La revista de EEUU Jacobin publicó esta entrevista a Daniel Raventós realizada por Àngel Ferrero. Ofrecemos la traducción, así como una pregunta y respuesta que por motivos de espacio no se publicaron en la versión inglesa de Jacobin.
Lleva más de veinte años investigando la propuesta de una Renta Básica Universal (RB), sobre la que sigue existiendo cierta confusión. ¿Cómo la definiría de una manera precisa y no muy extensa?Una asignación monetaria pública universal e incondicional.
En todos estos años investigando la RB ha encontrado además algunos antecedentes históricos, como en Robespierre o Paine.
Efectivamente, la RB no es una creación de hace unos pocos años sino una evolución. Todo adanismo en los conceptos debe ser examinado con desconfianza. Antecedentes históricos de la RB los hay muy lejanos. Desde el misthos de la democracia ática, el gobierno de los pobres libres, instaurado por Pericles hacia el año 450 (a.n.e.). Como es sabido, el misthos, palabra que puede traducirse por paga o salario, posibilitaba que los pobres libres pudieran realizar los cargos para los que eran elegidos en las distintas instituciones democráticas. El misthos fue instituido para que los pobres libres pudieran abandonar temporalmente las tareas de las que vivían y pudieran realizar los encargos que les habían sido asignados por la democracia ática. Interesante es observar que el misthos permitía la participación en las tareas públicas porque sin esta paga, salvo para los pocos que tenían alguna propiedad que les permitiera poder hacerlo, no era posible. Aristóteles, crítico de la democracia ática, era partidario de suprimir el misthos y de que se multase a los ricos que no asistiesen a la asamblea. Era una propuesta realmente inteligente para cambiar la composición de clase de la asamblea y los cargos derivados. El misthos y la RB tienen unas diferencias notables. El misthos se concedía por unas tareas determinadas, aunque una fuera tan amplia como la asistencia a la asamblea, pero también tienen unas similitudes notables.
Robespierre, más de dos milenios después, considera que el derecho a la existencia es “el primero”. Así que según el Incorruptible este primer derecho debe garantizar a todos los miembros de la sociedad los medios para existir. Robespierre no habla directamente de una RB, quien sí lo hace es Thomas Paine. Para ser más preciso, en Justicia agraria, Paine defendía lo que mucho más recientemente se ha conocido como capital básico, es decir un pago único en la vida, con el añadido de aportaciones universales regulares a partir de determinada edad. No era una RB como se entiende hoy en día y como la he definido en la primera pregunta, pero se le parecía mucho.
Pero creo que para entender, aunque sea parcialmente, los orígenes de la RB debe ampliarse un poco la perspectiva. Y debo hablar para ello, aunque sea muy resumidamente, del republicanismo porque si no, al quedar las referencias solamente en determinados nombres propios, creo que se pierde el hilo que puede unirlos. El republicanismo es una tradición política que se remonta a la ya citada república de los pobres libres en Atenas a partir del siglo VI antes de nuestra era que se inició a partir de las reformas de Clístenes. La república romana, las revoluciones inglesa, francesa y norteamericana son episodios, entre otros, que alimentan y desarrollan diversos aspectos de esta tradición. Dentro de los que consideran que el socialismo es heredero o tiene muchas conexiones con el republicanismo cabe destacar un pionero en este sentido y maestro para muchos, Antoni Domènech, para quien la tradición socialista es heredera de la tradición republicana democrática. Para esta tradición, la propiedad es algo a considerar de forma principal para entender cualquier forma de sociedad. La concepción republicana de la propiedad difiere de la concepción que se ha impuesto institucionalmente en gran parte del mundo desde el siglo XVIII hasta la actualidad. La propiedad se ha concebido históricamente de distintas maneras, pero una útil tipología que se puede rastrear desde Aristóteles y el derecho romano es: común con uso privado, privada con uso común, común con uso común y privada con uso privado. Esta última clase de propiedad triunfó en el mundo modelado por el modo de producir capitalista. La célebre definición de propiedad del jurista del siglo XVIII William Blackstone ha triunfado. Para el gran jurista, la propiedad se trataba de un exclusivo y despótico dominio sobre las cosas externas del mundo. Esta concepción de la propiedad difiere notablemente de la republicana. Para el republicanismo histórico, la propiedad muy diferentemente se entiende como un control sobre los recursos que confiere independencia política y personalidad jurídica propia que son condiciones de la libertad. La propiedad, desde la perspectiva republicana, es un derecho reconocido socialmente que se otorga a personas o entidades, es decir, debe estar regulada por el derecho público. Hay que recordar como algunas constituciones como la mexicana de 1917 o la alemana 1919 han regulado la función social de la propiedad. En breve: los derechos de propiedad privada están concedidos por el soberano que es (o debe ser para el republicanismo democrático) el pueblo. Es decir, como una relación fiduciaria. Una concepción muy alejada de la concepción de dominio exclusiva y despótica blackstoniana que a medida que la manera de producir capitalista se fue imponiendo se hizo hegemónica. Nombres como los citados Aristóteles, Robespierre y Paine, y otros muchos como Marx creo que pueden entenderse más cabalmente si se parte de la concepción histórica republicana de la libertad.
La RB, si fuera al menos igual al umbral de la pobreza, para algunos de los actuales republicanos socialistas dotaría a toda la población de la existencia material garantizada que es condición republicana de la libertad.
Pero con una RB ¿se garantizan las condiciones materiales de existencia?
Con ella sola no, por supuesto. La RB debe entenderse como una medida de política económica, no como una política económica por sí sola. Una política económica incluye medidas fiscales, monetarias, laborales… y, para mi, una renta máxima. Las grandes fortunas, y no hace falta ser republicano ni socialista para estar de acuerdo en este punto, son una amenaza a la libertad de la mayoría.
En Cataluña dos partidos, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y la Candidatura d’Unitat Popular (CUP), alcanzaron recientemente un acuerdo para apoyar al gobierno del primero que incluía la puesta en marcha de un programa piloto de RB. ¿Cuál es el estado de las negociaciones?
Bueno, el acuerdo habla de una realización de un plan piloto en determinadas franjas de edad de RB en tres fases temporales. Se trata de una medida muy moderada, muy razonable, muy mesurada… que ha despertado ya las iras de las derechas independentistas y las monárquicas españolistas. Y también de alguna izquierda extremamente respetuosa, y servil, para qué nos vamos a engañar, con el status quo. Es hasta gracioso comprobar las alergias que produce la propuesta, incluso en la forma de experimentación que propone este acuerdo, entre determinados políticos y técnicos.
Hasta donde yo sé, tanto la CUP, que llevaba de forma muy clara en su programa electoral la RB de la que hizo uno de sus ejes principales de la campaña, como ERC, que se refería a la RB como una medida a largo plazo, parecen mantenerse firmes en el acuerdo. Esta izquierda independentista tendrá todas las dificultades que le pondrá la derecha independentista y la monárquica. [La entrevista fue realizada a finales de abril. Con posterioridad y a finales de junio se ha publicado el decreto de la Generalitat de Catalunya por el que se crea la Oficina del Plan Piloto de la Renta Básica. Nota de la Redacción].
¿Cómo podría financiarse una medida así en Cataluña?
Cataluña no tiene nada parecido a una soberanía fiscal. La propuesta de financiación que con modificaciones venimos investigando Jordi Arcarons, Lluís Torrens y yo desde hace años se basa en una gran reforma del IRPF de forma que el 80% por debajo del 20% más rico pagaría menos impuestos con una RB y el 20% más rico pagaría más. Y Cataluña no tiene la gestión del 100% del IRPF. Esto es así. De ahí, por cierto, que muchas personas que defienden la república catalana consideren que la RB junto con otras medidas claramente progresistas, son una buena razón para independizarse de la monarquía española. Aún así, el gobierno de la Generalitat tiene competencias para hacer una política económica mucho más ambiciosa que la llevada a cabo en los últimos años. Uno de los economistas anteriormente citados, Lluís Torrens, ya hace más de dos años propuso una serie de medidas bajo las restricciones legales de la Generalitat catalana, para financiar una RB. Muy resumidamente se trataba de contemplar: impuesto sobre el patrimonio, revertir el impuesto de sucesiones y donaciones a las cifras del año 2008, aumentar las recaudaciones ambientales, las recaudaciones por tasas de juego y algunas modificaciones del IRPF.
El impacto socio-económico de la pandemia de COVID-19 ha llevado a incluir la RB entre las propuestas para superar esta crisis. ¿Cuáles son las ventajas de la RB frente a otras medidas?
Los subsidios condicionados para pobres han resultado desde hace muchos años insuficientes, en el mejor de los casos, y catastróficos, en la mayoría de situaciones. Los subsidios para pobres de Cataluña -la Renta Garantizada de Ciudadanía- y del gobierno central español -el Ingreso Mínimo Vital- han sido un desastre. El primero lleva años de ejecución, el segundo se puso en funcionamiento en junio del 2020 como una respuesta (llamémoslo así) a la situación social de la pandemia. Creo que no hay absolutamente nadie que no sean sus diseñadores que no haya encontrado defectos graves. Estos dos subsidios citados son especialmente malos, pero los problemas de los subsidios condicionados son conocidos desde hace tiempo. La gestión de los mismos puede empeorar las cosas, claro está, pero la raíz del problema es la concepción.
¿Cuáles son los problemas de los subsidios condicionados? Son conocidos desde hace tiempo: la trampa de la pobreza, los grandes costos administrativos y de gestión, la estigmatización que comportan, la cobertura insuficiente respecto a la población que deberían cubrir, y lo que en inglés es conocido por non-take-up que sería la fracción de las personas que no solicitan una prestación a pesar de cumplir todos los requisitos de elegibilidad y tener derecho, por tanto, a ser perceptoras. En algunos casos llega al ¡60%!
La RB supera muy bien todos estos problemas que sufren los subsidios condicionados. Absolutamente todos los mencionados. Quizás ese sea uno de los motivos por los cuales personas contrarias a la RB, al inicio de la pandemia reconocieron que era una medida a considerar.
En la comunidad autónoma vasca, que tiene uno de los subsidios para pobres de los mejores de la UE (nada que ver con el Ingreso Mínimo Vital o cualquier subsidio para pobres de cualquier otra comunidad autónoma), se ha iniciado una iniciativa legislativa popular por una RB. Entre los grupos que la han promovido pueden encontrarse a personas que son grandes conocedoras de la realidad del subsidio para pobres de esta comunidad puesto que han asesorado a las personas solicitantes. Son personas muy competentes y técnicamente muy informadas. Su conclusión es clara y así lo han manifestado: la Renta de Garantía de Ingresos, que así se llama allá el subsidio autonómico vasco para pobres, ha fracasado. De ahí su defensa de la RB.
Desde el feminismo se ha defendido, y también criticado, la RB. ¿Cuáles son los argumentos feministas a favor de una RB?
Bueno, son de muy diverso tipo los argumentos ofrecidos por las feministas. Intentaré un cierto resumen, con peligro de dejarme cosas importantes. En primer lugar, la RB entrañaría, a todas luces, una mayor libertad para las mujeres. Ya Mary Wollstonecraft señaló que la conquista de derechos, ciudadanía y un mejor estatus para las mujeres, tanto casadas como solteras, exigía su independencia económica. En segundo lugar, muchas mujeres atrapadas hoy en la trampa de la pobreza bajo el sistema de subsidios condicionados podrían escapar de ella con una RB con lo que la feminización de la pobreza se vería enormemente mitigada. La independencia económica que permitiría una RB posibilitaría a muchas mujeres huir con más facilidad de relaciones de pareja donde hay violencia y abusos, como también para salir de trabajos remunerados en donde se producen acoso o abusos sexuales. En tercer lugar, con una financiación que favorezca a la mayoría de la población no rica como la que proponemos Jordi, Lluís y yo, se produce un trasvase de dinero de los hombres a las mujeres, como resulta coherente cuando sabemos las peores condiciones sociales, laborales y económicas que de media tienen las mujeres respecto a la media de los hombres. El índice de Gini, en esta propuesta de financiación, quedaría reducido en 11 puntos o, lo que es lo mismo, pasaría a ser del orden del 0,25, con lo que habría una redistribución de la renta muy marcado, y las mujeres de media tienen menos renta que los hombres. No hace falta recordar la famosa brecha salarial, entre otras realidades actuales. Como han señalado algunas autoras, las mujeres de media ganarían no solamente desde el punto de vista económico sino en términos de libertad. Durante la pandemia se han confeccionado muchos manifiestos de distintos colectivos sociales a favor de una RB, y uno de estos manifiestos era de un grupo de mujeres que reclamaban poner la RB en el centro de la agenda desde una perspectiva feminista.
Sin embargo, hay muchos detractores de la RB. Critican, por ejemplo, su carácter universal, que, argumentan, se opone a un criterio de redistribución socialmente justo.
La RB se puede teóricamente financiar de maneras distintas. Ahora bien, para poder realizar afirmaciones del tipo que “se opone a un criterio de redistribución socialmente justo”, hay que tener en cuenta la forma de financiarla en concreto. ¿Es lo mismo financiarla mediante una reforma fiscal como la que propongo que haría que el Gini pasase a ser, en el reino de España, de los más desigualitarios de la UE a uno de los más igualitarios, que como propone el economista neoliberal Charles Murray? ¿Es lo mismo financiar la RB de forma que gane el 80% de la población por debajo del 20% más rico que utilizar la RB como pretexto para cargarse el Estado de Bienestar? Por poco fino que se sea analíticamente, no puede responderse que “sí, es lo mismo”.
La universalidad de la RB deja a más de alguno sorprendido de entrada, pero con una reflexión no precipitada se justifica plenamente. Veamos. ¿No es mejor focalizar las ayudas a los pobres o a “los que más las necesitan” como les gusta decir de forma efectista a algunos políticos y a algunos académicos de izquierda y de derecha? Veamos. Siempre que trazamos una línea para dividir a las personas “merecedoras” y “no merecedoras” de los subsidios condicionados, se pueden cometer dos tipos de errores. El primer tipo de error es el falso positivo que se comete cuando alguien pasa la prueba y no debería haberlo hecho. El segundo tipo de error es el falso negativo que se realiza cuando alguien falla la prueba y debería haberla pasado. Una persona recibe en el primer error lo que no merece, según el criterio establecido entre merecedores y no merecedores, mientras que otra persona no recibe lo que merece, en el segundo error. El primer tipo de error no es importante, pero el segundo tiene muy malas consecuencias para las personas que han quedado excluidas del subsidio condicionado. Y la obsesión de los diseñadores de los subsidios condicionados, como el IMV, es que nadie que no lo merezca pueda recibir el subsidio. No es necesario seguir explicando que la RB no comete ninguno de los dos errores porque es precisamente universal. Y si alguien forma parte del 20% más rico, debe pagar más impuestos que lo que recibe por RB. Dicho de una forma que he utilizado algunas veces: la RB la reciben todas las personas, pero no todas ganas, las ricas pierden, el resto gana. Creo que es fácil de entender. Y las propuestas de financiación a las que me he referido lo cuantifican meticulosamente.
Uno de los argumentos que más ha refutado a lo largo de estos años es que antes que una RB sería mejor garantizar el pleno empleo, también porque una RB desincentivaría la búsqueda de trabajo, e incluso el valor mismo del trabajo. ¿Por qué?
Ser partidario del pleno empleo es admirable, casi heroico (en el caso del reino de España, propio de mentes campeonas mundiales de desiderata), pero para mi lo que es interesante es que hay que especificar si se habla de un pleno empleo en condiciones semiesclavas o en condiciones dignas. En el caso del reino de España debe recordarse que desde 1978 hasta hoy, dentro de las economías de la OCDE, es otro campeón mundial: el lugar donde la tasa de desempleo ha superado el 15% en 30 años distintos en un periodo de 42, de 1978 a 2020. No hay duda que hay sectores sociales con una visión empleo céntrica o, si se quiere, de la “dignidad del trabajo”. Siempre recordaré la genial representación de Pepe Rubianes sobre la “dignidad del trabajo” que puede encontrarse por Internet. Son 150 segundos de una profundidad insuperable y muy divertida. Sobre la dignidad del trabajo… Hay que lo son y otros que no. Para mi, lo que dignifica es tener la existencia material garantizada. Muchos autores, tan distintos en tiempo y formación como Aristóteles y Marx, no tenían la menor duda de que el trabajo asalariado es “una servidumbre limitada”. Y esclavitud es la palabra contraria a cualquier consideración interesante de libertad. Marx se refería al carácter extraño del trabajo asalariado porque tan pronto, decía, como no existe una coacción física o de cualquier otro tipo se huye del trabajo como de la peste. Dignidad del trabajo…
Son muchos los que consideran que el empleo tiene unas virtudes especiales. Las virtudes aportadas en su favor son diversas, las más frecuentes son un sentido de identidad y contribución a la comunidad, la dignidad que confiere, una estructuración del tiempo, entre otras. Es fácil constatar la cantidad de factores que se mezclan en estas afirmaciones. Creo que se confunden los términos. La pérdida de un puesto de trabajo significa habitualmente que puede comportar situaciones terribles como la pérdida del hogar por imposibilidad de pagar el alquiler, así como a graves depresiones y deterioro general de la salud mental, hasta una sensación de pérdida de identidad. No hay duda. Extraer la conclusión de que las personas son menos “felices” que cuando disponían de un empleo, también es defendible. Perder un puesto de trabajo por la arbitrariedad empresarial, por una crisis económica general o sectorial o por cualquier otra razón ajena a la voluntad de la nueva persona desempleada no es una situación que ayude a la felicidad, lo que parece evidente y hasta trivial. Solamente hasta este punto es lícito relacionar la pérdida involuntaria de un puesto de trabajo con cualquier factor asociado a la infelicidad. Si alguien se enfrenta a la elección de tener un trabajo remunerado horrible o una vida miserable por la falta del anterior trabajo, es fácil entender que se elija la primera opción. Situación que ha motivado a muchos neoliberales y algunos partidarios de izquierda del trabajismo a defender que más vale un mal empleo que no tener empleo. De aquí a defender el trabajo semiesclavo abiertamente no hay ningún abismo, más bien un pequeño salto.
Pero abordemos con un poco de detenimiento los empleos actuales. Un porcentaje muy elevado de empleos (37% en el Reino Unido, 40% en Holanda que es en los lugares donde directamente se ha preguntado a la gente, no a determinados profesores universitarios que siempre están más dispuestos a glorificar unos duros empleos que nunca desempeñarán) son trabajos de mierda, según la definición de su “inventor”, el recientemente fallecido David Graeber. No debe confundirse el trabajo de mierda con trabajo basura. Trabajo de mierda es un empleo innecesario, inútil, perjudicial que la propia persona que lo está realizando opina que no debería existir y que el mundo sería un poco mejor si este tipo de trabajos desapareciera. El trabajo basura es empleo mal pagado (como la inmensa mayoría), con condiciones precarias, pero puede ser de una utilidad social indiscutible. Cualquier ejemplo aquí sería redundante. Y, bien es verdad, hay intersección entre los dos conjuntos: hay trabajos de mierda que son trabajos también basura.
Ser partidario de la RB es perfectamente compatible con –incluso complementario de– defender el acceso al empleo de cualquiera que lo desee. De hecho, la RB contribuiría a alcanzar este objetivo como distintos autores, como Guy Standing entre ellos, han defendido reiteradamente.
¿Ha habido resistencias desde los sindicatos?
Muchas. Y sigue habiéndolas. Hay excepciones y quizás se abren algunas fisuras en el monolitismo sindical contra la RB. Veremos. Estoy afiliado a un sindicato desde hace 45 años, he participado en tareas de dirección sindical y de comités de empresa durante muchos años en momentos pasados, creo que me conozco muy bien este mundo. He recogido a lo largo de las últimas décadas argumentos defendidos por sindicalistas en mesas, congresos, artículos… Los principales argumentos sindicales contra la RB creo que puedo resumirlos.
Se argumenta contra la RB que los sindicatos perderían fuerza porque debilitaría su potencial de acción colectiva, aunque se acepta que la RB aumenta el poder de negociación individual de los trabajadores. Se acostumbra a añadir que la RB podría servir de pretexto para desmantelar el estado del bienestar, educación y sanidad públicas, principalmente. Se ha aducido también que los empresarios harían presión para reducir los salarios ya que con la RB argumentarían que parte de los salarios estarían cubiertos. Otro argumento es que la RB al ser una propuesta que desvincula la existencia material del empleo y de los derechos a él vinculados, resulta inaceptable para un mundo, el sindical, que hace del trabajismo su concepción del mundo. La RB, dice otra objeción sindical, podría adormecer o apaciguar la capacidad de lucha de la clase trabajadora al asegurarle una mínima existencia y ello comportaría que los empresarios puedan hacer y deshacer sus proyectos con mayor tranquilidad; lo que redundaría en una mayor explotación de la clase trabajadora porque la pasividad que comportaría la RB acabaría perjudicando sus condiciones salariales y de bienestar social. Finalmente, otra objeción sindical es que lo que debe defenderse es el pleno empleo: dar trabajo remunerado a la gente es la solución correcta porque es lo que da dignidad y lo demás son simples paliativos.
Como esta última objeción la he contestado en la anterior pregunta, voy brevemente a responder a las distintas objeciones anteriores.
Que el poder de negociación individual aumente no significa que deba salir perjudicado el poder de negociación colectivo. En caso de huelga de larga duración una RB podría actuar como una caja de resistencia: una huelga de larga duración es muy difícil de sostener sin caja de resistencia por la pérdida grandiosa de salario en proporción a los días de la misma.
Sobre el supuesto desmantelamiento del estado de bienestar. Los defensores de derechas de la RB pretenden desmantelar el estado del bienestar a cambio de la RB, pero los defensores de izquierdas de la RB pretenden una redistribución de la renta de los más ricos al resto de la población y el mantenimiento, e incluso el fortalecimiento, del estado de bienestar. Mezclar las muy distintas y opuestas formas de defender la RB de la derecha y de la izquierda es quizás propagandísticamente una maliciosa forma de confundir el debate, pero poco tiene que ver con una discusión racional y sincera.
Que los empresarios pujarán para intentar reducir los salarios con una RB es evidente. Mejor dicho, con RB y sin ella, siempre. Pero eso forma parte de lo que en tiempos pasados se llamaba, y en los actuales se debería llamar, lucha de clases.
En Jacobin Michal Rozworski se preguntaba semanas atrás cuál era el sentido de la RB en última instancia. Le traslado su pregunta: si existiese un movimiento social lo suficientemente amplio y fuerte como para implantar una RB, ¿no tendría más sentido exigir demandas mucho más ambiciosas?
Curioso. La RB no es un programa socialista, ni toda una política económica. Ante cualquier propuesta de mejora siempre se puede decir que ello es insuficiente y que no acaba con el capitalismo, por ejemplo. O que se puede ir más allá. Eso es irrefutable, pero poco interesante. Yo soy republicano socialista, y en mi “programa” entran muchas cosas, entre las cuales la RB es una de las importantes. Pero permíteme una reflexión general. La RB es una reforma del capitalismo actualmente existente, no es una medida que acabaría con el mismo. Un capitalismo como el actual, con una RB, seguiría siendo indudablemente capitalismo, pero sería un capitalismo notablemente diferente al capitalismo que hoy conocemos. En efecto, las clases trabajadoras renunciaron con el pacto fordista en un capitalismo muy diferente al actual al control sobre la producción y aceptaron, en su lugar, medidas condicionales ex-post. Pienso que la RB permitiría que la clase trabajadora -y la gran mayoría de mujeres, por supuesto- incrementase de forma notable su poder negociador. Porque al garantizar incondicionalmente la existencia social de las personas, la RB posibilitaría la capacidad de “decir no” a trabajos de mierda y trabajos basura. Para quien defiende la libertad republicana, este aumento del poder de negociación, es algo que por sí solo ya merece ser defendido. No conozco a Michal Rozworski, pero creo que podríamos coincidir en muchos de estos puntos.