Esto sería liberador, porque nadie se vería obligado a soportar discriminaciones, ni maltrato de nadie ante el chantaje de la necesidad de supervivencia. ¿Qué tal si uno pudiera decir a su jefe: «me respetas, o ahí te quedas? ¿Qué tal si una no tuviera que tragar saliva y guardar silencio ante los malos tratos y la incomprensión de l@s malos compañer@s de trabajo? ¿Qué tal si perdiéramos el miedo a quedarnos en la calle, en caso de que no toleráramos la discriminación?
La Renta Básica Universal figura definida, en el art.1.3 de la Declaración de los Derechos Humanos Emergentes (Monterrey 2007), como derecho de ciudadanía que asegura a toda persona, con independencia de su edad, sexo, orientación sexual, estado civil o condición laboral, el derecho a vivir en condiciones materiales de dignidad. Si se reconociera por todos los países, se cumpliría con los principios y valores de dignidad, libertad, igualdad y participación que se contemplan en las normas internacionales y europeas que defienden los Derechos Humanos.
La igualdad de trato y oportunidades que se enuncian en la Declaración Universal de los Derechos Humanos son sólo papel mojado si no se tienen los recursos económicos para hacerlos realidad. De nada sirve que esté escrito que tenemos derecho al alimento, a la casa, a desarrollarnos personalmente, si no tenemos las monedas para pagar esa comida, esa casa, esas comunicaciones, esa energía, esa formación…
Porque la igualdad de Derechos se ha de producir en los hechos, y no solo en los escritos, es importante que tod@s firmemos en apoyo a la Iniciativa Ciudadana Europea por una Renta Básica Incondicional, Universal, Individual y Suficiente.
FIRMA YA!!! https://firma.rentabasicaincondicional.eu