CAUSAS
Por Leo J. Leguizamón
El ámbito de la cultura está crónicamente precarizado y aunque la RBU es, sin dudas, la mejor política cultural capaz de dar respuesta a la precarización laboral, también es necesario cambiar la percepción social del valor y la importancia de la cultura en el desarrollo personal y social.
A este problema de la falta de valoración social de la Cultura no podemos limitarla solamente a una cuestión económica, aunque se vea reflejada en ella.
A cuántos de nosotros nos ha sucedido infinidad de veces esto:
Alguien te pregunta:
_¿A qué te dedicas?
_¡Soy músico!
_¿Y de qué trabajas?
Esto es algo muy típico. La música es un trabajo, al igual que todas las demás ramas del arte. Y además de ser un trabajo, cumple un rol muy importante en la vida de las personas.
Es muy común cuando le preguntas a la gente que le gusta hacer en su tiempo libre que te respondan: escuchar música, ir a bailar, ir al teatro, al cine, mirar películas, leer, visitar galerías de arte, etc. Es decir, consumir arte.
Es cierto que cada artista tiene un nivel de desarrollo distinto, una determinada cantidad de tiempo invertido en el estudio y en la práctica, más o menos experiencia…
Pero esto sucede en cualquier labor. Y seguramente teniendo el piso económico que nos brinda la RBU, las y los artistas podrán perfeccionarse llevando al máximo su capacidad artística, sin verse obligados a suspender su capacitación y profesión para buscar otros medios de subsistencia y vivir una vida, alejados de aquella vocación en la que se sienten realizados.
Esta garantía económica, por un lado, nos libera tiempo para aplicarlo a la capacitación y la producción artística y, por el otro, nos libera del chantaje del trabajo precario y de las condiciones de explotación tan frecuentes en nuestro sector.
El arte y la cultura deben ser reconocidos como «trabajos esenciales» y ese reconocimiento social económico, independientemente del estatus social, del desempeño laboral y de la capacidad de cada artista, solo puede otorgarlo la RBU.
Autor: Leo J. Leguizamón es músico humanista y miembro de la Red Humanista por la Renta Básica Universal