuro,
con racional
desesperación.
Esa madera…
que nos asistirá,
más allá de nuestro
reverdecer en
unidad.
En pos de un futuro,
como gloriosa y
equilibrada Humanidad.