Una declaración de 12 organismos de las Naciones Unidas denunció ataques indiscriminados y selectivos, “incluidas violaciones y otras formas horribles de violencia sexual” contra la población civil en medio del conflicto armado en la región de Tigré, norte de Etiopía.
En el marco de un empeoramiento de la situación humanitaria en la región, “siguen saliendo a la luz informes de ataques indiscriminados y selectivos contra civiles, incluidas violaciones y otras formas horribles de violencia sexual. Esto tiene que acabar”, dice la declaración suscrita por 15 autoridades de la ONU.
Entre ellos están los responsables de las agencias especializadas en derechos humanos, salud, población, refugiados, migraciones, infancia, hábitat, desarrollo y asuntos humanitarios.
En el texto, divulgado en esta ciudad suiza, se lanza “un llamamiento a todas las partes del conflicto, sean o no Estados, para que cumplan sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos”.
Se les exige que “velen por que sus fuerzas armadas respeten y protejan a la población civil, en particular a las mujeres y los niños, de cualquier abuso de derechos humanos, condenen explícitamente toda violencia sexual, y tomen medidas para llevar a los perpetradores ante la justicia cuando se produzcan abusos”.
El actual conflicto en la región, fronteriza con Eritrea y Sudán, estalló en noviembre de 2020, cuando el ejército etíope acusó a milicias del Frente Popular de Liberación de Tigré (FPLT), que gobernaba la provincia, de atacar una de sus bases.
Las hostilidades se extendieron por ciudades y aldeas, con bombardeos y otros ataques a la población civil que forzaron la huida a Sudán de 75 000 personas, según autoridades del país vecino, y la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) teme además por desplazados de Eritrea que viven en Tigré.
Hubo masacres como la de diciembre en la ciudad de Axum, en la que según la organización humanitaria Amnistía Internacional perecieron unas 800 personas, al intervenir en el conflicto fuerzas eritreas. Etiopía primero negó y luego admitió que han incursionado fuerzas de Eritrea en el conflicto.
La región ha estado con comunicaciones cortadas durante meses y a distintas zonas se ha vedado el acceso de entidades humanitarias que tratan de llevar ayuda en alimentos y asistencia médica y sanitaria.
La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) divulgó el testimonio de uno de sus equipos que presenció la ejecución extrajudicial de al menos cuatro hombres “sacados de autobuses públicos y asesinados por soldados etíopes” el martes 23 en la carretera entre las ciudades de Mekele y Adrigat, al este de la región.
El equipo, en un vehículo de MSF claramente identificado, pasó junto a los restos humeantes de un convoy militar aparentemente atacado en una emboscada, en la que varios soldados resultaron muertos o heridos, y minutos después presenciaron la intercepción de un autobús y la detención y ejecución de los hombres civiles.
El equipo de MSF fue brevemente retenido y su conductor golpeado, relató Karline Kleijer, responsable de emergencias de la oenegé, para quien el suceso “subraya la necesidad de proteger a los civiles en este conflicto y de que los grupos armados respeten la prestación de asistencia humanitaria, incluida la asistencia médica”.
Por otra parte, la declaración de la ONU también indicó que “mujeres y niños de zonas afectadas están notificando problemas importantes para acceder a servicios de salud, bienestar social y justicia”.
Las evaluaciones de 106 establecimientos en Tigré, realizadas entre diciembre de 2020 y marzo de 2021, muestran que casi 70 por ciento de esos centros fueron saqueados, 30 por ciento dañados y solo 13 por ciento funcionaban.
Los servicios también funcionan peor porque muchos trabajadores sanitarios se han desplazado a otros lugares y por el impago de salarios. Hay servicios de vacunación solo en 28 por ciento de 264 establecimientos observados, y los de nutrición apenas llegan a 29 por ciento de ellos.
Solo un establecimiento de salud proporciona toda la gama de servicios para el tratamiento de los sobrevivientes de violaciones, y menos de la mitad ofrecen disponibilidad de anticonceptivos de emergencia.
Muchos civiles desplazados se refugian en edificios inacabados o dañados, y la mayoría de los centros colectivos no cuentan con espacios o letrinas separados para mujeres y hombres, niñas y niños, lo que aumenta el riesgo de violencia de género y la propagación de enfermedades infecciosas.
Los entes de la ONU reclaman una investigación independiente sobre la violencia sexual relacionada con el conflicto en Tigré, y que el personal humanitario pueda llegar a todas las regiones de Etiopía afectadas por el conflicto y la violencia.
“Si se les da el acceso y los recursos que necesitan, los organismos de ayuda podrán realizar las intervenciones de prevención y respuesta que tan desesperadamente se necesitan para salvar y transformar vidas, incluidos los servicios y suministros de salud y el tratamiento de casos de violencia de género”, concluyó el texto.