Kenneth Kaunda el último de los pioneros de la independencia del colonialismo africano (1924-2021)
Conocí a KK como se lo llama afectuosamente en Zambia, en 1989 acompañando a Silo (Mario Rodríguez Cobos) en su visita oficial a Lusaka como invitado del presidente.
Silo fundador de la corriente de pensamiento conocida como Humanismo Universalista venía de participar en el acto de Fundación de La Internacional Humanista en Florencia, Italia, la semana anterior.
Nuestra delegación estaba integrada por Silo, Fulvio de Vita y yo, y permanecimos en Lusaka durante 3 días como huéspedes oficiales del presidente.
Kaunda había enviado a su embajador en Roma a representarlo en el acto fundacional de la Internacional Humanista, con el encargo además de organizar la visita a Lusaka.
Kaunda se definía como humanista, rechazaba la violencia y jugó un papel fundamental en la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, proveyendo asilo y protección al ANC (African National Congress) y sus líderes, hasta la liberación de Nelson Mandela de una prisión de 27 años en la cárcel fortaleza de Robben Island, y otras prisiones.
Kaunda compartió muchas horas de conversación con Silo, plasmado por él en un relato bajo el título de “Kaunda”, en su obra “El Dia del León Alado”, conteniendo sus impresiones de la visita.
Kaunda fundador y primer presidente de la República de Zambia en 1964, permaneció en el poder durante 27 años hasta 1991, liderando de facto la lucha política contra el gobierno de minoría blanca en Sudáfrica. En 1991, llamó a elecciones multipartidarias en Zambia, luego de la puesta en libertad de Nelson Mandela y de suscripción de acuerdos y garantías por el gobierno del Apartheid de llamar a elecciones democráticas por primera vez.
Su trabajo fundamental estaba concluido, con Mandela a cargo se aseguraba la liberación del último bastión colonialista en África del Sur.
KK se retiró pacíficamente y dedicó el ultimo periodo de su vida a la lucha contra el SIDA y otras causas humanitarias en Zambia, uno de los países con mayor incidencia de la enfermedad en el continente.
Luego de nuestra breve visita a Lusaka en 1989, no volví a ver a KK hasta 1997. Siempre sentí curiosidad por conocer mejor a este ícono de la lucha contra el colonialismo que compartía desde otras vertientes de experiencia una filosofía humanista. Por accidente vi anunciada una conferencia de Kaunda en el Hall Metodista de Londres. Me propuse intentar verlo nuevamente y completar así mi conocimiento de esa figura excepcional que había visto durante la breve visita a Lusaka años antes.
No tenía billetes y la sala estaba repleta de público, me acerqué a la puerta, que en ese momento se abrió y apareció KK seguido de probablemente personal de seguridad, en dirección al baño. Eso me pareció auspicioso y esperé a su regreso. Allí lo intercepté y me presenté velozmente como secretario de la Internacional Humanista, recordándole nuestra visita a Zambia. Se detuvo, me miró y me dijo, «sí, me parece recordar…». Dio instrucción a sus acompañantes de darme los detalles y quedamos de encontrarnos al día siguiente en su hotel, volviendo a desaparecer en la sala repleta.
Nuestro encuentro fue cordial, con humor y simpatía, intercambiamos sobre algunas de las experiencias de los últimos años. Quiso saber de Silo y del progreso del Humanismo y la Internacional, hablamos de la incorporación del UNIP a la Internacional, de los cambios en la situación mundial…al cabo de un par de horas, éramos como viejos colegas de ruta en la lucha por la libertad humana. Exploramos las posibilidades de colaborar desde la Internacional, con el posible retorno al poder de su partido, en una Zambia corrompida y fracturada bajo el gobierno de Frederick Chiluba.
Esa fue la primera de una serie de visitas de KK a Londres ese año y el siguiente, donde nos encontramos con frecuencia, y buscamos apoyar sus contactos con figuras de la política y el comercio que pudieran eventualmente facilitar un posible regreso de UNIP al poder.
Una visita de Kaunda a la Fundación FHD en Londres en 1998.
KK fue encarcelado bajo una acusación espuria, de traición. Su nacionalidad suspendida, bajo el pretexto de haber nacido fuera del territorio actual de Zambia, y su hijo asesinado en lo que se presentó como un intento de robo. Al no poder garantizar su seguridad en Zambia, KK trasladó su residencia a Zimbabwe, bajo la protección de Robert Mugabe.
Kaunda fue un hombre bueno, valiente y consistente en un mundo conflictivo y violento del fin del colonialismo africano. Nunca lo escuché hablar con violencia o resentimiento. Fiel a sus principios, sobrio y honesto, ha dejado para las futuras generaciones de África y el mundo, como Nelson Mandela, un modelo de conducta no violento, humanista e inspirador.