El terremoto y sunami democráticos de Mayo colocaron sin duda a la Lista del Pueblo y a la bancada de los pueblos originarios como los principales ejes emergentes de la política chilena y como los motores de un efectivo cambio democrático del país. Y no sólo porque le propinaron una catastrófica derrota electoral a las dos derechas; sino además, porque a diferencia del Frente Amplio y del propio Partido Comunsta, no han experimentado ningún acomodamiento histórico con aquellas. Recordemos que el PC fue partícipe del gobierno de la “Nueva Mayoría”, que terminó consolidando y perfeccionando el “modelo chileno”, aún más que los 20 años de gobierno de la derecha concertacionista. Y que el FA terminó traumáticamente cohonestando el diseño del 15 de noviembre que le impide a la Convención aprobar democráticamente (por mayoría) una nueva Constitución.
Por tanto no ha sido casual que las dos derechas se hayan cerrado totalmente hasta la fecha a modificar el antidemocrático quórum de los dos tercios. Pese a que ahora aquello “desnude” a la ex Concertación; ya que la derecha tradicional sola –al no obtener el tercio- se supone que ya no ganaría ni perdería nada con la abolición de dicho quórum…
Pero además, lo que es francamente escandaloso es que se estén dando vuelta atrás en el propio diseño del 15 de noviembre, en cuanto a posibilitar listas de independientes y en preservar escaños reservados para los pueblos originarios para el próximo Congreso Nacional. Si esto fue considerado democrático para elegir a los convencionales que aprobarán nuestra Ley Fundamental del futuro, con mayor razón lo será para elegir el órgano representativo del pueblo para aprobar el conjunto de las demás leyes. Y no hay que ser muy perspicaz para darse cuenta que las dos derechas ¡se asustaron de su propia creación!, ya que nunca creyeron en el sorprendente y enorme éxito que podría obtener una lista de independientes; los que sumados a la bancada de pueblos originarios podrían llegar a obtener ¡más de un tercio del próximo Congreso Nacional!
Y a decir verdad, ni el FA ni el PC –pese a hacer un virtual saludo a la bandera respecto de lo primero al presentar un proyecto conjunto de ley en tal sentido, que quedó “dormido” en el Congreso- no han planteado con fuerza la preservación de ninguna de las dos ideas. Es más, respecto de la preservación de la bancada de los pueblos originarios no han dicho ni pío. ¡No parecen darse cuenta de lo crucial que es aquello para una efectiva democratización de nuestro país! ¡Y ni siquiera parecen darse cuenta que eso también les convendría políticamente a ellos; en la medida que los dejaría en una posición política de constituirse en mayoría, junto con los anteriores!