Latinoamérica -COPEHU


Para dar paso a esta iniciativa, diferentes educadores de varias partes de América Latina se reunieron virtualmente para reflexionar sobre sus experiencias actuales en medio del escenario pandémico, y generar futuras propuestas en pro de replantear el modelo educativo de hoy en día. Bajo el lema «¿Reflexionemos juntos? El futuro de la educación. El ser humano como el eje central», la Corriente Pedagógica Humanista, todos coincidieron en que se enfrentan a problemas y desafíos similares en los diferentes países. La organización se compone aproximadamente de 80 maestros, profesores, maestras, estudiantes de diferentes niveles y áreas de la educación, así como madres y padres de familia de Brasil, Argentina, Chile, Perú, Bolivia y España.

Existieron opiniones diversas como la de Mabel, una maestra de la provincia de Santa Fe quien dijo: «Esta situación nos ha acercado a los hogares, permitiéndonos comunicarnos de otra manera. Pero seguimos enfrentándonos a imposiciones del Ministerio de Educación provincial, nos pide que sistematicemos los contenidos. Es difícil aplicar lo exigido por los ministerios y enfocarse en las situaciones que les acontecen a las familias. Por eso creemos que es más importante dedicarse al lado humano, no obstante, tenemos la presión de trabajar con el contenido programado.

Mientras que la maestra Viviana, oriunda de Vera que además labora en Calchaquí ubicado al norte de la provincia de Santa Fe, afirmó: «En esta situación hubo muchas dificultades, sobre todo estar fuera del aula de clases. Los profesores están muy acostumbrados a permanecer dentro de este lugar ¡Fue difícil! Sin embargo, en la directiva tuvimos varias conversaciones con nuestros profesores para centrarnos en la labor con los representantes del alumnado. Es muy dificultoso impartir el programa de estudios porque en nuestra región no funciona muy bien la conectividad al Internet. La comunidad donde se encuentra la escuela tampoco tiene acceso, no hay acceso a las herramientas tecnológicas para todos. Las formas para enviar los contenidos a las casas fueron complicadas. En cuanto a la cuestión pedagógica, era compleja».

Por lo tanto, se identificaron las coincidencias en los retos y dificultades actuales en el marco del contexto pandémico y las posibilidades de avanzar hacia una ‘educación humanizadora’, al potenciar la vocación (docente), las mejores virtudes y la diversidad, dirigida hacia un nuevo paradigma donde el ser humano sea el valor central.

Durante la reunión se trataron varios temas, como la inhumana situación de la política brasileña, las contradicciones entre el discurso y las presiones institucionales en Argentina, particularmente en la provincia de Santa Fe; las prioridades de los temas a tratar en la crisis provocada por la pandemia, la aparición del miedo a la muerte en los niños, una nueva cercanía entre las familias y los profesores, la necesidad de herramientas internas para los profesores, la urgencia de cambiar los criterios de evaluación y trabajar en el acompañamiento, la importancia de tener o reforzar el contacto con la vocación en la formación de los profesores, la capacidad de oponerse de los educadores a las presiones institucionales, entre otros.

Asimismo, Romina quien es directora de una guardería de la ciudad de Quilmes, provincia de Buenos Aires, afirmó que «nuestro lugar ahora es estar cerca, contener, humanizar la tarea docente. Estamos atravesando la misma crisis que atraviesa la sociedad. Este espacio para dar humanidad a los profesores es necesario porque en ocasiones se les exige ser superhéroes.

Por otro lado, Luana es una educadora de la ciudad de São Paulo, Brasil, manifestó: «No conocemos las herramientas que cada uno tiene a su alcance. Muchos de nosotros hacemos cosas muy buenas, tenemos que confiar en nuestras herramientas para conectarnos con los demás. Podemos pensar qué podríamos hacer para llegar a cada país, haciendo intercambios y generando nuevas ayudas para los niños.

Por su parte, Marcelo quien es miembro del Colegio de Profesores de Chile, mencionó que «cuando se supere esta crisis, también habrá que sobrepasar las otras pandemias, como la económica, generada por el modelo neoliberal». Hoy podemos ayudar a las personas a tener una visión futurista y a pensar que no todo está perdido. Que esta crisis puede servir para sanar esta (educación) y otras áreas, que tenemos que asistir en lo que transmitimos a los estudiantes, a nuestros compañeros, que su dolor, y cada sacrificio, tiene sentido en este preciso momento.

En cuanto a Geber quien es educadora de Lima, Perú, se refirió a lo siguiente, «buscamos, como docentes, la forma de generar vínculos. Estos vínculos se están logrando de diferentes maneras, el Estado los ha implementado a través de la televisión, la radio y las redes sociales. Uno de los problemas es que muchos de nosotros no podemos manejar todas las nuevas tecnologías. Uno de los retos para los profesores es capacitarnos en otros medios».

Mientras que la madrileña Marín, que trabaja como profesora en el ámbito de la educación infantil, coincide en que en su país se da una situación similar: «En España, la ministra de Educación acaba de establecer que no se enseñen tantos contenidos, sino que la tarea sea de refuerzo, y eso fue un gran alivio. Es como poder prestar la debida atención a lo que faltaba, que es el vínculo. Más allá de la presión del número de horas que tenemos que dedicar, seguimos priorizando, de forma consumista, la adquisición de contenidos y no cómo avanzar como seres humanos. ¿A costa de qué? ¿De ser los mejores del mundo?

A través de este gran intercambio, se destacó la posibilidad de reformular la vocación (docente), el modelo educativo y el futuro respecto a la situación vigente. Se trabajaron diferentes propuestas de actuación en el avance de la construcción de esta educación humanizadora tan necesaria hoy en día. La Corriente Pedagógica Humanista (COPEHU) informará a través de sus redes sociales de los nuevos encuentros para profundizar en estas importantes reflexiones que se ofrecieron y que están dispuestos a nuevas aportaciones.


Traducido del portugués al español por Esther Aguirre