Por: Jorge Escobar Banderas

El pasado miércoles 28 de abril cientos de colombianos salieron a las calles para rechazar el proyecto de reforma tributaria presentado por el Gobierno al Congreso de la República. Sin embargo, con el transcurrir de los días, el Paro convocado se convirtió en un estallido social que puso en jaque la gobernabilidad del país. 

Cali es la principal ciudad del suroccidente de Colombia, ella ha sido el epicentro de las manifestaciones que, por estos días, han dado cuenta del malestar que existe entre la ciudadanía, especialmente entre los jóvenes, quienes ven afectada su calidad de vida ante la falta de oportunidades laborales y de estudio. 

Desde Pressenza hemos buscado comprender el porqué este territorio con más de 3 millones de habitantes ha sido el foco de las protestas. Las fuentes coinciden en que el desempleo, el desplazamiento forzado y la violencia que se vive en las comunidades más vulnerables, han sido algunas de las causas que los motivaron a expresar el inconformismo.

De acuerdo con estadísticas gubernamentales entregadas por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE)), para finales del mes de enero del 2021, 286.000 personas se encontraban desempleadas en Cali, de las cuales 106.000 eran jóvenes entre los 14 y 28 años. Así mismo, el Observatorio de Seguridad y Justicia de la ciudad, registró la muerte por homicidio de 8.837 jóvenes entre 2010 y 2020.  

El líder juvenil, Sergio Lucumí afirmó que en esta ciudad se ha dado el estallido, porque además de las falta de oportunidades, se incrementó, pues no se ha garantizado el derecho a la protesta, por lo que se han dado situaciones donde la fuerza pública arremete en contra de los jóvenes. “Los medios decían que habíamos salido a las calles por la reforma tributaria, pero eso sólo fue la gota que rebasó el vaso”, sostiene Lucumí.  

Por su parte, el arzobispo de Cali, monseñor Darío de Jesús Mosalve manifestó a través de su cuenta de Twitter que la ciudad vive un cruce de guerras, entre las cuales se destaca la política que tiene como objetivo la búsqueda de la conmoción interior. Ante ello, le hizo un llamado para retirar al Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad).

Este componente de la fuerza pública ha protagonizado enfrentamientos con los manifestantes, quienes han optado por bloquear distintas intersecciones de la ciudad, en su mayoría, ubicadas en sectores populares del oriente y la ladera.

Siloé (ladera) ha sido una de las comunidades que más afectada se ha visto por la represión policial. Vecinos confirmaron a Pressenza la hostilidad y crudeza con las cuales se han dado los operativos para el despeje de las vías, reprimiendo a los jóvenes asentados en los plantones. 

Uno de los jóvenes habitantes del sector, quien prefirió no ser identificado, confirmó que durante las noches en que se han presentado esos enfrentamientos, la ladera se ha quedado sin internet, por lo cual no pueden compartir información al momento de lo que está sucediendo. 

https://www.eltiempo.com/tecnosfera/novedades-tecnologia/paro-nacional-anonymous-y-netblocks-denuncian-caida-de-internet-en-cali-586174

En este punto, al igual que en otras partes de la ciudad, se han denunciado desapariciones forzadas. De acuerdo con la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, desde el 28 de abril hasta el 23 de mayo se han registrado 21 personas desaparecidas. Sin embargo, la Fiscalía General de la Nación ha contabilizado 19 casos, de los cuales 15, ya aparecieron. 

Dario de Jesús Monsalve, arzobispo de Cali, resaltó que distintos sacerdotes católicos y pastores cristianos han sido testigos de las agresiones realizadas en los puntos de bloqueo, por parte de la policía a los manifestantes. A su vez, cuestionó en su cuenta de Twitter a quiénes estaban detrás de esas órdenes de agresión. 

El 28 de mayo pasado, en un foro convocado por CLADE, Pressenza, ALTER, ALTERNATIVES, CAPMO y la  Universidad del Cauca, el profesor Gildardo Vanegas del Departamento de Ciencia Política de la Universidad del Cauca, explicó en la primera parte de la conversación, las variables constitutivas de la crisis que vive la ciudad de Cali y el departamento del Valle del Cauca y que llevaron a la situación actual en el marco del Paro Nacional. Entre otras cosas reconoce que «tiene que ver con la violencia que ha estado presente en la ciudad; la intensa migración que tiene antecedentes en la Violencia Política, desde finales de la década del 40, desde el Eje Cafetero, el norte del Valle, el pacífico, de Antioquia y de venezolanos; igualmente porque ha sido epicentro del crimen organizado y la fractura del narcotráfico que ha sido causa del empobrecimiento de la ciudad, que tiene cerca de 900 mil personas de los 2 millones y un poco más de habitantes que tiene, que están en pobreza monetaria».

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Finalmente, el líder juvenil, Sergio Lucumí afirmó que existe disposición para dialogar con las autoridades, siempre y cuando existan garantías. “Nosotros estamos peleando por lo justo, hemos querido conversar con garantías. Se ha atacado con sevicia, tenemos las pruebas pero no hemos podido denunciar”. Y, al ser consultado sobre si existe temor entre los jóvenes por salir a las calles en un momento, donde los contagios de covid-19 en la ciudad se han incrementado, afirmó: “preferimos morirnos de covid a morirnos de hambre”.