“Yo renuncio al placer de ser aplaudido, por la satisfacción de ser útil a la patria”.
Félix Varela
Toca a la prensa encaminar, explicar, enseñar, guiar, dirigir, tócale examinar los conflictos, no irritarlos con un juicio apasionado, no encarnizarlos con un larde de adhesión tal vez extemporánea, tócale proponer soluciones, madurarlas y hacerlas fáciles.
José Martí
¿Qué papel desempeña la prensa, en la construcción de un socialismo próspero y sostenible, y en la consolidación de la ideología revolucionaria?
Sin duda alguna, el desafío más grande que tiene la prensa cubana como parte del sistema de comunicación pública de nuestro país, es rescatar y consolidar la credibilidad del pueblo. Algo solo posible si ubicamos la prensa como parte de las formas de control popular.
Ante el abordaje de este tema, nos viene a dar en la cara, como realidad contrastante, que a pesar de llevar casi 15 años de perfeccionamiento, muy poco se avanza en esta dirección.
En mi modesta opinión, considero que el problema está en la forma de ejercer el periodismo para ganar la confiabilidad del pueblo, y ello se fundamenta, en saber valorar o tener presente la conjugación de inmediatez, profundidad, seguimiento y propuesta, a la hora de valorar los problemas que le afectan en todos los órdenes, donde no pueden quedar fuera sus opiniones, valoraciones y sugerencias. Una herramienta que no debería faltar al trabajo periodístico en estos tiempos, es el seguimiento informativo, es decir, ante la denuncia de un problema, su seguimiento hasta superarlo, de lo contrario, estaríamos haciendo permanentemente catarsis y se perdería la efectividad periodista y el descredito ante el pueblo, lo que cabe en la expresión popular “total, todo sigue igual y nada se resuelve”. En ese papel, el periodismo moderno y comprometido no puede flaquear, y mucho menos cansarse. No se trata de pedir al periodismo, usurpar el papel de los decisores y funcionarios del gobierno en las diferentes instancias, su misión es informar, denunciar, criticar, aclarar, reconocer y aglutinar con sólidos y convincentes elementos, haciéndolo por demás, con sencillez, precaución, profesionalidad, sentido de causa y compromiso revolucionario.
Hoy se nos convoca a un cambio de mentalidad y en ese sentido a pesar de que se nos pide polemizar y discrepar desde posiciones revolucionarias, habrá que estar dispuesto a apagar malos entendidos, arbitrariedades y revanchismos, entre muchos otros improperios, a los que tampoco el periodismo escapa, y sobre el cual cualquier buen patriota y revolucionario cubano tiene una historia que contar.
Pero para no irnos del complejo tema de análisis, le puedo asegurar que hoy el periodismo cubano, está lejos de reflejar los problemas y el propio debate social que tiene lugar en nuestra sociedad, y solo un pequeño detalle le puede ilustrar tal afirmación. El programa “Vivir del cuento” de cada lunes, donde desde la perspectiva humorística, se tocan temas en los que la prensa no incursiona, estando a flor de piel en nuestra sociedad. Es gustado y seguido por la gente, no solo por su excelente factura humorística, sino también porque refleja sus problemas y preocupaciones, lo que lo hace confiable. Hora es ya de que la fuente de la noticia no sea quien decida si podemos indagar, publicar o criticar, es inadmisible que sea mayor la preocupación por divulgar un hecho, que la propia existencia y daño que genera el mismo. En la medida que el periodismo se ha acercado al pueblo, a sus problemas y preocupaciones, se hace más creíble, lo que lo convierte entonces en necesario, y el hecho de ser necesario, lo ha dota de prestigio y confiabilidad, permitiéndole ser efectivo en su papel persuasivo, educativo, reflexivo y esclarecedor.
A propósito de este tema, no sé si es casualidad, pero talentosos jóvenes periodistas de nuestros país, por citar dos ejemplos de medios nacionales, Cristina Escobar y Oliver Zamora, son especialistas en temas internacionales, donde con el “catalejo” del Dúo Buena Fé, se puede decir todo o casi todo, donde todo se despeja desde la Internet, el estudio meditador desde una zona de confort, rodeado de medios alternativos de comunicación e informática, donde casi todos los criterios van en una misma dirección y se termina siendo corresponsales de poderosas agencias de noticias. ¿Cabría preguntarse por qué no optan por temas nacionales?, donde creo se necesitaría más talento, consagración y disposición a buscarse problemas, que significa discutir, gravar, editar, esperar, caminar, discrepar, dormir fuera de casa, interactuar con las partes, profundizar en temas escabrosos, coger botella, asumir riesgos de todo tipo, en fin, no demerito el periodismo que también ilumina desde la perspectiva internacional, pero sinceramente lo creo más cómodo. Es por eso que veo mucho mérito en el trabajo que realizan periodistas como Lázaro Manuel Alonso, Humberto López, Talía Gléz, Boris Fuente y José A Hernández.
Finalmente creo, que en el mundo en el que vivimos, globalizado, donde el dominio de la información es la máxima expresión de poder, y las campañas mediáticas logran asombrosos resultados, muchas son las deficiencias que nos quedan por resolver, pero de lo que debemos estar todos claros, es que a la Revolución le sobran verdades, realidades y argumentos, para sin imposiciones, llevarnos por un camino de justicia, bienestar y equidad social. Potenciemos el diálogo, la discusión abierta y sincera, apostemos al trabajo en equipo y tengamos el oído pegado a nuestro pueblo, para juntos decir ¡Sí se puede!.
Creo que el periodista debe practicar el pluriempleo, por un lado el periodismo en sí, y del otro, aprovechando el calificativo del profesor Calviño, el “piensapropismo”. Entendamos todos, la idea martiana, de que cumpliendo cada uno con la parte del deber que nos corresponde, es la única manera de ser invencibles.