Era una cálida mañana boreal de un 6 de Agosto de 1945 en la ciudad de Hiroshima, y a pesar de la guerra, se vivía un ambiente de cierta normalidad, lejos de los escenarios bélicos, los niños iban a sus escuelas y los mayores a sus trabajos. Nada hacía presagiar el horror que vivirían luego cuando una poderosa bomba nuclear arrasara sus vidas para siempre. Ni los niños ni los adultos en ningún lugar de la tierra se imaginaron jamás que alguien en este mundo sería capaz de provocar tal atrocidad a sus semejantes. Mujeres y niños quemados, mutilados, con la piel y los ojos colgando fue la primera imagen dantesca de esa horrorosa mañana, luego lo serían los efectos de la radiación que provocó una agonía tanto o más dolorosa y prolongada.
Mundo sin Guerras y sin Violencia recuerda con tristeza un año más las fatídicas explosiones nucleares de Hiroshima y Nagasaki ocurridas hace ya 76 años, y lo pone de manifiesto en un esperanzado intento de que un suceso tan horroroso como ése jamás pueda volver a ocurrir, con la ingenua confianza de que la conciencia de la especie humana haya evolucionado lo suficiente para no hacer algo tan aberrante nuevamente.
Mundo sin Guerras y sin Violencia, miembro de la Red Internacional de Acción sobre las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés,), red que recibiera el Premio Nobel de la Paz 2017 por su contribución a la elaboración de un Tratado para prohibir las Armas Nucleares. Dicho Tratado denominado TPAN se aprobó en Naciones Unidas el 7 de Julio de 2017 con la venia de 122 naciones, quedando abierto para su firma el 20 de Septiembre de ese mismo año, y finalmente entró en vigencia el 22 de Enero de 2021 con la ratificación hasta la fecha, de 55 Estados.
Mundo sin guerra sostiene que la Campaña por la prohibición de las armas nucleares ha sido muy ardua y muy amplia, y lo seguirá siendo hasta lograr que la inmensa mayoría de los países del orbe ratifique el Tratado, incluidos los países que las detentan que son solamente nueve, a saber, Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido, Israel, India, Pakistán y Corea del Norte. Aunque estos países no han firmado el Tratado, hay algunos que han manifestado su voluntad de hacerlo si los demás, sobre todo Estados Unidos, lo hace. Y aunque los países europeos en su mayoría no las tienen, sí tienen emplazamientos de misiles nucleares, por ser aliados de los países nucleares en la OTAN.
Se están haciendo muchos esfuerzos a todo nivel, dice Mundo sin Guerras, por producir un quiebre en esta organización atlántica en lo que se refiere no solamente a la ratificación de la prohibición de las armas nucleares, sino como alianza, por considerarla una organización beligerante y expansionista.
Así mismo Mundo sin Guerras agrega que se están haciendo Campañas para conseguir que ciudades del mundo adhieran a la idea de aprobar un Tratado de prohibición de las armas nucleares, lo que ha sido muy fructífero pues más de un centenar de ciudades de todo el mundo han dado su respaldo a la prohibición.
De la misma forma se ha conformado una Red de Parlamentarios por la prohibición de las armas nucleares que ha logrado conseguir la firma de cientos de parlamentarios a lo largo y ancho del mundo. Esto sin contar las numerosas organizaciones de profesionales como la de los médicos por la prohibición nuclear, quienes están haciendo su propia campaña buscando adhesiones y haciendo eventos al respecto. Cabe señalar finaliza Mundo sin Guerras que existen 607 organizaciones miembros de ICAN en 106 países, lo que da cuenta de la masividad de la campaña por la abolición y eliminación de estos diabólicos artefactos.
En este sentido, Beatrice Fihn, directora ejecutiva de ICAN, al recibir el premio Nobel para la Paz dijo con fuerza: “Las armas nucleares tanto como las armas químicas, las armas biológicas, las bombas de racimo y las minas antipersonales son ahora ilegales. Su existencia es inmoral. Su abolición está en nuestras manos. El fin es inevitable. Pero, ¿será ese fin, el fin de las armas nucleares, o el fin de nosotros? Debemos escoger uno. Somos un movimiento por la racionalidad, por la democracia, por la liberación del miedo”
También el Papa Francisco, líder del mundo católico dijo al respecto: “Nunca debemos dejar de trabajar apoyando los principales instrumentos legales internacionales de no proliferación y desarme nuclear, incluyendo el Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares”
A pesar de este enorme respaldo de la sociedad civil de todo el mundo en favor de la prohibición de las armas nucleares, falta voluntad política por parte de los gobernantes del primer mundo de eliminarlas de sus arsenales nucleares sostiene Mundo sin Guerras, ya que claramente no están respetando la voluntad de la inmensa mayoría de la población mundial que quiere deshacerse definitivamente de ellas por considerarlas una amenaza a su propia supervivencia. Y aún cuando recientemente en su reunión en Ginebra los máximos representantes del poder nuclear, Biden y Putin declaraban que una guerra nuclear jamás debiera ser iniciada porque nadie ganaría con ella, no se entiende porque no se comprometen a desmantelar sus arsenales. Y las razones pueden ser, según esta organización:
- La desconfianza mutua de que haya un real desarme entre los adversarios
- La porfiada insistencia en que su existencia ha evitado una tercera guerra mundial convencional.
- Los altos intereses económicos involucrados en la industria nuclear
Tal es así que se siguen invirtiendo trillones de dólares en la mantención y desarrollo del armamento nuclear, sin que haya un compromiso real por su eliminación. Así, a pesar de ser las armas nucleares ilegales actualmente en virtud del Tratado de prohibición de las armas nucleares TPAN, los gobiernos que las detentan siguen yendo en contra de la voluntad de sus pueblos, de sus propios ciudadanos que los eligieron, sostiene Mundo sin Guerras.
No se comprende cómo, enfatiza esta organización, el único país que ha sido víctima de una detonación nuclear como Japón, tenga como aliado militar al país que lo bombardeó nuclearmente, por el solo hecho de acogerse a su paraguas nuclear que supuestamente evitaría un ataque nuclear por parte de China o Corea del Norte, yendo en contra de la inmensa mayoría de la población japonesa que detesta las armas nucleares con sobradas razones.
Una de las sobrevivientes (hibakusha) del holocausto, Setzuko Thurlow dijo al recibir el premio Nobel de la Paz en Oslo: “A todos los presidentes y primeros ministros de todas las naciones les suplico: únanse a este Tratado, erradiquen para siempre la amenaza de la aniquilación nuclear. Cuando era una niña de trece años, atrapada en escombros humeantes, me mantuve empujando y moviéndome hacia la luz. Yo sobreviví. Nuestra luz es ahora el Tratado de prohibición. A todos en esta sala y a todos los que están escuchando en el mundo, les repito aquellas palabras que yo escuchara llamándome en las ruinas de Hiroshima. No renuncies. Sigue empujando. ¿Ves la luz? Arrástrate hacia ella”
Mundo sin guerras y sin Violencia ha acogido su llamado y está organizando marchas a través de todo el mundo en donde se destaca entre sus objetivos cardinales la abolición y eliminación total de las armas nucleares. Precisamente el 18 de Julio pasado ha lanzado su Marcha Latinoamericana que comienza el 15 de Septiembre y concluye en Costa Rica el 2 de Octubre, Día Internacional de la Noviolencia.
Sin duda, hay que comenzar a hacer lo que no se hizo durante siglos, lo que no se hizo jamás en la historia de la humanidad, que es construir y fortalecer las confianzas entre todos los países del mundo, de cambiar el paradigma de la competencia por el poder y los recursos naturales, de los nacionalismos egoicos, por la colaboración y la cooperación mutua entre todas la naciones, por superar los antagonismos raciales, religiosos y políticos y construir una Gran Nación Humana Universal en la que la unión y la tolerancia de todas las culturas predomine por sobre todas las diferencias y se logre un multilateralismo de verdaderas Naciones Unidas trabajando por un mejor destino común para todas los pueblos de la tierra.
Estamos en la encrucijada final de nuestra civilización humana, y tenemos la oportunidad histórica de ir hacia un futuro maravilloso para la especie humana. Todo depende de cada uno de nosotros.