PROSA POÉTICA
Por extraños y sorprendentes caminos avanzamos en busca del Sentido. Caminos oscuros y luminosos acompañan nuestro andar. Cuando el camino se oscurece, todo está mal. El dolor y el sufrimiento invaden nuestro ser, exigiendo revancha y reivindicación. Se impone el deseo de venganza, el cálculo, el resentimiento y la degradación.
Un gran huracán irrumpe en nuestras vidas, amenazando arrancar de cuajo todo lo construido. Destruyendo nuestra vida, la de otros o ambas. Todo lo tiñe nublando nuestra visión.
La búsqueda significativa se presentó así. Un caos. Un derrumbe. Como una gran revolución fue. Como lamento y desesperanza llegó. Agitando todo, anunciando la gran caída, el gran derrumbe.
Todo moviéndose. Adentro y afuera. Vértigo eterno. Imágenes e ideas nada interesantes, fluyendo a millón.
El cálculo se presenta. La revancha y la degradación exigen su lugar. La búsqueda así se presentó, derribando creencias, formas y estilos.
¡Ahora sí, hasta el mismo infierno caeré!
Viaje sin retorno será. El futuro cerrado se ve…
¡Pero mira como así no es!
Lo sabemos, sólo que olvidamos. Olvidamos cuántas veces hemos caído y cuántas nos hemos levantado. Creemos haber olvidado pero la huella indeleble de aquella experiencia ha dejado su traza, su indicador, su dirección. Un mapa del tesoro hemos creado, sin saber.
La ayuda llega. Desde lo profundo emerge tibio y resplandeciente el sol que ilumina el tesoro oculto en tu corazón. Todo se transforma, lo sagrado se hace presente. Los vientos se convierten en suave brisa. La respiración se hace intensa y una suavidad te deleita.
Y entonces surge…
¡La bocanada!
¡El Pedido!
La fe inmensa que todo es posible, incluso lo imposible, se siente. El milagro y su existencia se hacen evidentes.
Desde allí pides, a tu dios, a tu guía, a una imagen inspiradora. Pides desde la real necesidad. Pides para salir de la contradicción. Pides por el regreso de la unidad perdida, por saltar sobre esa nostalgia profunda que te hiere y te lastima. Claridad de pensamientos invocas con humilde corazón. Pides por ti, tu gente querida, por otros.
Y allí estamos nuevamente, de cara al sol, absorbiendo su luz “como si fuera un líquido o un viento, porque en ella, ciertamente, está la vida”.
¡El regalo…no hay que olvidar el regalo!
“Porque bastará con que interrumpas un instante lo que va sucediendo en tu vida, para que en el contacto con tu interior se despejen tus sentimientos y tus ideas”.