Las recientes elecciones primarias no definieron para nada cuáles y cuántos serán los actores de la próxima elección presidencial de noviembre. En la derecha, el triunfo del candidato independiente no dejó conforme a los tres partidos del sector, toda vez que a Sebastián Sichel se le imputa haber obtenido el apoyo de La Moneda y de Piñera, un personaje que ya no resulta grato ni en la UDI, Renovación Nacional y Evópoli. Que más bien ahora ellos mismos le espetan ser el principal responsable del desafecto popular hacia el oficialismo.
Es así como el Partido Republicano ha advertido que con los otros partidos de la derecha ya no habrá acuerdo para integrar las listas parlamentarias y que de todas maneras en la papeleta de noviembre estará José Manuel Kast, el líder de esta colectividad considerada ultra conservadora.
Esta postulación sin duda conspira contra las pretensiones de Sichel de llegar a la segunda ronda electoral, aunque eso dependerá mucho de la posibilidad de que el centro político y la izquierda arriben a acuerdos electorales que le den buenas perspectivas de triunfo en un país claramente inclinado hacia el vanguardismo, pero que tampoco ve con buenos ojos a esa enorme cantidad de partidos y movimientos políticos que aseguran ser los representante de una población abrumada por el sistema económico y social imperante, en que el número de pobres suma ahora a un millón más de chilenos a causa del desempleo, los efectos de la pandemia y los abusos de la clase empresarial.
No hay duda que el amplio triunfo de Gabriel Boric en la primaria de la izquierda no dejó tampoco a todos muy contentos, toda vez que al mismo ganador muchos no le perdonan haber hecho posible el acuerdo parlamentario que fijó las normas y el quórum de la Convención Constituyente, además de haber apoyado como diputado algunas leyes que le dan atribuciones al Gobierno para reprimir las manifestaciones callejeras. Los derrotados comunistas han adherido a su candidatura como disciplinados que son, pero ya se sabe que las directivas de éste y otros partidos ya no pueden garantizar el comportamiento electoral de sus militantes.
Desde el día siguiente de conocidos los resultados de la primarias no ha cesado la explosión de otras candidaturas de la izquierda más radical, como que la Lista del Pueblo, por ejemplo, asegura que también levantará un candidato presidencial, algo que es inquietante para todo el espectro político si se considera el sólido resultado electoral de este referente en las elecciones para nominar los miembros de la Convención Constituyente. Por otro lado, varios líderes de los pueblos ancentrales buscan también la posibilidad de un candidato presidencial propio, al tiempo de quejarse por la discriminación practicada por las “componendas políticas” de los constituyentes que son militantes de partidos. Una crítica que para muchos es injusta por la gran cantidad de gestos que el mundo político le ha brindado en el último tiempo a las demandas de los pueblos fundacionales, especialmente de los mapuches. Aunque hasta aquí nada o muy poco se ha hecho para devolverle la propiedad de las tierras de la Araucanía.
A todo esto, debemos considerar que el Partido Socialista, el PPD, los radicales y la Democracia Cristiana no han considerado rescindir sus respectivas candidaturas presidenciales, lo que podría agregar unos tres postulantes más a La Moneda, o al menos uno o una si estos partidos acuerdan realizar una propia primaria entre ellos, o simplemente los que se ven menos aspectados por los sondeos de opinión pública renuncien de motu proprio. En los próximos días se despejará la incógnita al interior de la ex Concertación, como asimismo si serán capaces de presentar una sola lista de candidatos al Parlamento. Pero los apetitos por llegar a La Moneda se expresan también en otra cantidad de eventuales candidatos, como es el caso de Eduardo Artés, de Unión Patriótica, que ya postuló en las presidenciales del 2017 y destacó por su buen verbo, como también por su franca simpatía hacia el régimen de Corea del Norte.
Es también posible que dentro del propio Frente Amplio de Boric se produzcan algunas escisiones, como hasta la posibilidad de que el carismático alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, pueda tentarse por ser el abanderado de otras expresiones izquierdistas o incluso ser tentado por la propia Lista del Pueblo para que los represente.
La explosión de candidaturas del mundo progresista deja muy incierto el panorama electoral y pone a la propia derecha y a Sebastián Sichel en la posibilidad de asegurarse el paso a una segunda vuelta electoral. Cuestión que también pudiera favorecer a la ex Concertación, sobre todo si este esmirriado sector conviene en apoyar en conjunto a la recién proclamada senadora DC Yasna Provoste, quien es muy bien reconocida por su labor parlamentaria, por ser parte de su etnia diaguita y haber remontado con mucho éxito después de una acusación constitucional urdida por la clase política que la tuvo cinco años proscrita y sin posibilidad de ocupar un cargo público.